Entrevista > Antonio Zamora / Coordinador del servicio de socorrismo de las playas de Benidorm
Las playas de Benidorm llevan ya dos veranos viviendo una calma nada habitual para esta época del año. Una tranquilidad que, en cualquier caso, debe ser puesta en perspectiva, pues lo que para los arenales de la capital turística es una jornada distendida en un verano pandémico, en muchos otros lugares sería considerado un día frenético en un estío normal.
Para que todo salga rodado y las playas benidormenses sigan siendo las joyas de la corona de la ciudad más turística de España, centenares de hombres y mujeres trabajan diariamente a fin de que las mismas estén limpias y provistas de todos los servicios y, sobre todo, que sean seguras para los miles de usuarios que se agolpan desde antes de que el primer rayo de sol incida sobre la arena hasta bien pasado el ocaso.
Antonio Zamora es un veterano en la trinchera de la primera línea de playa. Lleva ya muchos años trabajando; sobre todo para evitar que se produzcan incidentes, y en caso de que estos sucedan, para que revistan la menor gravedad posible. Hoy en día coordina al equipo de socorristas que, durante los doce meses del año, vela por el bienestar de los bañistas.
Benidorm cuenta en la actualidad con servicio de socorrismo durante todo el año, pero es en verano cuando más personal concentra. ¿Cuántas personas trabajan diariamente a su cargo en temporada alta?
En temporada alta contamos con sesenta efectivos en la playa. El grueso lo representan los socorristas y a ellos hay que sumar los Técnicos en Emergencias Sanitarias (TES), los enfermeros, los jefes de playas y los patrones de las embarcaciones de rescate.
Como tú has dicho, somos la única ciudad de la Península ibérica en la que se dispone de un servicio de socorrismo durante los doce meses del año.
«En invierno siempre surge alguna incidencia que hace necesario mantener el servicio en esos meses»
Cuando llegan los meses más fríos, de diciembre a febrero, se podría decir que la escasa o nula afluencia de bañistas convierte esa vigilancia en un gasto innecesario. ¿Cree que realmente es importante incluso en esa época del año?
Es un acierto completo. Desde 2002, cuando se estableció este sistema por primera vez, se está prestando el servicio durante todo el año. Como bien sabe todo el mundo, durante los meses de invierno tenemos la visita de la ‘tercera juventud’, que es la gente mayor que, evidentemente, tienen sus achaques y sus cositas.
No es que tengamos una carga de trabajo tan grande como la que podemos tener en verano, pero siempre surge alguna incidencia que justifica y hace necesario el mantenimiento del servicio también en esos meses.
«Dedicarnos a vigilar las playas de Benidorm durante todo el año es un privilegio»
El hecho de que las playas estén vigiladas durante todo el año, ¿permite que su labor se haya profesionalizado y haya dejado de ser vista como un trabajo de verano?
Para los que tenemos la suerte de dedicarnos a la vigilancia de las playas durante todo el año es, sobre todo, un privilegio poder hacer lo que nos gusta. Tanto mis compañeros como yo nos sentimos muy afortunados.
A la vez, como dices, es cierto que esta circunstancia permite profesionalizar mucho más el servicio porque se mantiene una plantilla más estable. Eso nos da una gran ventaja.
El trabajo del socorrista está rodeado de tópicos, pero, por su falsedad, destacaría dos de ellos. El primero, sin duda, ese que tiende a considerarles una especie de tipos con suerte porque su jornada laboral se basa en estar sentados en la playa tomando el sol…
(Ríe) Es algo que me toca un poco la moral. He tenido que escuchar muchas veces eso de que el socorrista se pasa todo el día sentado. ¡Es que esa es su labor! Pero está ahí haciendo tareas de prevención. También dicen que estás sin hacer nada. Aunque no es cierto, puedo incluso decir que es verdad; pero también lo es que, cuando hay una intervención, arriesgas tu integridad física para rescatar al bañista.
«En una selección valoramos que el aspirante tenga las aptitudes necesarias y que le guste lo que hace»
El otro tópico es que quienes trabajan en este servicio son personas más preocupadas por su apariencia física que por otra cosa. Algo así como ‘carne de gimnasio’. Parece que nadie se para a pensar que una buena condición física es fundamental en su trabajo.
Así es. De todas formas, el público debe saber que nosotros a la hora de hacer un proceso de selección valoramos, además de la condición física, que el aspirante tenga las aptitudes necesarias para hacer este trabajo y que le guste lo que está haciendo.
Mira, puedo tener en la playa al ganador de un Ironman, pero que no le guste lo que está haciendo. Esa persona no me sirve.
Si hubiese que generalizar, ¿cuáles son las actuaciones más comunes del servicio de socorrismo en Benidorm?
La asistencia estrella en los meses de verano son las picaduras de medusa. Por detrás estarían las lipotimias, alguna luxación o una fractura. Mucho menos frecuentes, pero sin duda lo más grave que nos podemos encontrar, son las paradas cardiorrespiratorias, y normalmente las que tenemos son en el agua.
