Entrevista > Antonio Compañ / Decano de Medicina de la UMH (Alicante, 27-marzo-1961)
Desde 2011 este cirujano alicantino ejerce como decano de la facultad de Medicina de la Universidad Miguel Hernández (UMH), aunque hasta ahora nunca lo había hecho en medio de una pandemia.
El doctor Antonio Compañ Rosique estudió en la Universidad de Alicante (UA), y obtuvo su primera plaza de formación en el Hospital General de Elche. Años más tarde regresó como profesor y decano a la que antaño fuera su facultad. Sus labores universitarias nunca le han hecho ‘colgar el bisturí’, pues su rutina habitual es pasarse la mañana en el quirófano y la tarde en la universidad. “Me facilita bastante la vida que el Hospital Universitario de San Juan y mi facultad estén solo a unos pocos metros de distancia” nos reconoce.
«Recuerdo con estupefacción cuando el virus ya estaba en Italia y algunos todavía decían que no llegaría a España»
¿Cómo ha cambiado el funcionamiento de la facultad de Medicina por la pandemia?
La pandemia cogió desprevenidos a casi todos los países occidentales. Recuerdo que en los primeros días de 2020 veíamos como subían los datos de China, y escuchábamos muy sorprendidos que algunos todavía decían que la covid no iba a llegar a España. Incluso cuando ya estaba en Italia, seguían diciéndolo. Era como si quisieran poner fronteras en el aire.
Pronto nos dimos cuenta de que los ingresados en UCI estaban aumentando y que era un riesgo tener a nuestros alumnos haciendo prácticas allí, tanto para ellos mismos como para el conjunto de la sociedad por el efecto transmisión que podían hacer. Por ello los decanos y la Conselleria paralizamos las prácticas a principios de marzo.
Cuando llegó el decreto de confinamiento, de la noche a la mañana se suspendió todo. Afortunadamente la UMH es una de las universidades mejor preparadas en medios informáticos y formación del personal. Porque no es fácil pasar todo a la enseñanza online, y aquí se hizo de una forma muy rápida y eficiente. Incluso se cedieron portátiles a algunos alumnos que no tenían y se hicieron formaciones intensivas a profesores. En solo una semana ya estábamos en una situación de absoluta normalidad en docencia.
¿Estáis ahora con enseñanza dual?
En esta facultad siempre hemos mirado con recelo la enseñanza dual, pues no le encontramos ningún beneficio respecto a la presencial u online. Por una razón muy sencilla, son formas de enseñar muy distintas. El profesor puede adaptarse a una o a la otra, pero no a ambas al mismo tiempo. Por eso estamos impartiendo las clases teóricas vía online y las prácticas de forma presencial.
Y respecto al curso que viene, aún no sabemos nada. Espero que nos digan las instrucciones con un poco de antelación, porque nos están cambiando las normas constantemente y para hacer las planificaciones es un caos. Hay que hacer reservas de aulas, divisiones de grupos, fijar un número de profesores, etc. Tantos cambios a la larga acaban generando problemas y cansancio.
Creo que el método online ha venido para quedarse y parte de la docencia se seguirá dando así. Hay otra parte que no, porque los estudiantes deben seguir manteniendo contacto con el profesor para que les transmita su experiencia personal, les motive y les sirva de espejo. Eso son cosas que no pueden aprender en los libros o internet.
Durante el momento de mayor colapso hospitalario se agotaron las bolsas laborales y en algunas zonas de España hubo incluso que recurrir a los estudiantes de Medicina…
Esto ocurrió sobre todo en Madrid y Barcelona, aunque no ejercieron una asistencia directa a pacientes covid sino más bien labores de apoyo que también son muy importantes. En la Comunidad Valenciana no llegó a hacer falta.
Sí me gustaría contarte algo. Una de las experiencias más emocionantes que he tenido como decano fue cuando, en plena ola, me llegó una carta firmada por nuestros estudiantes recién licenciados ofreciéndose voluntarios para lo que hiciera falta. Esto me llegó al corazón. Hablamos de un momento donde los sanitarios se estaban contagiando continuamente porque no había ni siquiera suficientes EPIs o mascarillas. Yo por supuesto lo puse en conocimiento de la conselleria de Sanidad, que siempre cuenta con todo nuestro apoyo.
«Cada vez más chavales quieren estudiar Medicina, este año las solicitudes han aumentado un 40%»
Para muchos, los sanitarios habéis sido los grandes héroes de este último año y medio. ¿Crees que esto repercutirá en que más chavales quieran estudiar Medicina?
En esta crisis ha habido muchas profesiones fundamentales, pero es cierto que a los sanitarios se nos ha visto más. Hemos acaparado todas las noticias y cuando llegábamos a casa nos recibían a las 20 horas con aplausos. Esto puede parecer algo folclórico, pero realmente era un apoyo emocional muy importante para nosotros. Porque eso de entrar al hospital y ver pasillos llenos con camas de pacientes… hay que vivirlo para comprenderlo. Por no hablar de que algunos compañeros han fallecido o infectaron a sus propios familiares.
Los chavales de instituto están en una edad muy romántica de querer hacer el bien por la sociedad y el mundo, así que claro que están aumentando las solicitudes para Medicina. El año pasado ya recibimos un incremento del 40%.
«España tiene un déficit claro de médicos especialistas y rurales que no se soluciona abriendo nuevas facultades»
El problema es que ya venimos arrastrando un exceso de solicitudes desde años atrás, y esto no está solucionando para nada el déficit que tenemos en España de médicos especialistas o en áreas rurales. La clave no es aumentar el número de estudiantes o abrir nuevas facultades universitarias, esto es algo bastante demagógico.
¿Qué es lo que falla entonces?
Mira, cada año se presentan unos 15.000 médicos al MIR, cuando solo se están sacando unas 8.000 plazas. Muchos de estos profesionales se quedan en el paro, después de tantos años formándose con contratos laborales muy inestables, así que se acaban yendo al norte de Europa. Estamos formando médicos con impuestos de los españoles para que al final los aprovechen en Suecia, Alemania o Reino Unido. Son países donde les ofrecen mejores sueldos y mayor estabilidad profesional.
El diagnóstico de la sanidad española es claro: Necesitamos más profesionales en hospitales, centros de salud, residencias de ancianos, etc. Lo que ahora falta es que los políticos pongan el tratamiento.