Entrevista > Sara Colechà / Directora del IES Matemàtic Vicent Caselles Costa, de Gata de Gorgos
El mejor instituto público de la Comunitat Valenciana, en cuanto a las notas de la EBAU (la Selectividad) se refiere, está en la provincia de Alicante. Se trata del IES Matemàtic Vicent Caselles Costa, ubicado en Gata de Gorgos, cuyos alumnos de segundo de Bachillerato lograron una calificación media de 8,00 en junio.
Hablamos con la directora del centro para conocer las claves de este éxito, justo antes de afrontar una nueva vuelta al cole. Sara Colechà es profesora de inglés en el instituto desde que fuera inaugurado en 2005, y lleva más de una década al frente de la dirección.
¡Los campeones de Selectividad! Enhorabuena. ¿Cómo habéis logrado este éxito?
Muchas gracias. Pues para empezar, nuestro centro es bastante pequeño y familiar, con solo 350 alumnos. Esto nos permite prestar una atención al alumno muy personalizada, no solo en Bachillerato sino desde primero de la ESO. Conocemos bien a nuestros estudiantes.
El profesorado también influirá.
Tenemos además un equipo educativo bastante estable, pues cerca del 75 por ciento de los docentes tienen plaza definitiva. E incluso hemos tenido mucha suerte con los interinos o los de comisión de servicios, que vienen y van, porque se han integrado muy bien.
Y dice una famosa pedagoga vasca que el treinta por ciento del resultado de los alumnos depende del trabajo del director… así que imagino que en algo habré influido yo también (risas).
«Somos conscientes de que la Ley Celaá durará pocos años»
Algunos institutos, sin embargo, están muy saturados…
Nosotros tenemos básicamente alumnos del pueblo, aunque ya empiezan a llegarnos solicitudes de otras localidades. También he de decir que una de las pocas cosas positivas que ha traído la pandemia es que se han reducido las ratios.
Nuestras clases son ahora de dieciséis o dieciocho, y ojalá se mantengan así cuando pase la covid, porque los profesores trabajamos más a gusto tanto a nivel disciplinario como en el seguimiento a cada estudiante.
¿Ha habido algún cambio más en estos tiempos?
Estamos implantando poco a poco la codocencia. Tiene algunos detractores porque en Secundaria no estamos tan acostumbrados como en Primaria a compartir el aula con otro profesor, aquí cada uno va más a la suya. Pero creo que esto nos ayuda a aprender a coordinarnos mejor.
¿Vuestra forma de evaluar es diferente a otros centros?
Para mí es muy importante definir el proceso de evaluación, sobre todo con tanto cambio legislativo al que nos someten. Tratamos de analizar los casos de forma integral, para determinar si el alumno se va a beneficiar de una repetición o si le conviene pasar. No tomamos decisiones a la ligera, y en esto tienen un papel muy importante los tutores.
Es cierto que en algunos centros, cuando un estudiante de segundo de Bachillerato tiene una asignatura suspendida, se la pasan para que vaya a la Selectividad. Nosotros somos bastante exigentes, y los chavales saben que tienen que aprobarlo todo. No creo que regalar las cosas y bajar los estándares sea positivo.
¿También en Secundaria?
La ESO ya es otra cosa, porque es nuestra obligación que todo el mundo se gradúe. Hoy en día, una persona sin el graduado escolar no puede optar a nada.
«No debemos regalar aprobados para que los alumnos hagan la EBAU»
Normalmente se suele decir que el nivel académico ha bajado en los últimos años.
Comparado con el BUP y el COU que hice yo, es verdad que hoy los alumnos tienen menos conocimientos en algunos contenidos. Ahora intentamos que el aprendizaje no sea tan retentivo y salgan con más habilidades. Aun así, yo no soy partidaria de borrar de un plumazo todo lo memorístico. Tener una cierta base es necesario.
A veces los docentes universitarios se nos quejan de que los estudiantes les llegan con faltas de ortografía. Incluso en las oposiciones, algunas plazas de profesorado se quedan vacantes. Esto se debe a que no exigimos lo que debemos en Bachillerato. Así, la ley del mínimo esfuerzo se acaba imponiendo.
Supongo que tampoco facilita las cosas que llevemos siete leyes de educación diferentes desde 1985.
Desde luego. Los continuos cambios normativos nos suponen una inestabilidad tremenda. Yo llevo mucho tiempo pidiendo un gran pacto político por la educación, porque siempre la están utilizando como arma arrojadiza. Cada Gobierno implanta una nueva ley, y es un ping-pong constante.
La Ley Celaá tiene aspectos buenos y malos, pero somos conscientes de que solo durará unos pocos años, pues se ha hecho en contra de muchos estamentos educativos. Exactamente igual que ocurrió con la Ley Wert. Hasta que no haya un consenso, seguiremos igual.
«Algunas medidas, como tomar la temperatura, han sido bastante ineficaces»
Antes, los colegios ‘de pago’ solían monopolizar los mejores resultados en Selectividad. Sin embargo, en el curso 2020-21 solo un centro privado os superó en la provincia de Alicante.
Porque el trabajo que se hace en la educación pública es igual de bueno; o hasta mejor. Algunos padres cambian a sus hijos de localidad para llevarlos a un centro privado o concertado, y yo lo veo un tanto innecesario. También ayuda que ahora la pública está más cerca de la financiación que debería tener respecto a etapas anteriores.
En nuestro caso particular llevamos años reclamando una ampliación, porque este centro se concibió solo para alumnos de la ESO y ahora tenemos también de Bachillerato e incluso de FP. Este julio nos visitó el conseller Vicent Marzà y prometió que nos incluiría en el Plan Edificant. A ver si es verdad.
¿Cómo ves esta vuelta al cole?
Bastante menos problemática que la anterior. En verano de 2020 yo estaba que no me llegaba la camisa al cuerpo, porque todo era una incertidumbre total. Algunas medidas sanitarias que llevamos a cabo el curso pasado no creo que ya hagan falta. Por ejemplo: no hemos detectado ningún caso con las tomas de temperatura, es bastante ineficaz.
Aquí no hemos tenido semanas partidas, pero sé que en otros centros han generado muchos problemas. Nosotros el año pasado pedimos a los alumnos que trajeran una bayeta de casa para limpiarse las mesas, y todos cumplieron. Demostraron una gran responsabilidad. Yo espero que este año ya no veamos estas escenas.