Entrevista > Noè Rodrigo / Percusionista (Altea, 1992)
Noè Rodrigo es un joven percusionista especializado en música contemporánea que, en paralelo a su carrera como solista, desarrolla una importante labor como docente y colabora con diferentes ensembles y orquestas alrededor del mundo.
Inició sus estudios musicales en Altea, su ciudad natal, para más tarde ingresar en el Conservatorio Superior de Música de Aragón. Tras graduarse, realizó estudios de máster en el Conservatorium van Amsterdam. Formó parte de la European Union Youth Orchestra, Lucerne Festival Academy Orchestra y Joven Orquesta Nacional de España, entre otras orquestas jóvenes, hasta posicionarse hoy en día como una de las jóvenes promesas de la escena.
Este año estás llevando a cabo numerosos proyectos entre masterclass, el mini documental ‘Lenzos e partituras’, la obra ‘Tactus’ y algunos conciertos. ¿En qué momento de tu carrera te encuentras?
La situación actual limita muchos de los proyectos que estaría realizando en circunstancias normales. He podido grabar varias obras para su publicación en los mini documentales de ‘Lenzos e partituras’, en colaboración con escultores y pintores, así como la grabación completa de la obra ‘Tactus’, disponible en YouTube.
También he realizado varios recitales en los que he podido tocar con público. Esta situación extraordinaria que estamos viviendo nos pone a prueba y es un buen momento para realizar proyectos de otro tipo, como grabaciones y trabajo de campo y experimentación.
Estás colaborando con compositores para la creación de nuevas obras para percusión. ¿Qué nos puedes adelantar de ese proyecto?
Actualmente estoy colaborando con un compositor suizo en la composición de una obra para marimba y vibráfono. Por otra parte, junto al compositor catalán Ramon Humet, estamos realizando estudios para la creación de un instrumento nuevo, fabricado a partir de piedras y afinado de una forma muy particular. El sonido resultante será procesado por ordenador para crear variaciones en lo que se escuchará en la sala de conciertos.
«Es fundamental escuchar una obra y dejarse llevar por lo que sus sonoridades te hacen sentir»
Te muestras firme en tu compromiso con la difusión de la música actual. ¿Es necesario reivindicarla y ponerla en valor?
Sin duda, aunque lo principal es programarla e interpretarla. Una parte de la sociedad se resiente a este tipo de música por miedo o desconocimiento. En la música de nueva creación nos encontramos con obras que pueden ser muy experimentales o conceptuales, pero esto no debería ser motivo para menospreciarla.
Sólo el tiempo puede poner en valor una obra de arte, pero considero que es fundamental escucharla y dejarse llevar por lo que esas sonoridades te hacen sentir, sin buscar un significado, una melodía reconocible, una estructura clara o un mensaje trascendental. El arte, en muchas ocasiones, es simplemente lo que tenemos delante de nosotros mismos.
Combinas tu actividad concertística con la realización de clases magistrales y cursos de perfeccionamiento y, además, eres profesor en dos conservatorios superiores de música en España. ¿Qué te aporta la docencia?
Es algo que siempre me ha atraído mucho, especialmente por la forma en la que me conecta con las nuevas generaciones y porque me permite transmitir mi experiencia personal. Sí es cierto que cambia mucho cuando hablamos de clases en el conservatorio, clases magistrales o cursos.
En el conservatorio tengo mucha más responsabilidad, ya que los alumnos están conmigo durante varios años y lo que reciban de mí marcará notablemente su base técnica y musical. En las clases magistrales y los cursos tengo el reto de, en un espacio breve de tiempo, transmitir los conceptos que más le puedan ayudar para su crecimiento como artista.
Has sido galardonado con varios premios en concursos nacionales e internacionales. ¿Cuál te ha hecho más ilusión recibir?
No soy un gran entusiasta de los concursos. Responden a un propósito social más que a uno musical, aunque son una gran motivación y prepararlos puede ser un gran incentivo para el estudio y aprendizaje.
Obtener el primer premio en el concurso de Juventudes Musicales de España fue especialmente importante para mí. Consistía en varias giras de conciertos que me permitieron ofrecer recitales por toda España. Me brindó la oportunidad de experimentar con el tipo de concierto que quería ofrecer, además de crecer notablemente en experiencia y madurar muchos conceptos musicales.
Algunos de los festivales más importantes de Europa, como el Festival Printemps des Arts de Monte Carlo o el Festival Internacional de Edimburgo, han contado con tu participación. ¿Dónde está tu techo?
Estoy muy satisfecho con los proyectos que voy haciendo. El concierto en el Festival de Edimburgo, junto a la Scottish Chamber Orchestra, Pierre-Laurent Aimard y Matthias Pintscher, marcó un antes y un después en mi carrera como solista.
Entre los proyectos más inminentes, se encuentra la colaboración en el Festival de Lucerna en la producción de la obra maestra ‘Staatstheater’, del compositor germano-argentino Mauricio Kagel, que se estrenará en Lucerna el próximo septiembre.
«Ir a Asia cambiaría la forma en la que entiendo e interpreto ciertas obras de mi repertorio»
Has actuado en Francia, Holanda, Reino Unido, Suiza, EEUU… ¿Algún sitio que aún no hayas pisado y te haga especial ilusión, y por qué?
Asia, desde India a China o Japón. Una parte importante del repertorio que interpreto está inspirado o incluso basado en la cultura de estos países. Hay multitud de obras que utilizan instrumentos como los burma bell de Birmania, los cuencos tibetanos de Tibet, platos de ópera de China, daikos de Japón… Incluso trabajo con el solfeo indio, llamado solkattu, para enfocar y trabajar muchas de las obras que toco.
Pese a estar en contacto con la música y parte de las tradiciones y costumbres de esos países, no he estado nunca allí y creo que cambiaría la forma en la que entiendo e interpreto ciertas obras de mi repertorio.
«De Altea echo de menos la belleza de su paisaje»
Altea es tu localidad natal, pero tu residencia transita entre Galicia y Ámsterdam. ¿A qué se debió salir fuera? ¿Qué echas de menos de Altea?
Estudié el grado en Zaragoza y continué mis estudios en Ámsterdam. Los destinos a los que llegué dependieron del centro en el que quería estudiar y los profesores con los que me quería formar. En el caso de Ámsterdam, me ofrecía una variedad infinita de oferta musical con la que convivir y aprender.
De Altea echo de menos la belleza de su paisaje. En especial la ‘Platja del Riu’ y la Serra de Bèrnia, dos de los lugares en los que, desde pequeño, he encontrado tranquilidad e inspiración.