Entrevista > Manuel Olcina / Director del Museo Arqueológico Provincial de Alicante (Cocentaina, 7-febrero-1960)
La historia es una materia caprichosamente selectiva. Probablemente, cuando nos planteamos las civilizaciones del mundo, a nuestra mente acuden de inmediato las más conocidas: aztecas, mayas, persas, la más cercana Grecia y, sobre todo, el Imperio romano, al que muchos consideran la cuna de las sociedades de nuestras tierras. Pero, ¿qué hay del origen de los romanos?
Sobre esto trata de ofrecernos luz el Museo Arqueológico Provincial de Alicante (MARQ) con la exposición ‘Etruscos: El amanecer de Roma’. Esta cultura, desconocida para la mayoría, es gran parte del legado de nuestro origen; algo que relata con orgullo Manuel Olcina, director del museo, quien explica cómo este pueblo está tras los gladiadores, la religión o los mismos números romanos.
¿Son los etruscos el germen que propició lo que después sería Roma?
Los romanos heredan algunos legados culturales que son propios de los etruscos, por lo que de algún modo nosotros somos herederos también de esta civilización. Sin embargo, son menos conocidos que los griegos porque tuvieron la mala suerte de tener al lado a Roma, la cual los incorpora y en cierta manera los eclipsa.
Si no hubiera sido así…
De no haber existido los romanos, probablemente los etruscos habrían seguido creciendo y evolucionando, y los habríamos conocido hoy en día más; pero tendríamos un mundo distinto, así que eso es especular. Lo que sucede es que Roma es una potencia civilizadora, un tsunami cultural que hace pequeño todo lo demás.
«Mujeres y hombres participaban igual en los convites; algo inédito»
Vayamos al principio, al origen de la cultura etrusca, ya que este ha sido uno de los grandes debates de los historiadores durante siglos.
Los etruscos son un pueblo raro ya en la Antigüedad; es probable que sus costumbres no fueran como las de los pueblos de su alrededor. Su lengua no era parecida, al no ser indoeuropea, mientras que el latín sí lo era, del mismo modo que otras lenguas itálicas.
¿Surgieron en la misma ‘bota’ italiana?
Ya los antiguos, como Heródoto, decían que los etruscos habían venido de Anatolia, la actual Turquía, porque era un pueblo que apareció en medio de otros con los que no tenía nada que ver.
Otros historiadores, a partir del siglo XVI hablaban de que podían proceder del norte de Europa. Todo esto se ha terminado un poco gracias a los análisis genéticos, los cuales dicen que son autóctonos de Italia. Aunque no es un debate cerrado por completo.
Se trataba de una civilización de grandes orfebres, lo que ha permitido que sus piezas perduren hasta la actualidad.
Eran artesanos que hacían cosas de mucha calidad. Sus bronces son extraordinarios y destaca la calidad artística y la pericia que tenían. En efecto, tenemos en la exposición urnas, jarrones, joyas y otros elementos de una calidad y una técnica finísima, y te preguntas cómo podían hacer esto con las técnicas que conocían.
¿Nos puede contar algo sobre su maquinaria militar?
Los etruscos eran una civilización guerrera; encontramos pruebas de varias batallas contra los cartagineses o los griegos. Un pueblo en contienda, rodeado de potencias que poseen intereses económicos y se los disputan con ellos. Luego tiene a Roma al lado, lo que hace que esa sociedad deba tener una casta militar.
«Los análisis genéticos han acabado con la polémica; son autóctonos de Italia»
¿Qué piezas destacaría de la exposición?
Me quedaría con alguna de las urnas que cuentan escenas de la sociedad etrusca, por ejemplo, el mito de Odiseo; una de ellas habla del viaje al más allá, representado por Ulises en la historia, se ve una escena de un carro -parece casi una carreta del Oeste-, y se escenifica el tránsito al otro mundo.
Enfrente tenemos otra donde el muerto va en una cuadriga, como en un triunfo de un general. Esto nos habla de una ideología en la que dicen, “quiero irme al otro barrio bien representado”, con una buena iconografía.
¿Fue quizá su modelo de ciudades independientes parte de lo que les condenó a la desaparición?
Efectivamente, eran ciudades-Estado como Grecia. Eso hace que sean más débiles, porque ninguna de esas poblaciones intenta unificar y crear un ente mayor; cosa de la que Roma se aprovecha poco después, cuando se topa con los etruscos y otros pueblos a los que acaba triturando para crear un imperio bajo su poder.
A pesar de ser ‘triturados’ dejaron su impronta en Roma.
Los juegos funerarios dan lugar a los gladiadores. También influyen mucho en la religión romana; la manera de delimitar un espacio sagrado o las regiones del cielo y de la tierra es muy de ellos, los números también. Hay rasgos, lo que pasa es que luego el imperio adquiere mucho de Grecia y lo etrusco queda oscurecido.
«Consiguieron piezas increíbles viendo la tecnología que poseían»
Una de las cualidades destacadas de su civilización era el papel de la mujer en la sociedad. ¿Qué hacía tan particulares a sus mujeres?
Es curioso: los etruscos escandalizaban a los antiguos porque la mujer participaba en los convites o simposios en igualdad con el otro sexo. Ellas no acudían a los eventos como elemento de diversión; estaban allí, con el marido o no, e incluso participaban con los varones.
No les parecía indecoroso desnudarse delante de los hombres y eso a los griegos les parecía impresionante, por lo que las tachaban de libertinas, con la cabeza bastante ligera.
Un rol muy diferente…
El papel femenino en aquella sociedad era contrario al resto; los griegos, latinos o romanos no tenían esas costumbres, ya que el hombre lo hacía todo. Por eso, cuando decimos si aquí se consumía el vino a la etrusca decimos que los íberos no; aquí serían los varones, sin la mujer participando en ello.
Un tesoro histórico en Alicante
Las piezas que conforman la mayor parte de la exposición han sido cedidas por el Museo Arqueológico Nacional de Florencia (MAF) y el Museo Etrusco Guarnacci de Volterra, y llevaban casi veinte años sin salir de Italia. Muestra artículos de una civilización muy sofisticada y rica, a la vez que desconocida para muchos.