“La depuración es uno de los procesos de ingeniería más complejos. Se combina la ingeniería hidráulica, eléctrica, mecánica y biológica; todo con el objetivo de reutilizar el agua o devolverla al medio natural cumpliendo con todos los parámetros de calidad. Si no tenemos un control exhaustivo, el proceso puede fallar y para ello, necesitamos recurrir a la digitalización”. Así es como Sergio Sánchez, director en varias poblaciones de Hidraqua y Aguas de Alicante como Sant Vicent del Raspeig, Sant Joan d’Alacant, El Campello, Monforte del Cid y Petrer, define la dificultad de tratar el agua que llega de la red de alcantarillado hasta las depuradoras.
Pese a que su labor actual no guarda una relación estrecha con este ámbito, a partir del año 1997, cuando inició su andadura en el sector, fue el encargado de la ejecución de Estaciones Depuradoras de Aguas Residuales. También ha desarrollado otras funciones como responsable de Obras, director de Depuración, Obra y Proyectos y Desarrollo de Negocio, e incluso ocupó el cargo de director a nivel europeo de back office de una de las empresas tecnológicas del grupo al que pertenece Hidraqua. “Durante este último, coordiné el desarrollo de una aplicación que recogía todos los servicios comerciales de la marca; aunque mi pasión por la digitalización y las nuevas tecnologías nació mucho antes, prácticamente desde que tengo uso de razón”.
De ahí que Sánchez afirme que “ningún proceso de depuración puede resultar eficiente si no se digitaliza”. En los últimos años la digitalización en este campo ha permitido pasar de un proceso de depuración controlado a través de cuadros eléctricos que se activaban manualmente, a un sistema semiautónomo que es capaz de tomar decisiones por sí mismo en función de unos parámetros previamente predeterminados “Y esto no acaba aquí, el objetivo a largo plazo es que consigamos que el proceso de depuración sea completamente autónomo”.
La depuración es el proceso que se inicia cuando el agua llega a las Estaciones Depuradoras de Aguas Residuales a través de la red de colectores. Una vez aquí, se inicia la fase de pretratamiento donde se eliminan las partículas de mayor tamaño, así como flotantes y arenas. A continuación, se conduce a unos tanques circulares para la sedimentación de la materia coloidal y productos inorgánicos. En el siguiente paso, con el fin de eliminar la materia orgánica, se realiza una fase de depuración biológica donde se oxida la carga contaminante disuelta mediante la acción de los microoganismos. Finalmente, para que el agua pueda ser reutilizada, pasa por una tercera fase conocida como tratamiento terciario, donde mediante tratamientos avanzados se consigue alcanzar un agua totalmente trasparente y libre de contaminación, apta para los usos ya comentados. “La digitalización nos da información detallada, singular y específica que nos permite optimizar los procesos”, añade Sánchez.
Además, la variabilidad del clima y del turismo hace que estos procesos no sean estables. “Por ejemplo, cuando se produce un episodio de lluvia, llega una mayor cantidad de elementos sólidos a la depuradora como consecuencia del arrastre. Estos hacen que el proceso de depuración, conforme está concebido de partida, no tenga sentido. En este punto hay que cambiar los parámetros. Antes esta labor se llevaba a cabo por intuición o con un retardo considerable asociado al momento en el que disponíamos de la información. Esto implicaba que la calidad del agua que se obtenía finalmente no fuera la adecuada, con las consecuencias que esto conlleva. A día de hoy la digitalización permite incluso la autorregulación por parte del propio sistema digital de la estación depuradora”, concluye Sánchez.