Entrevista > Álvaro Valdés (Alicante, 9-junio-1999) y Antonio Fenoll (Crevillent, 14-junio-1999) / Biotecnólogos de la UMH
La iniciativa surgió hace dos años durante la carrera, cuando una compañera de clase empezó a faltar bastante; al preguntarle cuál había sido el motivo de su ausencia, les contó que tenía intolerancia a la fructosa. Esto le provocaba problemas digestivos tales como: hinchazón, dolor abdominal o nauseas, entre otros.
Nunca habían escuchado hablar sobre la intolerancia a la fructosa y se pusieron a investigar sobre ella, comprobando que había muchas personas con el mismo problema y que necesitaban una solución.
Concurso de ideas
Se presentaron a un certamen de ideas de empresa en la Universidad Miguel Hernández (UMH), lo ganaron y, gracias a ello, accedieron a la Maratón de Creación de Empresas de esa misma universidad. Una formación de seis meses donde aprendieron además muchos conceptos sobre el desarrollo de una startup que les permitiera pasar de una idea, a una empresa rentable con un propósito.
¿Qué otros apoyos tenéis?
El de nuestro tutor, Germán Sánchez, durante todo el camino, ha sido crucial para aprender a dirigir el proyecto a buen puerto. El programa Makers ha sido lo que nos ha permitido desarrollar lo que era una idea en algo más tangible al poner a nuestra disposición un laboratorio y una oficina, donde se ha hecho toda la investigación experimental del proyecto.
Por el momento va a mantenerse como secreto industrial, ante la posibilidad de una patente al tratarse de un proyecto pionero.
Por otro lado, este programa nos ha ayudado en el contacto con expertos de diferentes áreas como la Microbiología y la Tecnología de Alimentos, caso de Manuel Sánchez y Daniel Valero, de los que hemos aprendido mucho para llevar a cabo nuestros experimentos, aparte de habernos apoyado personalmente.
¿Hacia quien va dirigido?
Actualmente nos estamos enfocando exclusivamente en intolerantes a la fructosa, pero sabemos que en un futuro este proyecto se podrá expandir a otros grupos de personas como gente con síndrome del intestino irritable, sobre crecimiento intestinal bacteriano, diabéticos y en general a gente que quiera reducir el consumo de azúcares en su dieta.
«Casi todos los alimentos procesados tienen fructosa añadida para edulcorar»
¿Implica a la industria alimentaria y, si es así, a qué productos?
La intolerancia a la fructosa impide a quienes la padecen consumir la gran mayoría de frutas y verduras, por no hablar de los alimentos procesados que casi todos tienen algo de fructosa añadida para edulcorar. Principalmente los productos serían zumos, batidos, chucherías naturales, y helados.
Para que tengan algo de sabor dulce y sea agradable, evitaríamos edulcorantes y añadiríamos esencias o jengibre y otros condimentos naturales.
¿En qué consiste el proceso para extraer el azúcar de la fruta?
Hasta donde podemos contar, nuestro proceso actualmente se basa en utilizar bacterias que seleccionamos específicamente por su capacidad para reducir los azúcares de la fruta. Estos microorganismos, cuando entran en contacto con ella, básicamente digieren los azúcares presentes, entre ellos la fructosa.
¿En qué punto os encontráis?
A día de hoy, con este proceso hemos conseguido reducir más de un 30 por ciento el contenido en azúcares en frutas como la fresa. Nuestra intención es aumentar este porcentaje hasta más del 80 por ciento y para ello estamos realizando un proceso de investigación y una búsqueda de financiación.
Actualmente nos encontramos en el programa TeamUp de EIT Food, donde estamos trabajando con una posible nueva cofundadora en el desarrollo del plan empresarial y de nuestro primer producto, Shaky. Es un batido de frutas sin fructosa que pretende mostrar los ideales de nuestra marca en un producto vegano, ecológico y natural.
«Hemos reducido más de un 30% el contenido en azúcares en frutas como la fresa»
¿Son fiables los términos ‘sin azúcar’ o ‘sin azúcar añadido’?
El término sin azúcares añadidos es fiable si lo tomamos al pie de la letra: el producto no tiene azúcares añadidos, a parte de los naturales. Sin embargo, siempre debemos revisar la etiqueta con los valores nutricionales del alimento, donde realmente pone qué cantidad de azúcares tiene el producto.
En algunos casos los azúcares naturales pueden superar los niveles recomendables y por supuesto los que los intolerantes a la fructosa pueden soportar.
El azúcar es necesario, pero ¿cuánta debemos tomar para no entrar en niveles perjudiciales?
Se recomienda no exceder de seis a ocho cucharaditas pequeñas de azúcar al día. Pero esto es relativo si tenemos en cuenta que la mayoría de productos que encontramos en el supermercado, especialmente los procesados, contienen fructosa, por lo que hay que tenerlo en cuenta y leer las etiquetas. Por poner un ejemplo, una lata de Coca Cola tiene 39 gr, lo que equivale a diez terrones de azúcar.
«Nuestro primer producto es un batido de fruta que además es vegano, ecológico y natural»
¿Qué síntomas y datos sabéis sobre la intolerancia a la fructosa?
Las personas que la padecen suelen presentar cólico, dolor e hinchazón abdominal, empacho y en muchos casos depresión. Se han observado también síntomas como piel atópica, rinitis o migraña. Todo esto influye notablemente en la calidad de su vida y deberían acudir a su médico.
La intolerancia a la fructosa se calcula que está presente entre un 40 y un 60 por ciento de la población; sin embargo, es una dolencia infradiagnosticada.
¿Cómo afecta a la vida social esta intolerancia?
Afecta mucho, al no poder salir a ningún sitio a tomar nada, una costumbre muy española, ya que los restaurantes no ofrecen menús especializados para ellos. Por el lado positivo, genera una comunidad de intolerantes sana y activa, donde unos se ayudan a otros.