Entrevista > Antonio Gandía /Tenor (Crevillent, 1-noviembre-1970)
La voz del tenor crevillentino ha recorrido algunos de los escenarios más importantes. Japón, China, Estados Unidos, Europa, México y buena parte de la geografía española han sido algunos de los destinos de sus giras, en las que ha cantado con grandes de la lírica como Placido Domingo o Ainhoa Arteta.
Su familia tuvo mucho que ver para despertar la vocación desde niño, no en vano eran muy aficionados a la música. Cantaba en los coros escolares y participaba en festivales y conciertos con diferentes estilos, y siguió haciéndolo compaginándolo más tarde con su trabajo en la industria textil.
El día que todo cambió
Y así siguió su vida hasta que un buen día su madre le dijo “se casa tu hermana, ¿porque no cantas el Ave María en la iglesia?”. Fue así como descubrió el don que tenía para la lírica y su capacidad como tenor; decidió que esa tenía que ser su profesión y debía prepararse para ello.
Su gran inspiración
Su gran inspiración ha sido y sigue siendo Alfredo Kraus, quien además fue uno de sus maestros. Parte de sus estudios los realizó en la escuela superior de música Reina Sofía con una sustanciosa beca en la cátedra de canto que dirigía Alfredo Kraus, después de pasar por conservatorios y escuelas de la Comunitat Valenciana. En el año 2000 debutó en el teatro Real de Madrid, y hasta hoy.
Para muchos la más complicada es la voz del tenor; quizás la más apreciada por el público y por los compositores, sin olvidar que suele ser el personaje principal de una ópera.
¿Alfredo Kraus sigue siendo su referente?
Lo ha significado todo para mí y me ha enseñado todo lo que se. Es el espejo en el que me miro y sigo escuchándole y aprendiendo mucho de él. Es el artista que más admiro y tuve la suerte de conocerle y ser su alumno.
Cuando me escucho ahora en grabaciones del principio, me doy cuenta de que todo lo que me decía lo he ido aplicando y sigo aprendiendo de él cada día.
«Un día sonó mi móvil y al cogerlo me dijo: soy Plácido Domingo. Pensé que era una broma»
¿Y Plácido Domingo?
Plácido Domingo fue quien me abrió las puertas en Estados Unidos. Conocerle fue muy anecdótico. Resulta que en una función en la yo cantaba estaban presentes entre los invitados Plácido Domingo y su mujer, y fue ella la que le dijo a Plácido “ese chico canta muy bien, contrátalo”.
Y un día sonó mi móvil y al cogerlo me dijo: “soy Plácido Domingo”. Por supuesto no me lo creí, pensé que algún amigo me estaba gastando una broma. Hasta tal punto que me tuvo que dar el teléfono de su represente para que yo le llamara y lo confirmara, y le colgué.
¿Qué pasó después?
Comprobé el teléfono que me dio y efectivamente era el de su representante. No me podía creer que le había colgado el teléfono a Plácido Domingo.
Actuamos juntos en Washington con ‘La tabernera del puerto’ y me contrató en la ópera ‘Don Pasquale’; me abrió muchas puertas especialmente en Estados Unidos. Ha sido muy generoso, se ha portado muy bien conmigo y tenemos muy buena relación. Le estaré eternamente agradecido.
¿La edad es importante para cantar ópera?
Importantísima. Hay óperas que las haces con 24 años y a los 50 ya no las puedes hacer. La voz se va sentando, va madurando y hay cosas que ya no puedes cantar. La ópera es para cantantes de élite y ocurre como en el deporte, los años juegan en tu contra.
Las cuerdas vocales son dos músculos que pierden fuerza con el paso del tiempo y que necesitan ejercicios diarios igual que en el deporte. Imagina que todo el tiempo que he tenido que parar de trabajar por culpa de la pandemia no hubiera estado ejercitando mis cuerdas vocales. Hubiera sido muy difícil poder estar en forma otra vez, y aunque les cantara a las paredes tenía que seguir haciéndolo.
«Alfredo Kraus es el espejo en el que me miro y sigo escuchándole y aprendiendo mucho de él»
¿Una afonía o unas anginas son su peor pesadilla?
Precisamente me acaba de pasar. Estando en Oviedo hace unos días me quedé afónico, pero tenía dos funciones pendientes y tenía que cantar. Me tuvieron que inyectar cortisona y debido al esfuerzo he tenido que estar cuidándome mucho unos días para recuperarme.
¿Las mujeres españolas en la ópera después de desaparecer Caballé siguen teniendo un reconocimiento importante?
Sin duda. Hay una nueva generación de cantantes líricas con Ainhoa Arteta a la cabeza que son conocidas en todo el mundo. Con Ainhoa he actuado dos veces. Una en Málaga con ‘La Traviata’, y un concierto en Coruña. Es una gran artista.
¿La ópera sigue siendo solo para un determinado público?
Eso ha cambiado mucho. Antes solo era accesible para un público reducido porque era muy caro, pero ahora hay entradas a varios precios y ya es posible ver poco a poco a gente joven entre el público.
Cualquier espectáculo o concierto pop te cuesta 30 o 40 euros; los precios ya están equiparados y por lo tanto las posibilidades de ir a la ópera también.
«Las cuerdas vocales son dos músculos que pierden fuerza con el paso del tiempo y que necesitan ejercicios diarios»
¿El cantante de lírica necesita una alimentación adecuada?
Es fundamental. Yo cuando tengo una actuación suelo comer muy poco. Pasta y proteínas en pequeñas cantidades para coger energía, evitando salsas, fritos o bebidas gaseosas, porque son alimentos que pueden producir reflujo, irritación de garganta e incluso afonía.
El cuidado de la voz y el estado físico de un cantante tiene mucho que ver con su alimentación.
¿Hace mucho que no actúas en tu tierra?
Muchísimo, aunque por suerte tengo una gala lírica en el ADDA de Alicante el próximo 11 de marzo.