El valle de Elda ha sufrido a lo largo de su historia varias guerras sobre sus tierras. Quizás las más recordadas sean la Guerra Civil o la Guerra de la Independencia contra Napoleón. Pero antes de que ocurriera todo eso, en los inicios del siglo XVIII sucedió otra contienda bélica que se ensañó igual o incluso más con nuestro municipio. Hablamos de la Guerra de Sucesión Española.
Y es que en Elda se dieron dos hechos particulares que alborotaron con creces la vida de sus vecinos durante aquellos agitados años. En primer lugar, fue un punto fronterizo entre ambos bandos. Y en segundo, dentro de la ciudad existió un conflicto interno entre el noble principal de la zona y sus propios vasallos.
Un país dividido
Para empezar, conviene explicar el contexto histórico. La Guerra de Sucesión fue una contienda por el trono español entre dos pretendientes a rey. Por un lado Felipe de Borbón y por otro el archiduque Carlos de Austria. La mitad de España apoyó el bando borbónico y la otra al austracista. Así pues, estalló la guerra.
Por aquel entonces el hombre de poder en esta zona era el Conde de Elda, cuyo nombre real era Francisco Coloma Pujades y Borja. Este noble militar había fijado su residencia en Madrid y tenía grandes ambiciones políticas. No tardó en concebir esta disputa dinástica como una oportunidad para subir varios escalones, y se lo jugó todo a una carta apoyando al archiduque Carlos.
Francisco Coloma regresó a Elda hacia 1704, con el fin de convertir la ciudad en un feudo austracista. Para ello realizó reformas en el Castillo, tapiando las entradas a la fortaleza. Sin embargo, se topó con un contratiempo inesperado.
El Conde de Elda luchó por el bando austracista pero no encontró apenas apoyos en su propia ciudad
Los eldenses se rebelan
A su regreso, el Conde de Elda no se encontró precisamente con unos vasallos recibiéndole con los brazos abiertos. Más bien la mayoría de los eldenses se mostraron favorables al bando borbónico. Una muestra de gran rebeldía por parte de la plebe contra su nobleza, poco habitual en la época.
Las causas de esta pugna entre Elda y su propio conde pueden ser varias. Es evidente que Juan Coloma no era un hombre demasiado popular en su tierra, no en vano llevaba muchos años residiendo fuera. Probablemente los vecinos estuvieran descontentos por varias razones: salarios, impuestos, falta de inversión, normas represivas, etcétera.
Aún con todo, algunos pocos vecinos eldenses sí fueron fieles a su señor nobiliario. La mayoría de éstos residían en la calle de la Tripa (actualmente calle Gonzalo Sempere), la zona más adinerada del municipio. Los partidarios del bando borbónico eran conocidos como los ‘botifers’ mientras que los austracistas eran llamados ‘maulets’.
Elda fue ocupada varias veces por ambos ejércitos durante la guerra al ubicarse en zona fronteriza
Entre dos ejércitos
Si ya el hecho de tener la ciudad dividida causaba no pocos problemas de convivencia, la situación empeoró todavía más cuando el Conde de Elda llamó a las tropas austracistas para que invadieran su propio municipio. Esto ocurrió hasta en dos ocasiones, desde agosto hasta octubre de 1706 y desde febrero hasta abril de 1707. Sobra decir que durante estos meses de ocupación militar hubo una importante represión hacia aquellos vecinos más sospechosos de simpatizar con el otro bando.
Dado que el interior de la provincia de Alicante fue una zona fronteriza durante este periodo de la guerra, las tropas borbónicas también pasaron por Elda varias veces. Si bien estas visitas eran algo más agradables para los vecinos, tampoco salían ni mucho menos gratis pues los militares les exigían que probaran su fidelidad hacia Felipe de Borbón donando comida o dinero a la causa.
Hay un poema de la época, de autor desconocido, que resume muy bien la incomodísima situación que realmente sufrieron los eldenses al estar ubicados entre dos ejércitos durante años: “Els botiflers i maulets / bé nos ferem la tirana / uns, esquilant-nos del tot / i altres, venent-nos la llana”.
Muchos eldenses participaron en la batalla de Almansa y en la toma de Alicante
Los eldenses en batalla
Dado el elevado número de encontronazos entre ambos ejércitos que se produjeron por la zona, los dos bandos trataron de reclutar hombres continuamente en Elda para el combate. Por las razones que venimos contando, la mayor parte acudieron a las filas borbónicas.
Esta ayuda resultó decisiva para que Felipe de Borbón ganara dos importantes batallas que decantaron el rumbo de la guerra. En 1707 logró derrotar a los austracistas en Almansa y en 1709 conquistó Alicante y su castillo.
Aunque la guerra duraría todavía algunos años más, desde entonces ya transcurrió cada vez más lejos de estas tierras. Finalmente los Borbones acabaron imponiéndose y ganando el trono de España, el cual todavía ostentan hoy en día (aunque con algunas interrupciones).
Flor de Lis
El nuevo rey Felipe V se caracterizó por una política bastante vengativa una vez asumió el trono, castigando duramente a las regiones y poblaciones que habían apoyado a los austracistas durante la Guerra de Sucesión.
En el caso de Elda no existió tal inquina dado que la población se había mantenido de su parte, incluso contra la voluntad de su propio señor nobiliario. Por ello le otorgó el título de ‘villa fidelísima’ así como el honor de poder colocar la Flor de Lis (el símbolo de los Borbones) en su escudo municipal.
Poca recompensa
Eso sí, en cuanto a medidas prácticas solo se concedió un aplazamiento del pago de deudas por dos años para los eldenses. Una recompensa bastante corta, teniéndose en cuenta que durante los años de guerra muchas familias sufrieron pérdidas mortales, otras se arruinaron y no eran pocas las que huyeron dejando los campos de cultivo abandonados.
Como era de esperar, bastante peor le fue al Conde de Elda. El precio de apostar por el caballo perdedor fue la confiscación de todo su patrimonio y el destierro. Quien hubiera sido tan poderoso antaño, acabó sus días viviendo prácticamente en la pobreza. No sería hasta 1725 cuando el rey Felipe V devolvió los bienes a la familia Coloma, pero de poco le sirvió ya a Francisco pues había fallecido 13 años antes.