Cuando Benidorm se posicionó como uno de los destinos más desestacionalizados del panorama turístico mediterráneo lo hizo apoyándose en una premisa fundamental: la atracción de los viajeros ‘senior’, es decir, aquellas personas de edad avanzada que prefieren evitar los calores y el, para la mayoría de ellos, excesivo bullicio veraniego y, en cambio, disfrutar del relax y el suave clima que ofrece el invierno de este rincón de la Costa Blanca.
Así, la capital del turismo comenzó a forjar esa imagen, que se mantiene todavía en la actualidad -obviemos por un momento la cuestión pandémica-, de la dualidad entre los estíos más activos y jóvenes y los inviernos tranquilos y de cabelleras grises. Un axioma que, con todos sus matices, ha ayudado a mantener la ciudad abierta los 365 días del año y, de esta forma, democratizar todavía más el concepto de ‘vacaciones al alcance de todos’.
Programa del IMSERSO
Ese esfuerzo del tejido turístico local se vio muy beneficiado por la creación del Instituto de Mayores y Servicios Sociales (IMSERSO), nacido en noviembre de 1978 y responsable del programa turístico por el que esas siglas son más conocidas (iniciado en 1985).
Este programa ha permitido, a lo largo de más de 40 años, que miles de jubilados disfruten de su más que merecido descanso, haciendo algo más que ocupar su tiempo de la mejor manera posible en sus ciudades y pueblos de origen.
El programa vacacional del IMSERSO es un factor clave en el éxito de la desestacionalización de Benidorm
Vacaciones todo el año
La España de hoy en día poco tiene que ver con la de finales de los 70 y principios de los 80, pero hay que recordar que fue gracias al IMSERSO y a ciudades como Benidorm que muchos de nuestros mayores del interior peninsular pudieron, ya en el otoño de sus vidas, ver el mar por primera vez; bailar al son de María Jesús, su acordeón y sus pajaritos; pasear en manga corta en pleno mes de febrero y hacer caso omiso a los consejos del médico en los opíparos bufets de los hoteles.
Según han defendido siempre los hoteleros, el IMSERSO les sirve, básicamente, para ‘cubrir gastos’ a la hora de mantener abierta su planta en los meses más fríos del año, pero no cabe duda de que, a base de apostar por ese modelo desestacionalizado, Benidorm ha sabido convertirse, y no está de más insistir en ello, en la quintaesencia del tan manido -y en muchos otros destinos, falso- concepto de ‘vacaciones todo el año’.
Tras anunciar su reactivación para septiembre, el Gobierno tuvo que desdecirse y posponerlo a octubre
El incierto otoño-invierno
Sin embargo, como ha ocurrido con tantas otras cosas en los últimos meses, la pandemia se llevó por delante también este modelo turístico en 2020 y está por ver cuándo y cómo es capaz de volver a ponerse en marcha de cara a la campaña 2021-2022 en la que, aunque por ahora se están acumulando muchos retrasos, todo hace indicar que los principales beneficiarios del IMSERSO estarán vacunados en su totalidad.
El pasado mes de febrero el túnel que atraviesa el programa vacacional y, por lo tanto, el turismo benidormense, atisbó muy fugazmente algo de luz. Reyes Maroto, ministra de Industria, Comercio y Turismo anunció la reactivación de los viajes para el mes de septiembre, pero poco después tuvo que desdecirse y retrasar esa puesta en marcha para octubre, aunque nadie puede descartar a estas alturas nuevos retrasos… o un adelanto.
El mayor problema ahora, más allá de esas semanas que puedan variar en la fecha de su inicio, radica en la burocracia que siempre es necesaria a la hora de licitar los contratos para que los viajes se conviertas en una realidad. Un proceso que Toni Mayor, presidente de la Asociación empresarial hotelera y turística de la Comunidad Valenciana (HOSBEC), establece en unos seis meses.
Carrera contrarreloj
Es decir, que este mismo mes de mayo marcaría esa frontera temporal que permitiría ver llegar a Benidorm -y al resto de destinos del IMSERSO- a los primeros turistas post-pandémicos.
Para todo ello, el Gobierno de España tiene que publicar los pliegos del nuevo concurso, aprobarse en el Consejo de Ministros, publicarlos en el Boletín Oficial del Estado (BOE), convocar el concurso, proceder a la adjudicación y respetar el preceptivo plazo de mes y medio para reclamaciones. Todo ello, suponiendo que, al contrario de lo que sucedió en la última convocatoria, no haya reclamaciones que puedan retrasar la decisión final varios meses.
Posible modernización
Pero ese no sería el final del camino ya que las empresas ganadoras del concurso necesitarán cerca de dos meses para poner en marcha su operativa, lo que ha despertado un fundado temor en HOSBEC a que se pueda perder no sólo el otoño, sino todo el programa por segundo año consecutivo.
Todos los actores coinciden en destacar que existe la voluntad política para solventar esta situación y que, al fin -tras lustros de reivindicaciones por parte de los empresarios turísticos-, da la sensación de que el Gobierno quiere acometer la modernización del programa social de vacaciones.
Para la próxima campaña se esperan 1,5 millones de plazas, 600.000 más que en la última edición
Aumento de plazas
Pese a todo, ese mismo consenso existe en cuanto al pesimismo sobre los plazos. Desde la Confederación Española de Agencias de Viajes (CEAV) advierten que hay voluntad política, pero preocupan los tiempos, una sensación compartida con la Asociación Corporativa de Agencias de Viajes Especializadas (Acave), que da por perdida la posibilidad de reiniciar el programa en septiembre y van más allá asegurando que ven muy complicado que el mismo sea efectivo en 2021.
En toda esta tormenta, los empresarios turísticos han pedido que se comercialicen 1,5 millones de plazas del IMSERSO, un aumento de 600.000 respecto a la última edición, un impulso que supondría una inversión estatal de 105 millones de euros.
Por el momento Benidorm no puede hacer más que esperar y confiar en que, de una forma u otra, el programa social se reactive y permita, ya en el otoño, recuperar la normalidad de una ciudad que sigue sin acostumbrarse a ver sus calles y playas vacías.