Entrevista > Iván Rodríguez / Jugador del Balonmano Benidorm (Benidorm, 3-noviembre-1998)
Iván Rodríguez ha regresado a casa y se le nota feliz. El niño prodigio de la cantera del Balonmano Benidorm regresó hace cinco meses al Palau, tras una breve pero intensa aventura por Galicia y San Juan que sirvió al jugador para madurar dentro y fuera de la pista y al club para apreciar lo que tenía sentado en su banquillo.
Rodríguez, testigo directo de la imparable evolución de la entidad, vuelve más centrado, comprometido y completo. Aporta el ADN benidormense a un club que pese a su humildad, sigue desbordando ambición.
¿Cómo comenzó Iván Rodríguez en el mundo del balonmano?
En el colegio. Comencé, como todos los niños, haciendo multideporte, pero en realidad lo que quería era jugar al fútbol. El monitor me dijo que los equipos de fútbol estaban completos, pero que me veía con cualidades para el balonmano. Y estuve jugando hasta que di el paso al Balonmano Benidorm con diez años.
«Cuando empecé en el club era impensable que un día estuviera en Asobal»
Usted conoció el club antes de su explosión. ¿Cómo era?
Muy humilde. De cantera, como cualquier otro club que podamos imaginarnos de un pueblo. En aquel momento era impensable estar en la Asobal. Nadie lo podía sospechar.
¿Cómo se vivió desde dentro la mutación de un club modesto a un equipo de Asobal?
Como eres pequeño no te das cuenta de las cosas o no las valoras tanto. Sí que te fijabas en los mayores y veías que cada año iban disputando fases de ascenso y que subían. De repente te paras un día y dices: “que se meten en Asobal”. Fue increíble, en cuatro años se pasó de abajo del todo a lo más alto posible.
Desde el primer momento el club apostó por usted. Debutó muy joven y había muchas esperanzas. ¿Cómo llevó ese salto?
Todo muy rápido. Me iban bien las cosas en el juvenil, destacaba, y en el primer equipo no había demasiados jugadores, por lo que me llamaban para estar en el banquillo. Como la cosa iba bien, fui teniendo algunos minutos para demostrar que podía quedarme y mejorar.
Y de repente todo se rompe. Decide marcharse.
Me marché por temas personales. Dejé al Benidorm sin extremo derecho un día antes de comenzar la pretemporada. Sé que fue una decisión que no sentó nada bien. Me surgió la oportunidad del Teucro, un club importante, que me ofrecía disfrutar de minutos y fui a por ella.
«Salir de casa me hizo romper la burbuja y crecer personal y profesionalmente, ahora me noto un jugador más completo y polivalente»
¿Qué balance hace de esa etapa?
Buena, porque suponía salir de casa por primera vez y salir de la burbuja que tenía en Benidorm. Creo que me hizo mejorar personal y profesionalmente. Coincidí en Pontevedra con un grupo de jugadores jóvenes y fue una etapa bonita. Todos nos echamos una mano para adaptarnos al club.
Sin embargo, decide volver a la terreta, al ahora fallido proyecto del San Juan. ¿Por qué?
Buscaba un equipo en el que pudiera crecer como jugador, y tener la certeza de que si algún día volvía a Benidorm lo haría muy mejorado y siendo importante.
El club se hunde y aparece entonces el Benidorm. Ni se lo pensó.
Cuando el San Juan abandonó la competición me llamó enseguida el presidente, Javier Abinzano, para decirme que me fuera a Benidorm, que tenía las puertas abiertas. Estoy muy agradecido.
Ya lleva varios meses en el equipo y se le ve más suelto que antes. Parece otro jugador.
Antes era un chico de la casa y podía aportar algunos minutos, pero sin más. Ahora ya vengo de fuera y tengo que jugar mucho mejor para ayudar. Puedo jugar como extremo o como lateral, me noto más completo y soy más polivalente. También puedo ayudar más en defensa.
El nivel de la plantilla es brutal, solo entrenar con Fernando (entrenador) y con los compañeros ya te sientes mejor jugador.
¿Quién es el compañero de vestuario que más le ha impresionado?
Es una plantilla muy buena, de EHF, pero quizás me fijo más, por mi posición, en Mario López, que es una auténtica pasada. También en Iván Nikcevic, que tiene mucha experiencia y recorrido y nos ayuda siempre con sus consejos.
El capitán, Carlos Grau, fue para muchos niños que empezaban a jugar al balonmano en Benidorm un ídolo al que querían imitar. Ahora le toca a usted ese papel.
Carlos es un jugador muy grande, que ha estado en equipos importantes. Es un ejemplo para todos los chavales del club y para todos los del primer equipo. Yo no me planteo ser un ejemplo, pero es posible que algún niño que juega en la cantera se fije en mí porque he llegado a la Asobal. Intentaré estar a la altura.
«No descarto que aún podamos colarnos entre los cuatro primeros»
De los tres objetivos del curso, EHF, Copa y Liga, ya solo queda uno. ¿Qué le pide a lo que queda de temporada?
Poder engancharnos a la parte alta de la clasificación. Tenemos un calendario más o menos asequible y no descarto colarlos entre los cuatro mejores. A nivel personal solo aspiro a aportar todo lo que se me pida y a seguir disfrutando con el equipo.