La apuesta de Alcoy por convertirse en un referente de ciudad inteligente, a través del Plan Director ‘Smart City’ aprobado en 2018 con el voto a favor de todos los grupos políticos, ha supuesto la progresiva implantación de cámaras, sobre todo en puntos con mayor densidad de tráfico. Desde el Ayuntamiento subrayan que estos dispositivos ejercen una vigilancia no intrusiva cuyo objetivo principal es recabar información para una mejor gestión, aunque también se han convertido en un gran aliado tecnológico para reforzar la seguridad ciudadana.
Tal y como explica el concejal delegado del área, Raül Llopis, las cámaras instaladas en las calles de la ciudad no buscan identificar a las personas, sino básicamente controlar el tráfico y contabilizar el paso de vehículos. Sin embargo, su variedad de funciones hace de ellas un recurso muy valioso para las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, sobre todo para la Policía Local aunque también han sido cruciales en investigaciones llevadas a cabo por la Policía Nacional.
Entre los delitos y faltas que se han podido impedir o resolver destacan robos de vehículos, búsqueda de vehículos pertenecientes a personas en búsqueda y captura, robos en domicilios y en empresas, desperfectos en bienes públicos y otros actos vandálicos o accidentes de tráfico. En este último caso, Llopis destaca siniestros concretos como un atropello en la avenida de Juan Gil Albert, en el que un peatón resultó gravemente herido al ser arrollado mientras cruzaba un paso de cebra. Gracias a las cámaras se pudo identificar al conductor, que se dio a la fuga y que pudo ser localizado tras un operativo de búsqueda en la que participó también la Policía Local de Cocentaina, ya que esta persona se refugiaba en una segunda residencia rural de dicha localidad. «Las cámaras nos aportan todos los detalles de un accidente: la velocidad a la que iba el vehículo, qué maniobras realizó el conductor y si influyeron otras circunstancias. Es una información de gran utilidad para la Policía», añade el edil.
Las áreas industriales de Alcoy también cuentan desde 2018 con 31 cámaras de vigilancia y 10 sensores de captura de matrículas instaladas en 21 puntos de control. Además de reforzar la seguridad de todas las personas que trabajan en estas zonas -habitualmente más desconectadas del casco urbano- su presencia tiene un efecto disuasorio fundamental para reducir la incidencia de actos vandálicos y delitos. Estos dispositivos han permitido frustrar robos en empresas y detener «in fraganti» a los presuntos delincuentes, al registrar la matrícula de un vehículo que entraba y salía a unas horas determinadas y observar que sus movimientos correspondían claramente a una labor de vigilancia típica de la planificación de un golpe.
Las cámaras, especialmente aquellas instaladas en las entradas y salidas de la ciudad, fueron también muy efectivas durante la aplicación de las medidas restrictivas para combatir la Covid-19. En las semanas en las que se decretó el cierre perimetral de la ciudad, se emplearon los datos recabados para una gestión más eficaz de los efectivos policiales. “Nos permitieron saber a qué horas había más o menos tránsito de vehículos y cuáles eran los puntos más adecuados para instalar los controles”, explica el regidor, quien subraya además cómo se pudo constatar a través de las imágenes obtenidas la reducción efectiva de las entradas y salidas de vehículos durante este cierre perimetral.
También durante la pandemia se adquirieron dispositivos que se instalaron en diferentes puntos y edificios municipales de la ciudad. Aunque se las conoce como “cámaras Covid”, lo cierto es que su adquisición estaba ya prevista dentro del programa Smart City y de la Estrategia de Desarrollo Urbano Sostenible Integrado (EDUSI) que cofinancia la Unión Europea. De hecho, los 155.921 euros que costó implantar estas 160 cámaras han sido sufragados al 50% a través del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER). Estos dispositivos no reconocen a las personas, sino que permiten contabilizarlas y detectar incrementos de temperatura corporal, enviando alarmas cuando se sobrepasan los aforos o se detectan registros irregulares.
No obstante, sus funciones van mucho más allá y una decena de ellas se emplean actualmente para regular la peatonalización del Centro, ya que pueden leer las matrículas de los vehículos, distinguiendo las de aquellos residentes con entradas autorizadas a sus aparcamientos o a los comerciantes y trabajadores con permisos.
En definitiva, “la utilización de las cámaras es una muestra de lo que supone ser Smart City: poner la tecnología al servicio de la ciudadanía, con el objetivo de reforzar su bienestar. Queremos que su empleo, junto a una mayor coordinación con los cuerpos de seguridad, contribuya a reducir delitos o actos vandálicos como la quema de contenedores, a mejorar la seguridad vial y a evitar otras conductas incívicas”, concluye el concejal de Seguridad Ciudadana.