Entrevista > María Botella / Presidenta de Anémona (Benidorm, 14-febrero-1955)
El próximo 19 de octubre se celebra el ‘Día mundial del cáncer de mama’. Como todas estas efemérides se trata tan solo de una fecha, pero cargada de simbolismo porque, aunque sea por unas horas, coloca en primera plana informativa la lucha de todo un colectivo contra una enfermedad que, gracias a los avances científicos y al trabajo de muchísimas personas, tiene cada vez un mejor pronóstico para las mujeres que la sufren.
Dos décadas ayudando
Dentro de pocos meses, el día 9 de febrero, se cumplirán veinte años de la creación de Anénoma, el grupo de autoayuda que, en Benidorm y la Marina Baixa, lleva dos décadas ayudando y acompañando a las mujeres que reciben la noticia y que, nacida con sólo ocho miembros, se ha convertido en un referente indispensable en la zona.
María Botella, su presidenta, está en Anénoma desde el principio. A ella no le gustan los calificativos de ‘valiente’ o ‘guerrera’, así que nos limitaremos a calificarla como la personificación de la esperanza para muchas otras que, como ella, han tenido que lidiar “por narices” con esa lotería que les ha tocado en suerte.
Dentro de sólo unos meses Anémona cumplirá su vigésimo aniversario y usted ya estuvo en aquel momento inicial. ¿Por qué nace el grupo?
Yo tuve mi cáncer de mama hace casi 22 años. Cuando finalicé el tratamiento y mejoré, coincidí con cuatro personas más que también estaban afectadas. Todas pensábamos igual: todo lo que nos habían dado en los hospitales, por parte de personas voluntarias que nos apoyaban, queríamos transmitirlo a las mujeres que vinieran detrás.
En ese primer momento éramos sólo ocho personas. Efectivamente, el próximo día 9 de febrero hará veinte años de aquello y ya somos bastante más de ocho personas. Además, la repercusión de Anémona, afortunadamente, es muy grande y trabajamos a nivel de toda la Marina Baixa.
«La repercusión de Anémona es muy grande y trabajamos a nivel de toda la Marina Baixa»
¿Cuáles considera que han sido los principales logros de Anémona en todo este tiempo?
El primero y fundamental es haber sido capaces de mantenernos en el tiempo con el orgullo y la satisfacción de haber podido ayudar a muchísimas mujeres. Se nota, por la propia evolución de la asociación, que nuestro apoyo a las mujeres afectadas por cáncer de mama está llegando y eso es fundamental.
No nos referimos a nosotras mismas como una asociación, sino que somos un grupo de autoayuda, porque lo que hacemos es trabajar juntas para lograr un mayor bienestar anímico.
Esos serían nuestros dos principales logros. Además, desde que nos empezamos a dar cuenta de que el deporte era algo básico en las personas afectadas por cáncer, estamos muy contentas de haber sabido transmitir y potenciar todo tipo de actividades como el remo, pilates, yoga… Creo que es un logro importantísimo.
En relación a estas actividades, debe quedar claro que no las plantean como terapias alternativas, sino como actividades complementarias a los tratamientos.
Efectivamente, lo de las terapias alternativas es tremendo. Lo que sí es cierto es que hay actividades como el deporte que te pueden ayudar a pasar mejor los tratamientos; pero también con otras cosas como cuidando la alimentación. Insisto en eso: se trata de ayudar a los tratamientos, pero nunca se puede curar un cáncer con terapias alternativas.
Lo que está clarísimo es que se tienen que seguir los tratamientos y pautas adecuadas cuidándonos, además, en otros campos como el movimiento físico o la alimentación.
Me resulta hasta incómodo preguntarle, pero ¿qué opina de los negacionistas de todo y que, en relación al cáncer, han llegado incluso a asegurar que se puede curar simplemente con fuerza o convencimiento mental?
No sé ni por dónde empezar. Es algo que está en boga y, como ocurrió con la pandemia, también los hay en relación a los tratamientos de quimio o radioterapia, pero no tiene sentido. Me gustaría pediros a los medios de comunicación que digáis a los enfermos que lo primero son los tratamientos, que confíen en sus oncólogos y, a partir de ahí, sí podemos hacer deporte o comer bien.
Y al negacionista, ¿qué mensaje le daría?
Siempre digo lo mismo: soy una enamorada de la gente que está preparada para paliar o resolver cualquier tema de salud. Hacer caso de esas personas que no tienen ni idea de cómo resolverlo o atenderlo no es una opción. ¿Qué decirles? Nada. Como si no existiesen. Nosotras tenemos que seguir a lo nuestro y no darles su minuto de gloria a costa nuestra.
«Nuestro apoyo a las mujeres afectadas por cáncer de mama está llegando y eso es fundamental»
Para terminar con esta cuestión, creo que es muy entendible que ese tipo de mensajes puedan calar en aquellas personas que, estando desesperadas, tengan la humana tentación de agarrarse a un clavo ardiendo. ¿Cómo tratan con esas situaciones cuando se les presentan?
Lo fundamental es que, llegado a ese punto, lo principal que podemos ofrecer a las personas afectadas es ayudar, comprender y apoyarlas. Para ello, tenemos una psicooncóloga estupenda que se encarga de preparar a la persona para afrontar el camino que tiene por delante.