«La mayoría de situaciones arriesgadas se evitarían haciendo caso a las indicaciones, aunque no tenemos varitas mágicas»
La mayor parte de los titulares de prensa que se lleva su trabajo llega cuando se producen intervenciones complejas y con final complicado. ¿Cree que se podrían evitar muchas de esas situaciones sencillamente haciéndoles caso?
La mayoría de ellas sí. Hemos tenido muchas intervenciones derivadas de negligencias por parte del bañista, por meterse en el mar con bandera roja, por ir en kayak a la isla a cuarenta grados de temperatura…
Si hiciesen caso se evitarían muchas de estas situaciones, aunque es verdad que no tenemos varitas mágicas y no podemos hacer milagros.
«Tenemos cuatro ambulancias estáticas en playas; muchas ciudades no tienen tantas para toda su población»
¿Las playas de Benidorm son seguras?
El bañista de las playas de Benidorm está más seguro en ellas que en su propia casa. Tenemos cuatro ambulancias estáticas en los arenales. Muchas ciudades no disponen de ese número para atender a toda su población.
Ya me ha dicho antes que la mayoría de intervenciones son por picaduras de medusa, pero eso no es un riesgo grave para casi nadie. ¿Cuáles son, ordenados de mayor a menor, los principales riesgos de las playas de Benidorm?
La mayoría de quienes acuden a nuestras playas provienen del norte. El Mediterráneo es un mar tranquilo pero tiene sus peligros, y nosotros tenemos nuestras corrientes, que son distintas dependiendo de si entran de Levante o de Poniente. Eso provoca que tengamos que educar al usuario y señalizar dichas corrientes para indicarle al bañista dónde están, para que de esta forma las pueda evitar.
¿Hay alguna zona o playa que sea más segura en ese sentido?
Se puede estar tranquilo y seguro en todas las playas de Benidorm. Insisto en que, como sucede en cualquier lugar del Mediterráneo, el peligro llega cuando entran las corrientes o el oleaje. En cualquier caso, tenemos la suerte de estar refugiados en una bahía y eso hace que sean muy seguras.
En ese sentido, habrá muchos visitantes que no sepan que las playas de Benidorm están orientadas al sur, lo que, si no me equivoco, ayuda a que se reduzca todavía más el peligro de esas corrientes.
Así es. Tanto la orientación de nuestras playas como, insisto, la protección que nos ofrece la bahía, juegan a favor en ese sentido. En cualquier caso, eso no quiere decir que no sea fundamental hacer un trabajo de prevención y que no se produzcan incidentes.
«A nadie nos gusta que nos prohíban cosas por lo que hacemos mucha psicología con los usuarios»
Ha hablado mucho de la prevención. ¿Cuáles son las medidas básicas que cada uno puede adoptar? Dicho de otro modo, ¿cuál sería el equivalente a ponerse el cinturón de seguridad en el coche a la hora de ir a la playa?
Eso lo dicta el sentido común. Por ejemplo, parece lógico evitar la zona de espigones y de rocas, que, estando llenas de verdín, pueden provocar resbalones; lo mismo que introducirte en el mar cuando ondea la bandera roja. Tampoco es buena idea meterte en el agua cuando ponemos la bandera para avisar de presencia de medusas.
En esta sociedad, a nadie nos gusta que nos prohíban cosas, por lo que nos toca hacer mucha psicología con los usuarios y saber transmitirles los mensajes de tal manera que no se ofendan. Un caso muy común en este sentido son los padres que dejan a los niños con manguitos en la orilla y se van a tomar el sol.
Una incidencia bastante habitual es la de los niños perdidos en la playa, que se convierte en un momento aterrador para los padres.
Suelen ser desorientaciones y las encontramos en las edades extremas. Se pierden mucho las personas mayores y los niños. Afortunadamente, nuestro tiempo de respuesta en estos casos es de cinco minutos. Eso lo conseguimos porque tenemos sillas estáticas y porque estamos comunicados con los compañeros de las hamacas, y ese intercambio de información nos permite tener una efectividad bastante alta.
En ese trabajo conjunto juega un rol muy importante la Policía local. Ante negligencias claras, como por ejemplo bañarse con bandera roja, ¿se pueden imponer sanciones?
Nosotros en esos casos avisamos a los compañeros de la Policía local, con la que hay una coordinación excelente. Lo que hacemos es advertir al bañista, y al segundo aviso lo notificamos a la policía, que es la que decide si se sanciona o no. Pero sí, se puede multar perfectamente.
¿En qué rango se mueven esas sanciones?
Pueden estar entre 1.000 o 1.500 euros. No es poco.
Para terminar, ¿qué consejos básicos daría a una familia que decide pasar el día en la playa para que minimice los riesgos?
Lo primero, venir en unas franjas horarias en las que no haya un sol abundante. Por supuesto, y como ya he dicho antes, estar siempre muy pendientes de los niños. Y, vuelvo a insistir en esto, hacer caso al sentido común. Son tres consejos muy básicos y sencillos.