Entrevista > Jordi Durán / Entrenador del CD Sporting fútbol sala La Nucía (San Vicent del Raspeig, 9-noviembre-1977)
Gran parte de la historia del fútbol sala de la provincia de Alicante se resume en la figura de Jordi Durán, un entrenador único que ha dejado huella imborrable en todos los banquillos en los que ha trabajado.
Tras un largo periplo en el que rozó en varias ocasiones la elite con la punta de los dedos, Durán ha regresado esta temporada a La Nucía, lugar con el que mantiene intensos lazos afectivos, para consolidar un proyecto a medio plazo que ya comienza a dar sus frutos.
Llegó hace unos meses con el reto de lograr la permanencia, pero el equipo pelea por el ascenso. ¿Esperaba un rendimiento tan alto?
Siempre esperas tener buenos resultados, pero desde que llegué teníamos claro que el objetivo del equipo, que acababa de subir, era lograr la permanencia. Desde el primer momento competimos bien y se fueron dando las circunstancias para estar ahí.
Ha sido una temporada extraña, con parones y partidos aplazados, pero nos hemos sabido adaptar bien. Clasificarnos para esta fase ya ha sido un premio y vamos a competir lo mejor posible.
Hay que ser conscientes de que entran en desventaja…
Tenemos déficit de puntos y de plantilla con respecto a otros rivales. Estar en este grupo nos va a mostrar la realidad de cómo está la categoría y lo que nos espera. Es una competición corta y no va a dar tiempo a recortar, pero aunque no se llegue al premio, nos va a permitir competir e ir preparando la próxima temporada, en la que sí haremos un proyecto fuerte.
«El club tiene un futuro bonito y siento que hay confianza en mí»
Usted ha estado asociado en los últimos tiempos a proyectos ambiciosos y ganadores que aspiraban a la élite. ¿Por qué volvió a entrenar en Tercera?
Porque era La Nucía. Pasé unos años espectaculares aquí, logramos resultados excelentes y tengo una gran debilidad por la persona que me llamó, José Antonio Benavente. Él apostó por mí hace una década. El aspecto sentimental pesó mucho para aceptar este nuevo proyecto. Hay un futuro bonito y siento que hay confianza en mí.
«Se han puesto los cimientos para no depender solo de los resultados»
Habrá notado un cambio espectacular en todo lo que rodea al club con respecto a su anterior etapa.
Vivo en la provincia y sabía todo lo que estaba pasando en La Nucía, pero cuando tienes la suerte de estar metido dentro de su estructura deportiva te impresiona aún más. El club también ha crecido mucho. Antes era un equipo bueno, que logró ascensos a Tercera y Segunda B, pero sin estructura ni cantera. Podías lograr éxitos, pero se quedaban ahí.
«Tener jugadores nacidos y formados en La Nucía es importante para la entidad»
Ahora se han puesto unos cimientos sólidos para que el primer equipo o el club no dependan solo de los resultados de una temporada y para que tenga sus jugadores nacidos y criados en La Nucía, que es algo siempre importante.
Usted las ha vivido de todos los colores en los banquillos. ¿Qué espinita tiene aún clavada?
Pues la de tocar con la punta de los dedos el ascenso a Primera División con el Elche FS. Ganamos el primer partido de la eliminatoria final en campo contrario y luego en nuestra casa perdimos los otros dos ante O Parrulo. Fue un año bonito con un final triste. El deporte es así.
También vivió una etapa preciosa en San Vicente, con el Hércules y aquellos derbis provinciales en los que el pabellón se quedaba pequeño.
Los recuerdo con orgullo. Logramos que se hablara de fútbol sala en la provincia. Ese club es mi casa, porque crecí allí como entrenador y, además, vivo en San Vicente. Disfrutamos de una época increíble, con partidos de gran emoción y un proyecto bonito que estuvo cerca de subir.
Y después de haber estado en el vestíbulo de la élite, ¿cómo lleva un entrenador volver al fútbol sala de categorías inferiores?
Hay que adaptarse. Es ley de vida. Yo por mi trabajo (contable) no estoy dispuesto a irme fuera de casa. Soy un apasionado de mi deporte, pero no quise dar ese paso porque en mi vida tengo otras prioridades. Las ofertas son las que son y las que te llegan. Un entrenador, al fin y al cabo, lo es igual en cualquier categoría. Cambian los jugadores y los pabellones, pero al final nos adaptamos.
Antes hablaba de la importancia de la cantera y de los jóvenes, pero este año tiene a sus órdenes a Tobe, una leyenda del fútbol sala. ¿Qué tal está siendo la experiencia de trabajar con él?
Solo puedo tener palabras de agradecimiento para él desde el primer momento. Es un jugador con un palmarés increíble que ha estado ganando cosas hasta el pasado año. Es una persona súper humilde que ayuda a la gente joven. No tiene nada que ver con la figura esa del veterano que viene de vuelta y entorpece. Es un orgullo poder trabajar y convivir con un jugador como Tobe.
¿Se ve echando raíces en el banquillo de La Nucía?
Ya sabemos que todos los entrenadores, más allá de las cuestiones afectivas, dependen de los resultados. Firmé por dos años, pero es verdad que siento que podemos tener un recorrido largo en este proyecto tan ilusionante.