Normalmente, y lo digo de verdad, no suelen dejar sus tratamientos y lanzarse a los brazos de estas terapias porque tienen muy claro, y así se les explica, lo que está ocurriendo y lo que va a suceder. Con la ayuda de la psicóloga y del grupo, siguen adelante y no caen en estas alternativas que no conducen a nada más que a empeorar la situación.
Volvamos a la cuestión del deporte. Recientemente han completado una acción muy original como era hacer el Camino de Santiago a remo. ¿Cómo surgió la iniciativa?
Es algo que no se había hecho nunca. En un momento dado nos dieron la posibilidad de probar el remo y en muy pocos meses comprobamos que funcionaba, que la gente que tenemos con ciertas patologías como la mía, que tengo linfedema, iba mejorando; y preparamos nuestro proyecto de remo.
«Hay actividades como el deporte que te pueden ayudar a pasar mejor los tratamientos»
Disculpe el inciso… ¿de qué mejoras hablamos?
Tanto a nivel físico como psicológico. El poder estar en equipo, en el mar, que te dé el aire y el sol… Al final, formamos incluso un equipo de competición y fue nuestro entrenador el que nos sugirió la idea de hacer el Camino de Santiago.
Para que quede claro, no lo hicieron por mar.
(Ríe) No. Lo hicimos de manera virtual. Elegimos el Camino Portugués, que son unos 1.600 kilómetros. Cada semana teníamos dos sesiones de entre seis y nueve kilómetros hasta completar el recorrido.
Virtual… hasta la parte final.
Así es. Para que nos dieran la Compostelana hicimos la etapa final en la Ría de Arousa y caminando 25 kilómetros desde Padrón hasta Santiago de Compostela.
«A los negacionistas no les digo nada. Como si no existiesen. Nosotras tenemos que seguir a lo nuestro y no darles su minuto de gloria a costa nuestra»
Más allá de las profesionales que trabajan con Anémona, ¿cómo es el trabajo con los profesionales y los centros sanitarios de la comarca?
Es muy fluida. El intercambio, siempre que necesitamos cualquier cuestión relacionada con información o nuevos tratamientos, es constante. Seguramente el centro con el que más relación tenemos es el Hospital Clínica Benidorm.
Ellos colaboran con todo lo que les pedimos; pero, insisto en que con el resto de centros y profesionales del Hospital Levante o de La Vila Joiosa es excelente. Por lo general, todos ellos son gente muy sencilla y humilde y siempre están ahí para ayudarnos.
Usted ha mencionado el Hospital Clínica Benidorm, que es un centro privado. En los tratamientos contra el cáncer, la calidad de la atención que se recibe, ¿depende del bolsillo del enfermo?
Recibir un buen tratamiento no depende de la situación económica de nadie. Afortunadamente, hay mucha equidad en esta zona de España y los tratamientos a los que se tienen acceso son los mismos. Quizás, la única salvedad, pero tampoco depende del bolsillo, está en los tratamientos experimentales. En ese caso, entra el factor de suerte.
«Recibir un buen tratamiento no depende de la situación económica de nadie. Hay mucha equidad en esta zona de España»
¿El Hospital Comarcal de La Vila Joiosa es un centro a la altura?
Quizás sí tendríamos que poner el foco en ello. Es nuestro hospital de referencia y carece, por una cuestión de espacio, de una planta de oncología donde el paciente entre y salga por la otra puerta del pasillo con una idea clara de lo que está ocurriendo.
Como digo, falta espacio y eso hace que no se pueda llegar a más. Creo que tenemos que pedir que lleguemos a tener la prometida ampliación que nos permita tener una planta de oncología que nos pueda atender de principio a fin.
«Cuando te dicen que tienes cáncer, no debes sentirte mal si te enfadas y pataleas»
¿Qué consejo le puede dar a todas esas personas que, en esta macabra lotería del cáncer, reciban la noticia de que ha salido su número? ¿Cómo deben enfrentar, al menos, esos primeros momentos?
Lo primero es que no deben sentirse mal si, cuando reciben el diagnóstico, se enfadan y patalean. Es algo que entra dentro de lo que toca hacer. Una vez que te has podido desintoxicar de la noticia que te han dado, lo mejor que puedes hacer es sentarte, pensar y llegar a la conclusión de que tienes que hacer todo aquello que te diga tu oncólogo.
Hay que tener claro que siempre es un equipo multidisciplinar el que ha visto tu caso y debemos tener la seguridad de que van a hacer siempre todo lo mejor por ayudarte, y armarte de valor y paciencia porque se puede conseguir. ¿Lo vas a pasar mal? Claro. Va a haber momentos complicados, pero los tratamientos mejoran día a día. En una palabra: paciencia y mirar hacia delante. No hace falta que se crean que son guerreras ni heroínas. Esto te toca y ya está.
¿Les molesta que, especialmente desde los medios, usemos siempre un lenguaje bélico hablando de ‘ganar la batalla’ al cáncer o de ‘luchar’ contra la enfermedad?
Es una cuestión muy personal. No molesta como colectivo, porque no le molesta a todo el mundo, pero te puedo decir que a mi, personalmente, sí. Yo no me considero valiente ni guerrera. Tampoco creo que haya ganado nada. Esto, insisto, es algo que te toca y no tienes más narices que afrontarlo.
Pero hay compañeras a las que el término guerrera les gusta e, incluso, les ayuda de alguna manera.