La Sociedad Ornitológica Alteanense vive momentos tristes y complicados. Más allá de las restricciones sanitarias marcadas por la lucha contra la pandemia, este grupo de apasionados de los pájaros cantores siente encima de sí el peso de las nuevas legislaciones europeas y autonómicas en materia medioambiental, que les impiden renovar su ‘cantera de cantantes’.
De momento, el tradicional torneo anual en memoria del alteano Timoteo Laviós, fundador de la Fundación Ornitológica Cultural Española y de la Sociedad Ornitológica Alteana (SOA), cuyo escenario habitual es el campo de Garganes y congrega a más de 200 participantes de toda la comunidad, tiene pocas opciones de celebrarse este próximo mes de abril, según confiesa José Llinares, actual presidente de la sociedad.
«Conselleria no nos permite cazar nuevos ejemplares y estas especies apenas se reproducen en cautividad» J. Llinares
Una tradición en peligro
Pero la pandemia no es lo que más preocupa a los amantes de los pájaros silvestres cantores. Las nuevas políticas de protección de especies silvestres y entorno medioambiental han chocado de pleno con la pasión de estos románticos de la naturaleza, quienes cuentan con sus licencias oficiales para optar a la caza regulada de los pichones.
“La consellería no nos permite cazar nuevos pájaros y así es imposible que se pueda renovar los que ya tenemos”, denuncia Llinares. No se trata de cazar en el sentido estricto de la palabra, sino más bien de “captar o recolectar de forma selectiva” aquellos ejemplares aptos para el canto tras un largo proceso de observación, en una época determinada y con unas redes especiales.
“Nosotros no cogemos todos los pájaros a granel. Observamos durante semanas y se ‘caza’ solo al que puede ser apto para el adiestramiento”, argumenta Llinares, contrario al negocio de mercado negro, donde no se protege a las colonias de pájaros.
Directrices europeas
En este sentido, los miembros de la sociedad niegan que sus capturas sean un atentado contra el ecosistema, ya que recuerdan que también realizan una labor de observación, control e información sobre las poblaciones y el número de ejemplares de las diferentes especies.
Sin embargo, la Unión Europea (UE) marcó unas directrices claras que cada vez más comunidades autónomas están siguiendo, como Asturias y Castilla-León, aunque hay otras, como Andalucía, que aún resisten.
El adiestramiento para el canto de especies como el jilguero o verderol es una costumbre ancestral
Renovar la plantilla
Y es que cazar es la única forma de renovar la plantilla, ya que estas especies silvestres no se reproducen en cautividad. “De 100 parejas, apenas 10”, precisa Llinares, señalando que la sociedad ornitológica ya ha apelado legalmente a la justicia para que revoque esta normativa y se le permita renovar su población.
Los pájaros, aunque puedan llegar a vivir una década, tienen una vida de canto de unos seis años y solo aquellos que son captados jóvenes tienen capacidad para aprender.
“Si no nos permiten cazar y renovar, la afición por estos pájaros se va a acabar. Antes éramos ciento y pico socios, pero ahora nos hemos quedado con algo más de treinta. La gente se va borrando porque no puede cazar y enseñar a nuevos ejemplares”, lamenta Llinares, quien defiende que se está acabando con una costumbre “ancestral” en la comarca.
Pájaros cantores
Los eventos de pájaros cantores son todo un espectáculo social y congregan a centenares de participantes y espectadores. Las especies que suelen concursar en canto y trino son el jilguero, la más popular en la zona, el pardillo, el gafarrón y el verderón, aunque desde hace unos años se ha sumado al cartel el pinzón.
Unos jueces enviados por la federación son los encargados de puntuar a los ejemplares en función de su capacidad para interpretar una escala y una armonía musical. Además de los concursos para estos cinco tipos de pájaro, existen competiciones para ejemplares mixtos nacidos del cruce entre dos especies.
«Nosotros cuidamos a los pájaros y tratamos que tengan una buena vida» J. Llinares
Adiestramiento
El proceso de adiestramiento del pájaro es lo que más motiva a los miembros de la Sociedad Ornitológica Alteana. “Se graban unas cintas y se ponen en un altavoz. Y ellos lo van cantando. Tiene que ser siempre un ejemplar joven y aprender antes del año, porque si no ya no canta”, detalla Llinares.
Formar parte del proceso de aprendizaje de un ejemplar es una experiencia impagable para sus “maestros”, según señala el presidente alteano. Varios miembros de la sociedad presumen de contar con “más de 100 pájaros” a su cuidado para los “entrenamientos”. “De ahí se saca una selección de cinco o seis, que son los mejores para los concursos”, explica.
“Todos tenemos dos o tres estrellas. Yo tengo dos por los que no hay dinero en el mundo para poder comprarlos”, defiende con entusiasmo Llinares, que además garantiza que los pájaros tienen “una buena vida” durante su adiestramiento. “Si no los cuidas, no los tengas. Nosotros apreciamos a los pájaros y tratamos que siempre estén en las mejores condiciones, con jaulas limpias y buena comida”, asevera.