Altea ha pasado su segundo año sin fiestas y, aunque todos los habitantes y visitantes de la Villa Blanca las han echado de menos, el colectivo festero es el que con más dolor ha tenido que transitar esta especie de duelo que, como explican el presidente de la Asociación del Cristo del Sagrario, Juanjo Ripoll; y Vicente Lloret, presidente de la Federación de Moros y Cristianos de Sant Blai, cada vez está más cerca de llegar a su final.
Necesidad de apoyos económicos
Con la esperanza de poder retomar cierta normalidad festera en 2022, ambos reconocen que la mayor dificultad, superada la crisis sanitaria, será encontrar los apoyos económicos suficientes en un momento de especial dificultad, a causa del daño provocado a los negocios y las familias por la pandemia.
Pasados los (no) días grandes de la Villa Blanca, Ripoll explica que lo que mejor define el estado de ánimo de los festeros es “alicaídos, pero tenemos ilusión y alegría pensando en el momento en el que las podamos retomar”.
Las Fiestas del Cristo y los Moros y Cristianos piden claridad para poder empezar a trabajar ya en sus festejos
La incertidumbre de la preparación
Unas fiestas no se organizan de la noche a la mañana. Los trabajos para su puesta en marcha se prolongan durante todo un año y la inseguridad que se ha vivido durante los últimos doce meses, con cambios constantes en la realidad sanitaria, ha hecho que todo haya sido “mucho más complicado que el año pasado. Tienes que tener en cuenta que todo lo que conlleva organizar unas fiestas tiene que estar planeado con muchos meses de antelación o, incluso, un año”, asegura Ripoll.
El presidente de las fiestas del Cristo reconoce que “efectivamente, en 2021 ha habido momentos en los que parecía que se podría hacer algo y otros en los que daba la impresión de que no sería posible. Por todo ello, finalmente decidimos no hacer nada. Hay que pensar siempre que, para celebrar el Cristo en septiembre, nosotros lo debemos dejar todo cerrado en diciembre o enero”.
«Todo esto ha hecho que la gente recuerde con mucho cariño estas fechas y que se haya dado cuenta de que les hacen falta» J. Ripoll
Sin gente no hay fiesta
Un punto de vista en el que coincide su homólogo Lloret. “Nosotros tuvimos la suerte de poder celebrar el ‘mitg any’ de 2020, algo que otras muchas poblaciones no pudieron hacer. Pero no podemos olvidar que el trabajo para organizar unas fiestas como estas se extiende a lo largo de todo el año. Todo esto, lo que supone, es romper con algo que se había convertido en una parte esencial de nuestras vidas y de nuestra forma de ser”.
El presidente de los Moros y Cristianos también asegura que “desde el principio teníamos clarísimo que no podría haber fiestas, porque hay un Decreto Ley de Conselleria que te impide hacer los festejos como tales. No se pueden realizar desfiles y eso ya te tumba toda la ilusión que puedas tener”.
La paulatina mejora de los datos sanitarios hace que los responsables festeros sean optimistas de cara a 2022
Esperanzados en 2022
Ripoll tiene mucha esperanza en que el próximo año las Fiestas del Cristo puedan volver a llenar Altea de luz y color. “No tengo una bola de cristal, pero mi sensación personal es que sí podremos hacer algo. Lo que no creo que sea posible es hacerlo todo, pero quizás sí recuperar algunos actos religiosos, algún castillo de fuegos artificiales…”, explica.
El presidente del Cristo insiste en la necesidad de comenzar ya a tener las cosas claras. “Evidentemente, también estamos a expensas de lo que nos pueda decir el Ayuntamiento en cada momento. Eso sí, como decía antes, si para 2022 queremos que haya fiestas, ya tenemos que empezar a trabajar ahora en ellas”.
Lloret comparte esa misma ilusión. “No sé qué ocurrirá el próximo año. Sé lo que está pasando ahora, pero no puedo vaticinar el futuro. Siempre he dicho que es preciso que levanten todo esto antes de Navidad para que podamos volver a juntarnos y empezar a trabajar. Si eso se soluciona, iremos adelante con las fiestas. Insisto en que este es un trabajo de todo un año, o sea, que no se trata de ponerse el día uno de enero”.
Seguirán los cargos
El presidente de los Moros y Cristianos adelanta, en cualquier caso, que en su federación las próximas fiestas que se celebren las organizarán los mismos cargos que no pudieron hacerlo en las dos ediciones suspendidas.
“El año pasado tuvimos una asamblea online para tratar este tema y ya se acordó que, tanto la junta directiva como los cargos, se mantendrán hasta que se puedan realizar unas fiestas normales y corrientes y, por lo tanto, las puedan disfrutar como se debe. Eso quiere decir que todos pasamos directamente a 2022 tal y como estamos este año”.
Lo mismo ocurrirá con las fiestas del Cristo, que Lloret y su equipo cogerán “con muchísimas ganas. Seguramente, más que nunca. Muchas conversaciones han girado en lo que habríamos estado haciendo en caso de que hubiese actos. Eso también ha hecho que la gente recuerde con mucho cariño estas fechas y que se haya dado cuenta de que les