Entrevista > Carlos Beltrán Corraliza (Naos Beltrán) / Artista multidisciplinar (Petrer, 8-agosto-1982)
El artista preterí Naos Beltrán se ha formado en diferentes ramificaciones del ámbito artístico. Comenzó su carrera de forma autodidacta, de la mano de su madre también poeta, descubriéndose como lírico y cantautor. Posteriormente realizó creaciones artísticas en vidrio, en su localidad natal, lo que le llevó a restaurar y crear vidrieras emplomadas, bajo la influencia de su padre a la hora de trabajar la mampostería y la escultura.
Tras viajar por Europa y parte de América del Sur editó la novela ‘El hombre de las sombras’, obra literaria de ámbito internacional. En la actualidad reside en su casa taller donde encuentra relación con el mundo de la pintura, talla y forja. Formado como autodidacta, ha creado una línea personal al óleo llamada ‘Rasgos de tiempo’, de la serie ‘Introspección’.
La formación que te han dado tus padres es clave en tu visión artística. ¿Lo siguen siendo a día de hoy y de qué forma? ¿Qué otras referencias tienes?
En cierto modo, por sus habilidades, han sido parte de mi forma de ver el arte desde mi perspectiva y mis sentimientos sin moldearme. Quizá por las circunstancias he ido formándome sin referencia alguna, según he ido sintiendo con el transcurso del tiempo, conforme he ido viviendo y experimentando.
Desde sentir, al alejarme de mi entorno, mis viajes para quedarme a solas conmigo, hasta ser lo más real y crudo posible al regreso. A pesar de que admiro a grandes artistas, mi técnica no tiene referentes. Puedo decir en ese sentido que soy autodidacta.
«La pintura me ha dado el equilibrio emocional tanto a nivel personal como profesional»
Inaugurada la exposición individual en el ‘Forn Cultural’ de Petrer. ¿Cuál ha sido el enfoque que le has dado?
He querido traer la máxima obra que tengo a mi disposición para reflejar mi proceso pictórico desde los inicios de mi carrera hasta la actualidad. Me gusta verlas juntas en una misma sala y sacar mis propias críticas constructivas, aunque sea cada vez más complicado por tener obra repartida en diferentes lugares del mundo, ya sea en galerías o por venta a coleccionistas particulares.
¿Cómo definirías tu colección al óleo ‘Rasgos de tiempo’?
Esta obra tiene su carácter propio. Representa situaciones de la vida cotidiana e interpreta emociones por ella misma, tanto alegres como las que nadie desea en su vida. No intento agradar a nadie, simplemente es mi visión personal y debo ceñirme a esa realidad como artista. Esta exposición para mí va a ser especial. Creo que esta obra, después de tantas exposiciones y certámenes en diferentes lugares del mundo, merecía ya verse en mi tierra.
En un artista tan polivalente como tú… ¿es en la pintura donde has encontrado la mejor vía para expresarte?
He tenido diferentes facetas y etapas artísticas que me han ido formando hasta que descubrí la pintura; es la que me ha dado el equilibrio emocional tanto a nivel personal como profesional, hasta convertirlo en mi forma de vida. Como emisor de esta serie, quiero que el receptor sienta al artista en cada tramo de su trayectoria, esa es la finalidad de mi obra. Mi intención es poder ayudar a otras personas a reencontrarse consigo mismas, como fue mi caso.
«Mi intención es poder ayudar a otras personas a reencontrarse consigo mismas»
En los viajes que has hecho, ¿qué es lo que crees que más ha podido influenciar en tu obra?
Hay una larga lista de personas que me han ido influyendo en mis distintos viajes, sobre todo en Sudamérica donde estuve durante tres meses en la selva amazónica conviviendo con tribus autóctonas.
En España, en la zona del pirineo aragonés, estuve restaurando un pueblo abandonado con el fin de que pudiera repoblarse y subsistir de forma autosuficiente. Ambas experiencias me enseñaron a ver la vida desde otro prisma y a valorar lo que realmente tenemos.
Has trabajado técnicas como la soldadura en plomo o la fundición del vidrio. ¿Un artista debe conocer bien la fisicidad de los materiales? ¿Qué te han aportado esas prácticas?
Cuando era pequeño salía del colegio corriendo para aprender este oficio en una cristalería de Petrer. Me llamaba la atención la unión del vidrio, su corte, su mezcla de colores, soldaduras y el crear formas.
He tenido a grandes maestros del vidrio y recuerdo ser uno de los vidrieros más jóvenes posiblemente del país de aquel entonces. Hacíamos vidrieras tanto en plomo, como en estaño o aluminio, restaurando incluso algunas de catedrales, incluso con destino al norte de Europa.
Esta formación me ha sido de gran utilidad para mi pintura, ya que utilizaba bocetos para proyectarlos y convertirlos en vidrieras, jugando con la composición del color y la luminosidad.
«La ciudad de Petrer siempre ha tenido grandes artistas en su historia»
¿Crees que Petrer goza de buena salud cultural, con proyectos como Artenbitrir o La Ciudad Sin Ley, entre otros?
La ciudad de Petrer siempre ha tenido grandes artistas en su historia, y esta inercia le ha llevado a consolidar proyectos, como los anteriormente citados, que le aportan no solo relevancia cultural y personalidad sobre el resto de poblaciones del valle del Vinalopó, sino que también es una llamada al turismo. Pienso que este tipo de eventos son imprescindibles para crear una convivencia entre público y artistas, con la posibilidad de dar a conocer nuevos talentos.
¿Cuáles son tus enclaves naturales predilectos por la zona de Petrer y alrededores?
Mis abuelos han trabajado las tierras del valle de Caprala, y he pasado la mayor parte de mi infancia allí, donde he disfrutado de un paraje natural privilegiado y he aprendido las costumbres tradicionales, como la artesanía local de la zona.
También me gusta mucho la zona del Xorret de Catí, donde he hecho acampada. Por último, cómo no nombrar el casco antiguo de Petrer, su castillo, sus calles y rincones ajardinados por donde pasear y contemplar las vistas de todo el municipio.