La digitalización en el campo de la potabilización es clave para garantizar la calidad del agua y ha permitido mejorar la eficiencia de estas instalaciones y aumentar la seguridad de la plantilla que trabaja en las estaciones de tratamiento. Tanto es así, que la nueva directiva europea ya habla de la necesidad de digitalizar el proceso de potabilización del agua.
“En municipios como Benidorm, donde el agua tiene diferentes orígenes, la digitalización de la estación de tratamiento nos ha permitido que la planta sea capaz de autorregularse y adecuar los procesos a la calidad del agua que recibe a fin de que toda la ciudadanía disponga de un agua que supera los más estrictos controles de calidad”, asegura Ciriaco Clemente, gerente de Hidraqua en la Marina Baixa y la Marina Alta.
Clemente es ingeniero industrial. Inició su carrera en Hidraqua en el año 2000, vinculado al departamento de Proyectos y Obras. Antes de ocupar su cargo de gerente, desempeñó varias funciones como jefe de distribución y director técnico.
Los procesos de potabilización se han ido digitalizando con el paso de los años. “Poco tiene que ver la potabilizadora que conocemos hoy en día con la primera instalación encargada de tratar el agua. Sin embargo, un paso importante se produjo a raíz de la remodelación de la última planta de tratamiento”.
Benidorm tiene una situación turística que le lleva a una estacionalidad sumamente elevada. Ello implica que las instalaciones vinculadas al ciclo integral del agua deben estar adecuadamente dimensionadas, es decir, tienen que ser capaces de atender la demanda tanto en invierno como en verano. Así, por ejemplo, la estación potabilizadora actual es capaz de variar el caudal tratado, pasando de 450 litros por segundo a 600 litros por segundo. Esta cantidad no está calculada sólo para la población o turismo presente en el momento de ejecución, sino al caudal que se espera tener que tratar atendiendo al crecimiento de la ciudad previsto para los próximos veinte años.
“Además, actualmente, y así ya se concibió la potabilizadora, no basta con garantizar la demanda, sino que, además, su gestión debe ser eficiente. Ello implica que la planta, a través de la digitalización y automatización de los procesos, es capaz de adecuarse a la demanda y buscar la mayor eficiencia hídrica y energética garantizando la calidad del agua en todo momento”, añade Clemente.
Asimismo, esta digitalización de los procesos permite proteger la seguridad y salud de la plantilla. “Antes, parte de los productos químicos que intervienen en el proceso de potabilización eran manipulados por el propio personal de la planta. Hoy en día, esta manipulación se realiza de forma automática, sin necesidad de que el personal operario intervenga directamente y sólo sea necesario su supervisión”.
Benidorm cuenta con un rendimiento en la red de distribución envidiable a nivel europeo, situándose por encima de 95 por ciento. Este mismo compromiso con la eficiencia se traslada también a su planta potabilizadora, que cuenta con una eficiencia hidráulica superior al 99 por ciento. Esto implica que en el proceso de potabilización se pierde menos de un 1 por ciento del agua que llega a la instalación.
Todas estas mejoras han llevado a que, en episodios de lluvias torrenciales como los que habitualmente sufre la zona en los meses de otoño, con los consecuentes arrastres de tierra que este tipo de precipitaciones conlleva, Benidorm siempre haya sido capaz de garantizar un agua en perfectas condiciones sanitarias, tanto para sus habitantes como para el turismo.
“Pese a la situación de pandemia que atravesamos a día de hoy, Benidorm es una ciudad preparada para responder a los grandes retos de ciudad y a ofrecer el mejor servicio a los habitantes y turistas que la visiten. En la gestión del ciclo integral del agua, por supuesto, contamos con las soluciones más avanzadas para apoyar a Benidorm en esta excelencia operativa hacia la digitalización, la sostenibilidad y la resiliencia”.