Entrevista > Gonzalo Fernández / Dramaturgo y director artístico y teatral (Montevideo, Uruguay, 1962)
Gonzalo Fernández es una figura polifacética. El fundador de Teatro Rayuela es director artístico, actor, docente, proyectista, gestor cultural y dramaturgo.
Está afincado en Santa Pola, donde realiza una labor encomiable. Se encuentra al frente de varios grupos locales de teatro, como la compañía internacional Rayuela; la escuela de espectadores, proyecto conjunto con el ayuntamiento de Santa Pola; el grupo de teatro de adultos Nuevo Resurgir o Ktarsisteatro Santa Pola, de reciente creación en el marco de la Plataforma Ciudadana Ktarsis de arte y cultura.
¿Sobre qué trata vuestro próximo estreno ‘Lope y Cervantes, dos locos de antes’?
La ausencia de uno de los actores en una compañía de cómicos de la legua y la necesidad de solucionar el problema, con el público ya esperando, es el punto de partida. Hace un recorrido por los grandes autores españoles del Renacimiento y comparte una visión sobre la vida de esas compañías de artistas ambulantes donde divertir o no hacía la diferencia entre comer o pasar hambre ese día. La picaresca como forma de supervivencia de los humildes.
¿Sigue vigente en la actualidad el humor de los dramaturgos Lope de Vega y Cervantes? ¿En qué aspectos?
No sólo siguen vigentes, sino que los artistas actuales nos nutrimos de ellos. La mayoría de los autores del teatro universal hablan de cosas y problemas sencillos que nos son comunes hoy. La picaresca y el instinto de supervivencia son similares en el Lazarillo o la Celestina que en cualquier comedia moderna o en cualquier persona en su vida cotidiana.
Los avaros y los mercaderes, en Venecia o en España, visten diferente pero actúan igual. Esa es la riqueza de abordar estos textos, la actualidad y la vigencia de sus conflictos.
«Aprendo lecciones de vida junto al grupo teatral de mayores de Santa Pola»
¿Qué tal es la experiencia de dirigir ‘Nuevo Resurgir’, el grupo de teatro de la tercera edad de Santa Pola?
La palabra más exacta es ‘inconmensurable’. Es imposible medir lo que este grupo de artistas dan de sí en cada jornada, en cada ensayo, en cada estreno. No son adultos mayores haciendo teatro. Son artistas dándolo todo al margen de sus edades o sus condiciones personales. Como diría el maestro Alejandro Dolina, son verdaderos jugadores.
Siento verdadero orgullo y agradecimiento por este equipo de trabajo. Aprendo lecciones de vida cada vez que estoy junto a ellos y ellas.
¿Qué otros proyectos estás desarrollando en Santa Pola?
En Santa Pola lo que intentamos es generar una inercia diferente a la ya conocida. La consolidación de nuestro pueblo como lugar de turismo, ocio y gastronomía, necesitaba de un nuevo factor diferencial y apostamos por el arte y la cultura. No se trata de agrandar solamente la oferta cultural, sino de hacerla propia.
De ahí que ‘Escuela de Espectadores’ salga a la calle con ensayos abiertos para formar nuevos públicos y que participen en la elaboración de las propuestas. Por eso el local de la calle Antina es un vivero de propuestas y emprendimientos que confirmen que Santa Pola es también un referente cultural en el levante alicantino.
«La Plataforma ciudadana Ktarsis ahonda en el arte como herramienta de transformación para nuestra villa marinera»
En Ktarsis Teatro hacéis uso del arte como herramienta de transformación e integración social. ¿Por qué le has dado ese enfoque?
Creemos sinceramente en ese enfoque. El arte, y el teatro en particular, es una herramienta. Una forma diferente para hablar con la gente sobre problemas comunes e inherentes a todos. No creemos que el teatro deba ser un mero acontecimiento estético.
Con el teatro podemos imaginar y transformar nuestro mundo, nuestro entorno y nuestras realidades, y esa es la apuesta que desde Rayuela Internacional venimos llevando adelante desde hace años.
¿A qué se debe el compromiso e iniciativas que estás llevando a cabo en Santa Pola? ¿Qué te ha llevado a hacerlas justamente en dicha localidad?
Un sentimiento de pertenencia. Un escritor uruguayo y amigo sobre todo, don Mario Delgado Aparaín, me hizo una recomendación, allá por el año 2000, cuando decidí comenzar esta aventura. Me dijo “vayas a donde vayas, intenta pertenecer a ese lugar. Solo así podrás vivir la esencia que esconde cada sitio y cada colectivo”.
Soy santapolero de adopción. Sus tradiciones, sus ritmos, su espíritu marinero son los míos. Y lo son de la mejor manera posible. No lo son por la casualidad de haber nacido aquí, sino por la elección personal de querer pertenecer y reinventar cada día a este maravilloso lugar y a su gente, que es mi gente.
Eres el fundador de Teatro Rayuela y llevas activo en la escena más de 32 años. ¿Qué balance haces de tu trayectoria? ¿Qué grandes cambios ha habido?
La trayectoria, la mía y la de cualquiera, es un camino plagado de aciertos y errores. Soy el resultado de cada aventura, de cada nueva idea, de cada colectivo o persona con el que he trabajado y del que me he nutrido.
Cada nuevo emprendimiento me acerca más a todo lo que aún me queda por saber y a la alegre disposición a seguir caminando sin miedos. Las utopías, cuando uno se decide a perseguirlas, nos sirven para eso, para seguir estando en movimiento y en permanente crecimiento personal y colectivo.
«Los trabajos realizados sirven para proyectar nuevas utopías»
Desde tus comienzos has estado vinculado al trabajo asociativo de impacto social, junto a UNICEF y diferentes ONG’s. ¿Cuál ha sido el proyecto humanitario que consideras más relevante en tu carrera?
Todos los proyectos me han puesto frente a situaciones y realidades desconocidas y con todas he crecido más de lo esperado. Niños en situación de riesgo social, mujeres vulnerables, colectivos desfavorecidos… Los trabajos realizados sirven para proyectar nuevas utopías.
El proyecto más relevante es el que aún no hemos conquistado. Es el sueño de unificar los esfuerzos de distintos colectivos y asociaciones santapoleras vinculadas al arte y la cultura mediante una plataforma que nos permita ser más fuertes y solidarios sin perder identidad propia.