Con el proceso de vacunación de la población más mayor ya finalizado y la del resto de grupos de edad a velocidad de crucero, todo hace pensar que el camino hacia la normalidad, tal y como la conocíamos hasta marzo del pasado año, está completamente encauzado.
Pese a que todavía se siguen sumando diariamente nuevos casos, todos los indicadores han entrado en una clara curva descendente y, sin poder echar todavía las campanas al vuelo, la emergencia sanitaria provocada por la COVID comienza a quedar atrás.
Impacto elevado
Sin embargo, más allá de las consecuencias económicas que toda la población deberá seguir afrontando durante varios meses más, son muchos los especialistas que alertan de que el impacto de este largo año y medio será todavía elevado.
En este caso, los desvelos se centran en la salud mental. La pérdida de familiares y amigos, los distintos confinamientos, la incertidumbre sobre el futuro, la inseguridad laboral… Son muchos los factores que entran en juego.
La plaga de la soledad
Sin ánimo de banalizar el gravísimo impacto de la pandemia coronavírica, existe otra plaga, ya presente en nuestra sociedad antes del cerrojazo, que se ha visto agravada durante todos estos meses: la soledad.
El paulatino envejecimiento de la población hizo que, hace ya tiempo, se dispararan todas las alarmas respecto al problema de la soledad que, con especial crudeza, se ha ensañado con las personas más mayores.
Reencuentro con los mayores
En muchos casos, el único ‘respiro’ que este grupo social encontraba a esa situación eran las visitas, más o menos espaciadas en el tiempo, de sus familiares más cercanos. Durante los meses más crudos de la pandemia, todos pudimos escuchar testimonios desgarradores que narraban lo mucho que los abuelos echaban de menos los abrazos, los besos y el cariño de sus nietos.
Quizás, una de las cosas positivas que se puedan sacar de esta crisis global sea, precisamente, el despertar de conciencias que aquello supuso y las ganas e ilusión con la que muchos hijos y nietos han redescubierto a sus mayores.
Pero no todos tienen la suerte de contar con familiares cercanos que mitiguen su sensación de soledad y, por ello, iniciativas como el proyecto piloto ‘Connecta amb els majors’ desarrollado en esta primera mitad del año en La Nucía se ha saldado con un enorme éxito de participación.
Cinco alumnos del IES La Nucía realizaron un acompañamiento telefónico a personas mayores que viven solas
Mejorar relaciones
El programa ha servido para que cinco alumnos del IES La Nucía, participantes en el Programa de Aula Compartida (PAC), pudieran hacer un acompañamiento telefónico a personas mayores, residentes en el municipio, que viven solos.
Un acompañamiento que, además de para mitigar lo que antes de la irrupción del coronavirus se llamó ‘la pandemia del siglo XXI’, sirvió para que las dos partes, jóvenes y mayores, pudieran aprender a ver el mundo desde los ojos de personas tan distintas.
El objetivo del programa es el de paliar la soledad, fomentar una comunicación efectiva y mejorar e instaurar habilidades sociales de los jóvenes
El objetivo final del programa, que se puso en marcha el pasado mes de abril, no es otro que el de “paliar la soledad de los mayores, fomentar una comunicación efectiva entre los mayores y los alumnos, y mejorar e instaurar habilidades sociales de los jóvenes como la autoestima, lenguaje asertivo, empatía y la escucha activa”, explican sus responsables.
De hecho, aunque la metodología utilizada sí es novedosa, no es más que otro paso en el camino iniciado hace años desde la concejalía de Tercera Edad de La Nucía, que apostó, y lo sigue haciendo, por la creación y desarrollo de talleres intergeneracionales con el IES La Nucía en ámbitos tan distintos como el tecnológico o la cocina.
Aprender a escuchar
Este programa piloto, ‘Connecta amb els majors’, se puso en marcha el pasado mes de abril como iniciativa de las tutoras del PAC de 2º de la ESO del IES La Nucía y la concejalía de Bienestar Social y Tercera Edad del municipio, con la intención de ofrecer un acompañamiento telefónico semanal a los mayores participantes; personas, todas ellas, que viven solas en sus casas y que, por la pandemia y el confinamiento, necesitaban relacionarse con otras personas.
Las llamadas, con periodicidad semanal, se han venido realizando desde el IES La Nucía y han estado siempre tutorizadas por las profesoras del PAC y por la Educadora Social del ayuntamiento.
Como explican las responsables, “durante las mismas, se asesoraba al estudiante sobre las pausas, aprender a escuchar, respetar el turno, cómo preguntar, los silencios, dejar que se explayara la persona mayor… Se trataba de que los jóvenes nucieros mejoraran sus habilidades de comunicación, vocabulario y en los valores de respeto y solidaridad”.
El rotundo éxito de la actividad ha hecho que se haya tomado ya la decisión de que se repita en los próximos cursos escolares
Encuentro físico
Finalmente, y tras casi más de dos meses de relación telefónica, el final del curso escolar sirvió para que los participantes, jóvenes y mayores, de esta iniciativa, tuvieran su primer encuentro físico.
Una reunión que sirvió, además de para conocerse en persona, dar por concluida esta actividad, cuyo rotundo éxito ha hecho que se haya tomado ya la decisión de que se repita en los próximos cursos escolares.