Entrevista > Enrique Martínez / Presidente de Segittur (León, 1959)
Los habitantes de las zonas turísticas llevan ya varios años conviviendo con el término DTI, un neologismo del que, quizás, ni sus responsables ni los medios de comunicación han sabido transmitir de una forma clara lo que significa, el impacto que puede tener en el día a día de los ciudadanos y qué supondrá para el futuro del turismo en esas áreas.
Enrique Martínez es el presidente de la Sociedad Mercantil Estatal para la Gestión de la Innovación y las Tecnologías Turísticas (Segittur) y una de las personas que más y mejor conoce lo que implica la revolución de los Destinos Turísticos Inteligentes; los DTI.
Pese a que el término DTI es ya de uso generalizado en las zonas turísticas, mucha gente sigue sin tener claro qué supone para su municipio estar en esa categoría de destinos. ¿Podría explicarlo de la forma más clara y didáctica posible?
El éxito de un destino está fraguado sobre la competencia y el buen hacer del ente gestor de ese mismo territorio. El cincuenta por ciento de ese triunfo depende de cosas que son servicios públicos como la seguridad, la limpieza, la movilidad… Por lo tanto, gestionar todo eso mejor es la condición previa de la competitividad porque es la mitad del ‘pastel’.
Además hay que sumar la contribución que suponen las pequeñas empresas, los chiringuitos de las playas, los bares, los restaurantes… que no están incluidas en la cadena del turismo tal y como la concebimos muchas veces, y que sin embargo son decisivas en el día a día.
«El turismo se gestiona en el destino; a esto no se le había dado suficiente visibilidad»
Por resumir, se trata de fijarse y gestionar de forma local, con la ventaja que eso conlleva, esa mitad tan importante.
Lo que nos recuerda el DTI, como decía antes, es que el cincuenta por ciento del éxito del viaje de un turista depende de servicios y acciones que pone en marcha el ente gestor. Por lo tanto, suponiendo un porcentaje tan grande, conviene fijarse en ellos.
El turismo sucede y se gestiona territorialmente, es decir, en el destino. A esto no se le había dado hasta ahora suficiente visibilidad. Efectivamente, no medíamos esa mitad.
¿Qué es lo que más se valora a la hora de diseñar una estrategia DTI?
En todos los modelos de competitividad, los puntos más valorados son la capacidad de liderar redes en el destino, conformar ese conjunto de actores que prestan servicios, alinearlos y generar estrategias. Después, obviamente, tener productos turísticos como pueden ser buenas playas, montes, museos…
Parece que, más que a innovar, las estrategias DTI se han centrado, al menos por ahora, en ordenar todo aquello que los destinos venían ya haciendo desde hace décadas.
La primera innovación es decir algo de lo que la gente no es consciente. Todo el mundo hablaba de los hoteles, los aviones, los productos… y resulta que no, que el cincuenta por ciento más importante es lo que te he comentado antes. Eso, de por sí, ya es una innovación en el diagnóstico.
«En el ámbito turístico, la brecha digital la encontramos en las pequeñas empresas»
Y, a partir de ahí, aplicar soluciones innovadoras pensadas de forma específica para cada destino.
En el mundo turístico, la brecha digital la encontramos en que casi todos los turistas utilizan sus móviles para reservar hoteles, aviones, coches de alquiler… Esos son sectores que están en ese mundo nuevo; pero los que faltan son los propios destinos y las pequeñas empresas, que son los que de verdad dan contenido al turista.
Si nos centramos en zonas de playa, el chiringuito que vende sardinas tiene éxito por tres motivos: localización, localización y localización. Esa empresa, por lo tanto, no necesita estar en Amadeus; pero puede mejorar, claro que sí, gracias a esas tecnologías.
Si no lo entiendo mal, se trata de que todo el mundo se pregunte qué puede hacer por el destino, y no qué puede hacer el destino por él.
Es que el destino, el ayuntamiento, también puede hacer cosas por ese chiringuito que mejoren el territorio en su conjunto.
¿Ejemplos? Pues puede compensar su huella de carbono, aportar herramientas para desarrollar un plan de negocio que formalice lo que ya hace, darle pistas de cómo funcionan otros chiringuitos del mundo, mejorar su eficiencia en consumo de agua o electricidad…