Entrevista > Carles Ripoll Aracil /Artista ceramista (Mutxamel, 4-Abril-1958)
Detrás del monumento inaugurado el 16 de septiembre en el Passeig de la Constitució de Mutxamel en memoria de los tres fallecidos por el atentado de ETA en 1991, está un distinguido artista local. Su nombre es Carles Ripoll Aracil y se dedica desde hace muchos años a la cerámica. Actualmente su empresa ‘Terrissa Cerámica’, la cual regenta junto a su esposa María José Montals, atiende pedidos de toda España e incluso internacionales.
Nos recibe Carles en su propio taller, ubicado en la carretera de Tángel, para explicarnos el proceso artístico que le llevó a levantar este monumento, así como su propia historia personal.
¿Cómo te metiste a ceramista?
Cuando era joven me matriculé en la Escuela de Artes y Oficios de Alicante. Allí descubrí la cerámica, y que me resultaba muy divertido tornear y hacer cosas con el barro. A partir de ahí fui cogiendo más tablas conforme iba estudiando la mecánica, los tipos de barro, su composición, el modelaje, etc. Hoy en día lo encuentras todo en tutoriales de internet, pero en aquel momento eso no existía.
Al terminar los cinco cursos de la Escuela en 1985, empecé a atender encargos. Trabajos decorativos, murales, etc. Durante bastante tiempo trabajé también con el arquitecto Pérez Guerra para sus construcciones. Todo eso lo hemos ido combinando con exposiciones, para compaginar lo artístico con lo comercial.
«El monumento tiene un olivo porque es un árbol cuyas ramas siempre vuelven a crecer aunque las cortes»
¿Han cambiado mucho los encargos desde los años 80 a hoy en día?
Sí, porque la gente tiene otros gustos. La propia cerámica también ha cambiado mucho, tanto los estilos como las formas de trabajar. Actualmente se pasan los dibujos con ordenador, algo impensable cuando comencé.
Antes la gente solía pedir un detallito y ahora me piden un mural. Hay otras formas de ver la decoración y también otra economía.
Hablemos del monumento a las víctimas del atentado. ¿En qué consiste?
Yo quería reflejar de alguna manera la desgracia que ocurrió hace 30 años en este pueblo, y la corporación municipal me ofreció esta oportunidad de hacerlo. Presenté unos primeros bocetos y luego los hemos ido modificando.
Por mi parte siempre quise que no fuera un monumento político. Por eso pensé en realizar tres esculturas, una por persona, con sendos agujeros en forma de círculos. Estos huecos representan el vacío que dejaron las personas asesinadas en sus familias, amigos y en todos nosotros.
«El atentado me pilló conduciendo y pensé que había sido una mascletá de las fiestas de San Juan»
Además hay algunos motivos en las esculturas.
Las piezas tienen varios símbolos como una paloma que representa la paz. Además da la casualidad de que en el escudo municipal de Mutxamel vienen reflejadas tres hojas de almendro, así que también las pusimos en las esculturas.
Igualmente quisimos añadir un olivo porque es un árbol noble que, por mucho que se le corten las ramas, éstas siempre vuelven a brotar. Es algo que simboliza que seguimos adelante a pesar de la desgracia ocurrida. El olivo es un árbol que, de hecho, puede durar miles de años.
¿Cómo recuerdas aquel día?
Pues mira, me pilló saliendo de San Juan con el coche. De pronto escuché un enorme estruendo, como si fuera un gran cohete. Enseguida pensé que eran los sanjuaneros disparando alguna mascletá, pues por entonces estaban en fiestas.
Cuando entré en Mutxamel vi toda la humareda. De hecho pasé por al lado del lugar donde ocurrió unos diez minutos después de la explosión. Si por lo que fuera aquella mañana me hubiera entretenido en casa desayunando o con cualquier cosa, me habría cogido de pleno.
Me detuve poco después porque mi vivienda está bastante cerca del depósito. Recuerdo cristales rotos por todos los lados, ladrillos tirados, persianas sueltas… La onda expansiva de la explosión sacó todo de su sitio. En fin, fue todo muy desagradable y ojalá no se hubiera tenido que realizar este monumento porque nunca hubiera ocurrido.
«El 50% del mérito de este monumento es de mi esposa María José Montals»
En la placa del monumento también consta el nombre de tu señora.
Por supuesto. Mi esposa Pepa también es ceramista decoradora y ha colaborado mucho en la elaboración de este monumento. No es un trabajo mío, sino de nuestro taller. Te diría que un 50% del mérito es suyo y por eso así consta en la placa.
Aprovecho para agradecer también a Rafael Gomis Verdú porque nos ha estado ayudando tanto moral como físicamente aportando su interés. Además quiero recordar que la estructura donde descansa el monumento también está hecha en un taller de aquí, el de Ricardo Casal y Merche. Ellos nos echaron una mano enorme porque nos dejaron su espacio para culminar las piezas, ya que cada soporte pesaba unos 600 kilos y necesitábamos moverlo con cuerdas lo cual habría sido muy difícil de hacer en otro lugar.