Muchas veces, durante la búsqueda de datos en archivos, bibliotecas o hemerotecas, sin pretenderlo surgen algunas noticias curiosas. Esto me acaeció hace algunos años, creo que más o menos cuarenta, investigando en el Semanario Tradicionalista ‘El Conquistador’, que se imprimía en la Tipografía Lectura Popular, y cuya cabecera en su segunda época era original de José Mª Rebollo.
Era aquella época en la que podíamos disfrutar manejando el papel impreso y, aunque existía la posibilidad de encontrar algunos documentos microfilmados, aún faltaba mucho tiempo para que se llegara a la digitalización.
«Dejémoslo en que fueran dos ovnis, los que se mostraron en el cielo aquel 27 de abril de 1918»
Objeto visto no identificado
La noticia que entonces encontré en dicho semanario correspondía al 27 de abril de 1918, y se refería a un fenómeno sucedido ese mismo día que, muchos años después, sería calificado como un ‘objeto visto no identificado’, o sea un ovni.
En aquella fecha todavía no había dado la cara, luctuosa cara, la famosa y mal llamada ‘gripe española’, la cual haría estragos de forma muy virulenta en el último trimestre de aquel año, en el que la Primera Guerra Mundial agonizaba.
El mismo día de los ovnis
Sin embargo, en esos días del mes de abril la ciudad de Orihuela vivía algunos momentos que eran resaltados entre las líneas de ‘El Conquistador’. De hecho, hacía poco tiempo que habían concluido las obras de la restauración del templo del convento de los frailes menores capuchinos y ya estaba consagrado por el obispo Ramón Plaza y Blanco, bajo la advocación de Nuestra Señora de las Tres Avemarías.
Por otro lado, se estaba celebrando en dicha iglesia un novenario previo a la coronación de la imagen que había sido tallada por el escultor valenciano, Venancio Marco, y se anunciaba para la tarde del siguiente día dicha coronación en la plaza de la Constitución. Además, con tal motivo, José María Sarabia publicaba un número extraordinario de su periódico ‘El Oriol Festivo’.
Entre las noticias sociales que se publicaron en aquel día de los ovnis, además del enlace matrimonial celebrado en Valencia entre Mª Teresa de Piniés y Roca de Togores con el conde de Faura y Almenara, se comunicaba también el de Jesualdo Esquer Navarro y Mª Luisa Marcilla, que tuvo lugar en la parroquia del Salvador de nuestra ciudad, el domingo anterior.
Los enfermos de alguna dolencia o los restablecidos tras haber superado una enfermedad no quedaban en el olvido. Así, entre los primeros esperaban la pronta curación de Juan Villaescusa Ballester, jefe del Partido Jaimista, y de los segundos la de Merceditas, hija de los marqueses de Arneva, que regresaban de Cartagena.
Cotilleo social de la época
Los decesos quedaban reflejados en las páginas de ‘El Conquistador’ y se hacía eco del que se había producido en la vecina ciudad del Segura, de Josefa Maymón Oliva, viuda de Benjamín López Marco, madre del oriolano Julio López Maymón, deán de la Catedral de Cartagena en Murcia, y cuyos restos mortales fueron trasladados hasta el cementerio oriolano para recibir cristiana sepultura.
El ‘cotilleo’ social llegaba hasta dar debida cuenta del desplazamiento de Matías Pescetto y de su distinguida esposa a su casa de campo en Rebate. Así como, a Palma de Mallorca de Pedro Pourtau García que era contador de Fragata, para tomar posesión de la Habilitación de Marina, en la isla.
Este personaje, siendo general de Intendencia de la Armada, en 1963, fue distinguido por el Excmo. Ayuntamiento de Orihuela como Caballero Cubierto Portaestandarte para la Procesión del Santo Entierro de ese año.
Se anunciaba también la inminente llegada a la ciudad, procedente de Barcelona, de Antonia Martínez en compañía de su hija Juanita que, tal como era su costumbre se alojarían en el Hotel España, donde aprovecharían para exponer su colección de modelos parisinos de sombreros de señoras, señoritas y niñas.
Política e iglesia
A nivel municipal, en la sesión del jueves anterior la Corporación aprobaba la oposición del concurso de las plazas interinas de oficial primero y oficial de Estadística de Secretaría. Era alcalde, en esos momentos, el abogado y banquero Antonio Balaguer Ruiz, que había sido elegido el día primero de año, en cuyo acto de toma de posesión se declaraba como “integrista” y seguidor de las directrices de Trinitario Ruiz Valarino y de su representante en Orihuela, el médico José Zerón. Balaguer ocupó la Alcaldía hasta el 9 de mayo de 1919.
Por otro lado, aunque dicho semanario no hacía referencia, en la ciudad se recordaba algunos hechos acaecidos el mes anterior, como la celebración en el Teatro Circo del acto en honor a Fernando de Loazes, arzobispo de Valencia y cardenal ‘in pectore’ con motivo del 350 aniversario de su muerte. Acto en el que estrenó el ‘Himno a Orihuela’ con música del oriolano Carlos Moreno Soria y letra del presbítero y poeta nacido en Crevillent, José Maciá Avela que firmaba con seudónimo ‘J. Montañés’.
Así mismo, se rememoraba la llegada el día 13 de marzo de veinte religiosas salesas procedentes de México de donde habían sido desterradas, siendo acogidas en el Monasterio de la Visitación.
«Nos planteamos si sería alguna broma de esos paisanos madrugadores, o si realmente fue uno o dos aviones»
La noticia de la visión
Todo lo anterior tenía relación a cómo se vivía en aquel día en que apareció la siguiente noticia:
“Por algunos paisanos nuestros muy madrugadores, nos han manifestado la sorpresa grande y hasta el espanto que han sentido esta mañana, al ver descender del cielo describiendo grade zigzag, dos luminosos focos como si fuesen de barcos de guerra, que evolucionaron a la altura de los terrados de la población; ascendiendo formando círculos en espiral alrededor de la sierra del Castillo, separándose después y dando vueltas el uno alrededor de Callosa y el otro por la Cruz de la Muela y perdiéndose de vista haciendo también zigzag. Debieron ser aeroplanos aun cuando no fue notado ruido alguno de los motores ni se viese la silueta negra que debía presentar el artefacto”.
Nos planteamos si sería alguna broma de esos paisanos madrugadores, o si realmente fue uno o dos aviones. Lo cierto es que no terminaron de identificar a qué correspondían dichos focos. Por lo tanto, dejémoslo en que fueran dos ovnis, los que se mostraron en el cielo aquel día que era 27 de abril de 1918.