La liberalización de la AP7 a finales de 2019 debería de haber puesto a prueba, especialmente durante la temporada alta turística del pasado año, la capacidad de absorción de esa vía rápida de buena parte del tráfico interurbano de las distintas comarcas de la provincia de Alicante.
A la espera de que las diferentes administraciones se pongan de acuerdo respecto a la construcción de nuevas salidas a ese eje, lo cierto es que, en lo que respecta a la Marina Baixa, siguen existiendo muchas dudas respecto a si la AP7 puede ser una alternativa efectiva a la saturadísima N-332.
Aunque en 2020 el tráfico se redujo de forma muy importante, no es concluyente que sea a causa de la liberalización de la autopista
Desafección de la N332
Como todos sabemos ya, 2020 no fue un año normal. Con el parón vital que supuso una primavera de ‘arresto’ domiciliario, un verano dominado por el miedo y la incertidumbre y un otoño-invierno protagonizado por una segunda y, sobre todo, tercera ola que se cebó especialmente con la Comunidad Valenciana, todavía nadie puede saber hasta qué punto el tráfico rodado, cuando los carteles de ‘lleno’ vuelvan a colgarse en hoteles y apartamentos turísticos, se verá afectado por aquella ya lejana decisión.
Pese a ello, han sido varios los municipios que se han apresurado a solicitar al Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana la desafección de la N-332 a su paso por sus términos municipales. Altea, siguiendo la estela de la vecina l’Alfàs del Pi, anunció que trasladaría esa petición al Gobierno de España que, finalmente, dio su visto bueno el pasado mes de marzo.
A medio plazo, parece que la N-332 seguirá siendo indispensable como eje vertebrador del tráfico comarcal
Nuevas salidas
Tras la respuesta afirmativa del ministerio de José Luis Ábalos, se abre ahora la gran cuestión sobre qué hacer con un vial que, por el momento, parece que sigue siendo el gran eje vertebrador de la comunicación entre los pueblos costeros de la Marina Baixa.
Mientras en Madrid, Valencia y los distintos ayuntamientos se sigue discutiendo sobre esas necesarias nuevas salidas de la AP7, con Altea reivindicando una en la zona más cercana con su linde con l’Alfàs del Pi, cualquier plan parece ser más fruto de la esperanza que de un proyecto bien estudiado.
Repercusión desconocida
La Villa Blanca ya anunció que su intención, una vez que desde Madrid se transfiriera la titularidad de la N-332 a su paso por el municipio al ayuntamiento, es arrancar un proceso que debe desembocar en la reconversión de este vial en un bulevar que, si no tenemos en cuenta ninguna otra variable, no cabe duda de que modernizaría enormemente la imagen de Altea y cambiaría para siempre la forma de moverse en sus calles.
El problema, claro está, es que 2020, insistimos, fue un año inhábil en muchos sentidos y, sin duda, uno de ellos fue en cuanto a la posibilidad de realizar los preceptivos estudios de impacto sobre el tráfico de la liberalización de la AP7, y todo hace indicar que, incluso si se cumplen las previsiones más optimistas, tampoco 2021 nos dará una foto fija muy fiable.
Mejoras previas
Pero vayamos por partes. Tras haber sido autorizada la cesión de la N-332 por parte del Ministerio, el consistorio alteano solicitó que fuera el departamento de Ábalos el que, antes de entregar ese tramo al municipio, ejecutara una serie de mejoras.
El alcalde sorprendía al reconocer que “alguna de las mejoras ya las habíamos puesto en conocimiento de la dirección territorial del Ministerio”, reconociendo que la propuesta final lleva pareja añadidos a esas peticiones que se han comunicado a Madrid tras su decisión.
En cualquier caso, es de esperar que esas posibles diferencias acaben salvándose habida cuenta del interés del Gobierno de España de deshacerse de viales que sólo suponen una fuente de gastos y problemas y, por supuesto, el mismo interés, pero inverso, por parte de las autoridades locales por hacerse con la gestión de esos mismos viales para poder desarrollar planes que, en muchos casos, llevan años durmiendo en el cajón de los atascos burocráticos.
Los planes del ayuntamiento pasan por crear un nuevo bulevar desde La Olla hasta Altea
Nuevo bulevar
En ese sentido, Llinares adelantó que “nuestra idea de que desde la Olla hasta Altea se pueda acceder con un paseo, está ahora más cerca”. Algo para lo que el primer edil recordaba que “la liberalización de la AP7, hace algo más de un año, implica que el tráfico rápido pueda circular de forma gratuita por esa vía sin pasar por el centro de Altea. Además de que ha solucionado en parte el gran atasco de tráfico que en determinados meses del año se producía en el centro de Altea”.
Pero es precisamente ahí donde las afirmaciones de Llinares despiertan más dudas que certezas. Es cierto, nadie lo puede negar, que el volumen de tráfico soportado por la N-332 a su paso por Altea durante los últimos doce meses, especialmente en los momentos de más alta ocupación turística, fue mucho menor que en años anteriores, pero responsabilizar de ello a la liberalización de la AP7 se antoja, incluso aplicando todo tipo de fórmulas y criterios correctivos, una quimera.
Mientras que la AP7 se convertirá, seguro, en una alternativa más que efectiva para los desplazamientos de media y larga distancia entre los municipios de la provincia, parece difícil que el tráfico intercomarcal (desde La Vila Joiosa hasta Calpe) vaya a poder canalizarse por esa vía y, por lo tanto, el futuro de la N-332 por Altea, al menos en el medio plazo, se antoja todavía más ligado a su función como eje vertebrador que a la esperada y deseada conversión en un bulevar.