Entrevista > María Braquehais / Licenciada en INEF y entrenadora personal
Uno de los efectos colaterales de la pandemia en la que llevamos inmersos desde hace año y medio ha sido que, durante gran parte de ese tiempo, se ha hecho muy difícil mantener unos hábitos de vida en los que el deporte esté presente. Esto ha provocado no pocos problemas de salud, especialmente en aquellas personas que precisan de esta actividad para mitigar los efectos adversos de otras dolencias.
Sin embargo, como explica María Braquehais, entrenadora personal que ejerce su profesión en Benidorm, también ha servido para que muchas personas, especialmente en los períodos de confinamiento, descubrieran el ejercicio físico y no lo hayan abandonado desde entonces.
Ahora que la vuelta a la rutina tras las vacaciones está cada vez más cerca, esta profesional nos da su visión sobre lo que ha venido sucediendo en los últimos meses, y aporta su experiencia y consejos para que aquellos que así lo deseen no fracasen en sus intenciones a partir de septiembre.
Venimos, especialmente el pasado año, de un período en el que hacer ejercicio físico fue muy complicado por las distintas restricciones sanitarias y de movilidad. Por su experiencia profesional, ¿cuál fue el resultado de todo ello?
La sorpresa del confinamiento fue ver cómo muchas personas que nunca habían hecho nada se pusieron a entrenar en casa. Con Instagram o YouTube, yo estuve dando clases ‘online’ y tenía bastante gente a diario.
Curiosamente, esas mismas personas que no hacían ejercicio antes de ese momento siguieron haciéndolo cuando volvimos a la normalidad. Se dieron cuenta de que era algo que les había venido muy bien y querían continuar con ello.
«Quienes han pasado la covid han vuelto ‘tocados’; se notan más cansados y con debilidad muscular»
Por trazar un paralelismo con la situación más actual, ¿cuáles han sido y cuáles están siendo los efectos negativos de todo ese período sobre nuestra salud?
Hemos detectado que hay un montón de gente que ha engordado. Por fortuna no hemos notado una incidencia mucho mayor en forma de lesiones, pero sí es cierto que las personas que han pasado la covid han vuelto más ‘tocadas’. Se notan más cansadas y con mucha debilidad muscular.
Antes ha mencionado las redes sociales como una forma de transmitir sus conocimientos, pero, ¿ha ocurrido también, como con el famoso Dr. Google en temas sanitarios, que la gente se haya podido poner en manos inexpertas?
Muchísimo. El intrusismo en las redes sociales es brutal e imposible de controlar. Puedes encontrar a personas licenciadas y con conocimientos, pero también a los guapos y las guapas que se dedican a hacer sesiones en tanga o en bikini. No tienen ningún tipo de formación ni profesionalidad, pero venden su cuerpo y su imagen haciendo creer a la gente que se van a poner así.
¿Qué consejos daría a los usuarios para saber diferenciar lo que está mal de lo que está bien?
En el perfil de la persona al menos debe aparecer su titulación. Está claro que puedes engañar, por lo que recomendaría fijarse si en los vídeos se dedican más a enseñar su cuerpo: eso debe ser una señal clara.
Hoy en día, con un modo de vida cada vez más sedentario, tener un entrenador personal ¿es un lujo o una necesidad para la salud?
Es una prioridad. Si pones por delante tu salud y valoras encontrarte bien, levantarte por la mañana y no tener dolor de espalda, no es un lujo.
Además, hoy en día los entrenadores ofrecemos fórmulas. No solo existe la clase uno a uno, que puede ser algo más costosa: también están los entrenamientos personales en grupos reducidos, las sesiones ‘online’… hay muchas opciones y nosotros nos adaptamos al bolsillo de cada persona.
«Si priorizas tu salud, encontrarte bien o levantarte sin dolor de espalda, un entrenador no es un lujo»
En base a su experiencia, ¿hacer ejercicio es algo estético o de salud?
Depende de la edad. Eso es lo que va a marcar la diferencia. La gente más joven busca mayoritariamente un perfil estético, pero llega un momento en el que priorizas que no te duela la espalda o una articulación de la que has sido operado. Entonces la motivación cambia.
Eso sí, aunque la persona venga porque le duele la espalda, siempre te dice que si pierde unos kilitos, mejor.
Esa pérdida de peso, ¿está garantizada?
Nosotros no hacemos milagros. Si te comprometes con ese objetivo lo mejor es cambiar ciertas cosas en tus hábitos de alimentación.
Lo ideal sería que también te pusieras en manos de un nutricionista, porque hay cosas que nosotros no podemos controlar. Yo sé perfectamente lo que hay que hacer para bajar a una persona de peso entrenando con ella, pero si esa persona no cumple con la parte de alimentación, no puedo hacer nada.
Las temidas dietas.
No se trata de pasar hambre. El problema que tenemos ahora es que no sabemos comer y no sabemos lo que comemos. Se trata de tener una educación nutricional, y por eso me parece fundamental trabajar con un nutricionista que, más que poner a dieta, enseñe a alimentarse a esa persona.
«Queremos resultados en dos semanas; eso no va a suceder, y muchos al mes no renuevan»
Estamos ya en agosto y la vuelta a la rutina está cercana. Es el momento de las buenas intenciones y de apuntarse al gimnasio. ¿Qué recomendación daría para evitar que esos buenos deseos queden en nada en apenas un mes?
(Ríe). Lo fundamental es entender esto como un proceso y un cambio en nuestro estilo de vida. No podemos pretender encontrar los resultados de forma inmediata. Eso sí, aquella persona que viene con dolor y se lo quitas te la has ganado y va a querer seguir contigo, porque le has salvado su calidad de vida; es gente más agradecida y comprometida.
El problema de quienes se apuntan en septiembre con vistas a cuidarse y perder peso es que quieren ver resultados en dos semanas, pero eso no va a suceder. Eso provoca que, al mes, no renueven.