Mientras que en el resto de Europa y buena parte del planeta se libraba la Segunda Guerra Mundial, en Alicante estábamos a otras cosas. Eran tiempos de reconstrucción y hambre, cuando España aún trataba de recuperarse de los devastadores efectos que había traído la Guerra Civil.
Ocurrió en mayo de 1941 que la monotonía de los alicantinos se vio de pronto interrumpida por la inesperada llegada de unas féminas a la ciudad. Nada más y nada menos que unas cuarenta jóvenes alemanas, todas ellas afiliadas al Partido Nazi. Una visita de lo más peculiar que obedecía a razones geopolíticas mucho más poderosas de lo que aparentaba y de la que ahora se cumplen 80 años.
Negociaciones fallidas
Para entender qué se les había perdido a estas muchachas teutonas por Alicante, es necesario explicar primero el contexto bélico del momento. Tanto Adolf Hitler como Benito Mussolini llevaban ya tiempo intentando convencer a Francisco Franco para que España entrase en la Segunda Guerra Mundial en el bando germano-italiano, pero las conversaciones estaban estancadas.
En octubre de 1940 se había producido una cumbre en Hendaya entre Franco y Hitler, donde el dictador español exigió como condición quedarse con las colonias francesas de Marruecos, Argelia y Camerún. Unas peticiones que el führer alemán tachó de inadmisibles.
Mussolini también lo intentaría poco después en febrero de 1941 con otra reunión celebrada en la localidad italiana de Bordighera, pero Franco volvió a poner el mapa de África encima de la mesa y a colorear medio continente con la bandera española.
En realidad no es que Hitler y Mussolini suspiraran por la ayuda del ejército español (bastante diezmado después de la Guerra Civil), pero sí estaban muy interesados en Gibraltar por lo que necesitaban la ayuda de España para arrebatar a la flota británica esta entrada al Mediterráneo. Por otro lado un bloqueo naval de Reino Unido hacia España habría sido desastroso para nuestra maltrecha economía, y probablemente por esto Franco les daba largas con estas peticiones africanas tan absurdas.
Las órdenes que tenían eran básicamente dar una imagen muy positiva y alegre del Tercer Reich
Gira española
Con las conversaciones en punto muerto, Hitler decidió cambiar de estrategia. Ya se sabe que la política en muchas ocasiones es el arte de pedir ayuda, intentando aparentar que no se necesita.
Por ello en la primavera de 1941 llegaron a España varias delegaciones de las Juventudes Hitlerianas. Las órdenes que tenían estos chavales eran básicamente dar una imagen muy positiva y alegre del Tercer Reich, para aparentar que Alemania estaba ganando fácilmente la guerra. Así tal vez las autoridades españolas se convencieran de que mantener lazos diplomáticos con Reino Unido era una causa totalmente perdida.
Así, el Partido Nazi movilizó a varios grupos entre sus juventudes para que realizaran giras por toda España. En el caso de Alicante, fueron unas 40 chicas de las Juventudes Hitlerianas Femeninas quienes desembarcaron en nuestro puerto el 16 de mayo de 1941.
Las jóvenes hitlerianas protagonizaron un espectáculo folclórico en el Paseíto de Ramiro
Las estrellas brillan en la ciudad
La venida de las teutonas supuso tal acontecimiento en la ciudad, que fueron recibidas por todas las autoridades políticas locales. El cónsul alemán en Alicante, Joachim von Knobloch, quiso convertirse en el auténtico protagonista acompañándolas en cuantos homenajes y actividades se realizaron.
Durante su estancia las chicas asistieron a un acto en el Ayuntamiento, brindaron con vino de la tierra en la Diputación y disfrutaron de un paseo en canoa por el Puerto desde el Club de Regatas. También visitaron el lugar (hoy es un albergue en La Florida) donde estuvo encarcelado José Antonio Primo de Rivera durante la guerra, toda una Meca para los amantes del fascismo en la época.
El 17 de mayo por la tarde-noche las jóvenes hitlerianas protagonizaron un espectáculo folclórico en el Paseíto de Ramiro, donde realizaron bailes y cánticos típicos germánicos recibiendo numerosos aplausos del público presente.
Como si fueran grandes estrellas del rock en una gira internacional; las muchachas nazis también visitaron Elche, Benidorm, Calpe, Orihuela y Alcoy. En la noche del 21 de mayo se marcharon definitivamente de la provincia cogiendo un tren hacia Madrid, no sin antes tomarse un último cóctel de despedida en el Casino de la Explanada.
Puerta del Mar pasó a llamarse Plaza Von Knobloch
Caída del Tercer Reich
Aquella visita oficial fue de lo más comentada, pero desde el punto de vista político totalmente inútil. Franco nunca accedió a entrar en la Segunda Guerra Mundial ni a invadir Gibraltar, tan solo envió un cuerpo de voluntarios (la División Azul) a combatir en Rusia.
Quizás el más beneficiado de todo aquello acabase siendo el cónsul alemán en Alicante, quien vio reforzada su posición política en la ciudad. Incluso el Ayuntamiento decidió ponerle su nombre a la Puerta del Mar, la cual a partir de entonces pasó a llamarse Plaza Von Knobloch.
Sin embargo sus buenos tiempos fueron bastante efímeros ya que conforme el rumbo de la guerra se volvía cada vez más desfavorable para Alemania, el régimen franquista fue rompiendo sus lazos diplomáticos con el Tercer Reich. De hecho, cuando el ejército alemán capituló definitivamente ante los aliados, el señor Von Knobloch perdió su cargo consular y, por supuesto, también su plaza. Acabó sus días en Conil de la Frontera, provincia de Cádiz, donde abrió un camping.