Ha vivido sensaciones muy diferentes, pasando del infierno al cielo en apenas unas horas. Gedeón Guardiola cierra su participación en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 colgándose una medalla de bronce ante Egipto en un partido por el tercer puesto electrizante y muy sufrido (31-29), que sabe a gloria después de una dolorosa derrota en semifinales frente a Dinamarca, que les apartó de la lucha por el oro (23-27).
Campeón del mundo y doble campeón de Europa con España, as de la Bundesliga y la Copa alemana, el bravo pivote petrerí sintió como nadie la desolación de no poder luchar por el primer puesto en la Olimpiada. Pese a la decepción, el bronce es un premio magnífico para una generación esplendorosa de jugadores, “los Hispanos”, que tanta gloria han dado al balonmano español.
Finalizada la cita olímpica, ha recibido un merecidísimo homenaje de su ciudad natal junto a la ‘guerrera’ Paula Arcos y al segundo entrenador de balonmano femenino José Ignacio Prades, los tres deportistas de Petrer presentes en Tokio. Ahora, prefiere disfrutar de la medalla y centrarse en su equipo, el TBV Lemgo alemán, donde juega junto a su hermano Isaías, sin pensar en una posible retirada. Honor y gloria a una leyenda del balonmano español.
Una vez acabados los juegos de Tokio 2020, quería saber qué sensaciones te quedan después de conseguir el bronce olímpico con España.
Una sensación extraordinaria, sobre todo cuando llegas a España con una medalla tan bonita para un deportista y ves el reconocimiento de la gente, en especial de aquí, de Petrer, que te ha felicitado durante todo este tiempo.
¿Cómo has vivido esta edición tan extraña, sin público en las gradas y con la amenaza constante de suspensión hasta poco antes del comienzo?
Lamentablemente ya estábamos adaptados a esa normalidad porque hemos estado toda la liga sin público, siguiendo las medidas higiénicas y el protocolo marcado. Los deportistas estábamos habituados a vivir de este modo, así que no nos ha pillado por sorpresa.
«Enorgullece que tres deportistas de Petrer hayan ido a la Olimpiada»
Hablemos de ese partido de semifinales contra Dinamarca que os dejó fuera de la lucha por el oro, ¿cuántas veces lo has repasado en tu cabeza?
Pues no muchas, la verdad. Al finalizar el partido me puse bastante triste por no poder pasar a la final olímpica, pero, como dije, el luto solo iba a durar esa noche, porque al día siguiente teníamos que estar a tope pensando en conseguir ese bronce que tanto ha merecido el esfuerzo.
Es una forma de demostrarte a ti mismo que tienes que reponerte ante la adversidad, porque vale la pena luchar por una medalla olímpica.
De todos tus compañeros, tú fuiste uno de los más afectados al final de ese partido contra los daneses, ¿crees que el destino os debía con todo merecimiento una medalla?
Me dio un poco el bajón por toda esa emoción que me vino a la cabeza, y por la oportunidad perdida de jugar una final olímpica. Este grupo merecía llevarse una medalla; sobre todo por los veteranos, que llevamos ahí tanto tiempo, que nos quedamos fuera de Río y sufrimos en Londres la eliminación en los cuartos de final contra Francia en el último segundo.
Todos los compañeros vinieron enseguida a consolarme y por la noche estuvimos en el apartamento hablando sobre lo que había que hacer al día siguiente.
«Estar en la élite supone esfuerzo constante y entrenamiento»
Con la retirada de vuestro capitán, Raúl Entrerríos, ¿tienes la sensación de que esta selección ha llegado quizá al final de un ciclo?
Raúl tenía muy claro que se quería retirar y aguantó un año más para llegar a estas Olimpiadas. Nadie más ha dicho oficialmente que lo vaya a dejar, pero somos conscientes de que el seleccionador pueda tener otros planes con gente más joven.
Como yo digo, la edad es un número y no significa que vayamos a jugar peor; los veteranos del equipo hemos tirado del carro muchas veces y hemos demostrado estar a un gran nivel internacional para poder llevar a la selección a lo más alto.
¿Tú qué tal te encuentras, sigues teniendo fuerzas para continuar al máximo nivel con la selección?
Sí; mientras siga en la Bundesliga alemana, que es muy competitiva y exigente, creo que puedo aportar grandes cosas, pero las decisiones de quién va a cada torneo son del seleccionador, Jordi Ribera.
Eres el deportista más laureado de Petrer y aquí siempre se te ha tratado con admiración, ¿percibes ese cariño?
Claro. Pertenecer a un pueblo como Petrer, con no muchos habitantes comparado con una ciudad, es un privilegio porque te reconocen, te felicitan y te dan la enhorabuena; y eso para un deportista es muy bonito.
«Este grupo merecía llevarse una medalla olímpica»
Por primera vez en la historia, tres deportistas de Petrer han estado en unos Juegos Olímpicos, ¿cómo lo valoras?
Estoy orgulloso porque es un momento histórico para el pueblo y para el Club Balonmano Petrer, ya que los tres provenimos de esta disciplina. Va a ser difícil que tres deportistas de una misma población como la nuestra puedan optar a jugar unas Olimpiadas.
Me alegro por Paula, que la conozco desde pequeña, y por José Ignacio, que fue uno de mis primeros entrenadores del club.
¿Cómo se mantiene uno en la élite después de tantos años?
A base de esfuerzo constante, llevando una buena rutina de alimentación y de entrenamiento, y, sobre todo, que las lesiones te respeten.
¿Te gustaría volver a Petrer cuando finalice tu carrera deportiva?
En principio sí, porque echamos mucho de menos a la familia y a los amigos, pero no he pensado mucho más lejos de dos años.
No quiero cerrar puertas más allá de nuestras fronteras; lo importante es saber de dónde eres y dónde están tus raíces. Intentamos estar siempre vinculados con Petrer de una manera o de otra.