Vivimos desinformados en la época donde más fácilmente se trasmite la información y en este caso sí la culpa es totalmente nuestra.
Cada vez a menos personas les interesan los temas serios o que les haga pensar. Pon un gato panza arriba en las redes sociales o incluso en una web informativa, muy majo el minino, y de inmediato tienes respuesta, ya sea en formato ‘me gusta’, en clicks a la noticia o el que sea.
Eso sí, pon una reflexión y quédate sentado a esperar. Y a lo mejor muchos están de acuerdo, pero como buenos adictos a “lo que diga el grupo” prefiere no decantarse.
La vergonzosa huida
Ejemplos habría muchos, pero por espacio en esta editorial solo pondré dos. El primero es lo ocurrido en Afganistán. Tras llevarles esperanzas y mensajes de “libertad duradera”, conseguir que confiasen en ello y se enfrentasen a un modo de vida más libre, de repente les dejamos tirados, a su suerte.
Hemos dejado un País donde las mujeres tendrán que volver a llevar burka, no podrán reír en público, se les negará de nuevo el acceso a escuelas y trabajo, podrán recibir palizas, no se las dejará ir solas por la calle, además de no poder tener dinero ni nada a su nombre.
De nuevo sin explicaciones
Todo ha ocurrido de la noche a la mañana. Se ha empezado a oír que todos salían de allí huyendo como ratas de un barco que se hunde y la mayor parte de las personas escuchan la noticia sin más, y lo aceptan. Ni siquiera se preguntan qué ha pasado y exigen saberlo.
Nadie ha dado una explicación, salvo burdas disculpas. Nos quedamos con que nos dicen que ha ocurrido y ya está, sin más. Bueno, salvo la ministra Irene Montero que ha comparado ese comportamiento con las mujeres en Afganistán con la violencia machista en España, sin comentarios.
Ojo, que hay que acabar con todo tipo de violencia, pero también hay que saber diferenciar lo que es un cogollo de lo que es una enorme plantación de lechugas (por hacer un símil fácil y no ofensivo).
El nuevo oro: la luz
El segundo nos toca más de cerca, pero la reacción ha sido la misma, aceptar lo que nos dicen sin hacer nada, aunque afecte al bolsillo y suponga que a muchos conciudadanos les impida llegar a fin de mes. Hablo de los precios de la electricidad.
Parece que en lugar de ver el problema se aceptan e incluso comparten las justificaciones. Que si el problema es de los impuestos que lleva añadido, que si tenemos que aprender a cuando podemos gastarla…
Impuestos hemos tenido los mismos siempre, incluso ahora menos al estar el iva al 10%, y la milonga que se han sacado ahora de la manga de poner la lavadora por la noche, por ejemplo, no existía… y la luz costaba mucho menos.
Un apaño entre unos pocos
El problema no viene de ahí, sino del coste de megavatio/hora que ponen las eléctricas en esa ‘simulación’ de subasta del coste energético, que nos influye a todos, pero que deciden entre quienes compran y quienes venden, y en ambos bandos están representadas las mismas empresas.
¿Qué harías tú si los acuerdos que cierres con tu pareja fueran de obligado cumplimiento para todos los vecinos? Pues lo que más te convenga, está claro. Aunque la práctica evidentemente es más compleja, el funcionamiento simplificado es ese.
Medidas de presión
Y esto de la subida eléctrica es algo normal. Ya hace años lo disculpaba el entonces presidente Rajoy por culpa de la falta de lluvia; luego llovió pero la electricidad siguió su aumento incansable. Ahora resulta que después de décadas luchando porque se cerrasen las centrales nucleares, y pagando un canon importante por ello, se plantea abrir nuevas plantas de este tipo.
Un experto, que ya se sabe que si ahora no se dice esa palabra la información no vale nada, aunque no digas ni que experto es ni porque lo es, nos habla claro. Al final las eléctricas tienen mucho poder (y a dos expresidentes de nuestro Gobierno trabajando para ellas) y realizan estas subidas por beneficio, presión al Estado por algún motivo…
Al final lo hemos vivido muchas veces. En aquella mencionada “por culpa de la falta de lluvia” el Gobierno sacó contra las renovables el primer decreto de la historia española con carácter retroactivo, y el llamado impuesto al Sol, etc. Por cierto este último, en teoría diseñado por el ministro Soria, era sospechosamente calcado a lo que decía en sus conferencias Iberdrola.
Nos adoctrinan
Pero de nuestro conformismo son conocedores y por eso actúan así. Hace tiempo nos cambiaron el contador por otro ‘inteligente’, para ellos claro, porque en la realidad solo sirve para que si un día tienes un pequeño pico salte y te quedes sin luz, y lo justificaron con que gracias a él se podía controlar el consumo por una web… ¿Alguien mira en la web y analiza sus consumos?
Ahora nos han venido con el cuento de las horas bajas, que además cada vez son menos, y nos dicen que usemos esas. ¿Pero cómo vamos a poner el frigorífico solo unas horas concretas, o el aire acondicionado en ese horario más barato en lugar de cuando hace calor…? sin contar que se acabó el tranquilo descanso de los vecinos si todo el mundo pone la lavadora de madrugada.
Y se acabó también el dormir a sus horas. Por la noche todos a cocinar, planchar… que eso es lo que nos dicen y tenemos que aceptarlo como fieles corderitos.
Para terminar una pregunta. Si no generamos energía eléctrica suficiente para la demanda y por eso están tan altos los precios, ¿de dónde va a salir la energía para 25.000.000 de coches solo en España -amén de camiones, autobuses, etc.- que quieren que sean eléctricos?