El grupo socialista de Alicante ha denunciado que el cementerio municipal ‘Nuestra Señora del Remedio’ se encuentra en una situación límite. Según sus averiguaciones ya no hay nichos nuevos disponibles, y tan solo quedan utilizables unos 40 o 50 que habían estado ocupados previamente, pero que ahora están vacíos bien porque su arrendamiento ha caducado o bien porque los restos mortales han sido trasladados a otros cementerios.
La situación es tan drástica que incluso los propios funcionarios habrían advertido al equipo de gobierno municipal bipartito (formado por PP y C’s) sobre esta falta de espacios disponibles, pero desde el PSOE acusan a la concejalía de Infraestructuras y Mantenimiento (encarga de gestionar el camposanto) de hacer “oídos sordos” a estas reclamaciones.
El PSOE acusa al gobierno municipal de incumplir los protocolos sanitarios y desproteger a los trabajadores del cementerio
Funcionarios desprotegidos
“La falta de previsión política ha puesto contra las cuerdas a los propios funcionarios, que sufren la falta de recursos e incluso se tienen que enfrentar a actitudes amenazantes” declaró Francesc Sanguino, portavoz socialista.
El PSOE también denuncia que los trabajadores han quedado desprotegidos durante la última oleada del coronavirus pues desde la concejalía no se respetaron los protocolos sanitarios. “Para nuestra sorpresa, en esta ocasión no se han hecho dos grupos burbuja aun habiendo más fallecidos que en la primera oleada. Por lo tanto, si algún trabajador diera positivo por covid el protocolo dictaminaría que todo el personal del cementerio tendría que guardar cuarentena. En ese caso, ¿quién realizaría este servicio esencial?” manifestó Sanguino.
Desde este periódico también hemos querido ponernos en contacto con José Ramón González, concejal del PP encargado de la gestión del cementerio municipal, sin embargo no ha querido responder a nuestras preguntas.
La ampliación aprobada supondrá la creación de 800 nuevos nichos
Futura ampliación
El cementerio de Nuestra Señora del Remedio, ubicado cerca de Ciudad de Asís, fue inaugurado precisamente durante la última gran pandemia que sufrió el planeta, la gripe española de 1918. Por aquel entonces el número de víctimas mortales ascendió hasta tal punto en Alicante que el antiguo cementerio de San Blas se quedó pequeño, y fue necesario habilitar un nuevo camposanto.
Durante los últimos años se lleva hablando de que el cementerio municipal se ha quedado ya pequeño, y que es necesaria una nueva e importante ampliación (la última fue en 2013). El pasado mes de enero la junta de gobierno local aprobó formalmente destinar 1,4 millones de euros para construir cinco nuevos módulos, que albergarán un total de unos 800 nichos que se ubicarán en la zona este del complejo.
Igualmente se pretende reformar el alumbrado, el suministro eléctrico, la megafonía e incluso implementar un nuevo sistema de vídeo vigilancia. Las obras se llevarán a cabo por parte de la mercantil Vías y Construcciones SA y tienen un plazo de ocho meses, si bien aún no han empezado ni desde el Ayuntamiento nos han aclarado cuando lo harán.
Efecto pandemia
El Instituto Nacional de Estadística (INE) de momento solo ha publicado los datos de los fallecidos por municipios en la primera mitad de 2020 y el Ayuntamiento tampoco nos ha facilitado esta información. Sabemos que en un año normal mueren unas 2.800 personas en Alicante, y que durante los primeros seis meses de 2020 fueron 1.518 los alicantinos que perdieron la vida.
Por lo tanto, todo apunta a que el número de entradas en el cementerio de Alicante se ha incrementado considerablemente desde que comenzara esta pandemia. Según los datos oficiales de la conselleria de Sanidad, son 431 las personas que ya han perecido en nuestra ciudad a causa de la covid-19.
Ha aparecido un posible caso de bebé robado ocurrido en los años 60
Fosa común de represaliados
Mientras que seguimos esperando esta prometida ampliación del cementerio municipal, recientemente la conselleria de Transparencia ha iniciado unos trabajos de exhumación en una fosa común de represaliados por la Dictadura Franquista.
En concreto se están buscando los cuerpos de once personas que fueron fusiladas por razones políticas en 1940, la mayoría procedentes de la Vega Baja si bien se les juzgó y ejecutó en Alicante. Se trata de una fosa que luego fue reutilizada en los años 80 para enterrar a personas sin recursos para pagarse un nicho, así como a neonatos procedentes de los hospitales, lo cual complica un poco más las labores de identificación.
Para sorpresa de los arqueólogos y antropólogos que están llevando a cabo estas investigaciones, a principios de marzo apareció un ataúd infantil vacío que había sido enterrado en esta fosa hacia los años 60. Rápidamente se sospechó que podría tratarse de un caso de bebé robado, es decir que las autoridades hospitalarias de entonces hubieran certificado falsamente la defunción de este pequeño con el fin de luego revenderlo a otra familia.
La Conselleria ha denunciado el caso al Juzgado número 1 de Alicante, aunque por el momento las investigaciones policiales no han arrojado nuevas averiguaciones sobre este suceso.