Entrevista > Marta Lloret / Concejala de Fiestas de Altea (Altea, 14-octubre-1996)
Festera antes que concejala, a Marta Lloret le ha tocado lidiar con una pandemia que, por segundo año consecutivo, ha obligado a cancelar todos los actos de los días grandes de Altea.
La edil de la Villa Blanca, resignada -como el resto del colectivo- a una realidad que escapa de su control, ha tirado de imaginación y, pese a todo, ha conseguido sacar adelante una agenda que, en ausencia del colorido y la alegría habitual del mes de septiembre, al menos sí estará marcada por la cultura.
Como las monedas, todo en la vida tiene su cara y su cruz. El verano turístico de Altea ha sido espectacular, pero ese mismo éxito ha ayudado -como ha sucedido en el resto del país- a hacer más virulenta la llamada “quinta ola”. Es el difícil equilibrio, tan comentado y discutido desde marzo de 2020, entre la ‘vida normal’ y la economía. En este caso, por proximidad de fechas, a las fiestas les ha tocado la cruz.
Aunque la normativa y las medidas no dependen del gobierno municipal, supongo que habrán esperado hasta el último momento posible para decidir, por segundo año, la suspensión de las fiestas.
Desde el principio sabíamos que las cosas, para las fiestas, pintaban mal. Incluso peor que el año pasado. Sabíamos que iba a ser un buen verano turístico, con una gran afluencia de gente, y, por ello, no hemos podido evitar esa quinta ola que también ha afectado a Altea.
Hemos mantenido reuniones muy frecuentes con la Federación de Moros y Cristianos de Sant Blai y la Asociación del Cristo del Sagrario para ver qué hacíamos, y ambas han sido las que han pedido que fuera el ayuntamiento, desde la concejalía de Fiestas, el que organizara, si queríamos, los actos que se pudieran adaptar a la situación actual.
«Habrá tristeza hasta poder celebrar las fiestas como nos gustaría»
No habrá sido plato de gusto.
Tendremos tristeza hasta que podamos celebrar las fiestas como, sin duda, nos encantaría. Pero seguimos manteniendo la esperanza de que el año que viene regresemos a la luz, al color, a la música y a las costumbres de nuestro pueblo.
Otros eventos, como las Fallas, sí tendrán lugar. En unas fiestas como las de Altea, que se basan tanto en actos muy multitudinarios, ¿hubiese tenido sentido plantear un formato más ‘light’?
No, habría sido imposible. Tendríamos que haber empezado, por poner un ejemplo, con los permisos de la pólvora en el mes de mayo. Como bien dices, son cenas al aire libre con todos los festeros, que sumamos más de mil; hay pasacalles, música, procesiones… Unos actos que ahora mismo resulta inviable celebrar.
«Queremos ayudar a la cultura y amparar a nuestras empresas»
Sin embargo, su departamento ha tirado de imaginación y ha elaborado un programa de actividades en el que hay una clara apuesta por la cultura.
Nuestra idea principal siempre ha sido que haya música en Altea. Queríamos recuperar y potenciar esa tradición que tenemos y que llevamos tan adentro. Por ello, hemos preparado algunos pasacalles donde solo intervendrán las bandas. No vamos a publicitar el recorrido para que podamos encontrarnos, por sorpresa, la música en cualquier parte y en cualquier momento.
Además, como dices, hemos apostado por la cultura y eso tiene un motivo. Tenemos un sector de la cultura que lo ha pasado fatal por la pandemia. No solo los artistas sino también todo lo de alrededor: maquillaje, peluquería, vestuario, escenarios, generadores… han vivido un tiempo muy malo y queremos ayudar a que se puedan levantar y caiga el menor número posible de empresas.
«Nuestra idea principal siempre ha sido que haya música en Altea, recuperar y potenciar nuestra tradición»
Ya ha apuntado antes al buen verano turístico que hemos tenido en la zona. ¿Cree que esta programación, centrada sobre todo en los fines de semana, puede servir para alargar ese momento dulce del sector?
Hemos intentado llegar a los fines de semana con actos potentes. Un buen ejemplo es el primero, con la inauguración de una exposición personalizada de Playmobil sobre las fiestas de Altea. Lo mismo ocurre con las actuaciones que forman parte de este programa.
Sabemos que ahora, en septiembre, sábados y domingos son clave en el turismo, así que hemos apostado por ellos de forma directa; de manera muy especial, por aquello de que coincidirían con nuestras fiestas, que serían del 24 al 28 de este mes.
Para terminar, ¿qué acto va a echar más de menos como concejala y como festera?
Es muy diferente. Como concejala, aunque parezca una tontería, los pasacalles. Es el momento en el que nos juntamos más, se oye más música y hay mayor revuelo en el pueblo. Los alteanos salen a la calle a verlo. Sé que no es un acto como tal, pero es algo precioso y espero poder recuperarlos el año que viene.
Como festera, echo mucho de menos las embajadas cristiana y mora, que son una gran obra de teatro. Yo he hecho teatro durante doce años y, por lo tanto, es lo que más me gusta. Ver esa guerra, que luego no queda en nada, me remueve por dentro. Es algo increíble.