Entrevista > Lydia Sempere / Piloto (Banyeres de Mariola, 18-noviembre-1997)
Concentrarse, ponerse el casco, acelerar a fondo y jugarse la vida en cada curva. Ese es el día a día de cualquier piloto de carreras. Un mundo complicado y competitivo para cualquiera, pero mucho más para una mujer.
El del motor sigue siendo uno de los últimos deportes que se resisten a la llegada masiva de deportistas femeninas y eso hace que sus inicios sean, si cabe, más complicados todavía. Y si, encima, una de ellas nace con una sordera bilateral profunda, la cosa parece misión imposible.
Ni barreras, ni límites
Lydia Sempere no entiende de imposibles. Para ella, no hay más barreras y límites que los que uno mismo se impone, y desde el primer día que se subió a una moto tuvo claro que lo suyo era el olor a gasolina y a goma quemada.
Hoy, años después de unos inicios tan crueles como difíciles, es la única mujer en el Campeonato de España de Turismos (CET) y, sobre todo, un ejemplo de los que merece la pena saber más.
Su historia es apasionante. Nació con una deficiencia auditiva severa y, pese a ello, decidió buscarse un futuro en un mundo absolutamente masculino como el del motor. Se ve que no le van las cosas fáciles.
Así es. Todo empezó porque mi padre era piloto de motocross. Yo era la hija mayor y él quiso compartir conmigo su pasión. Me compró una moto y comencé a correr con cinco años, pero debido a la sordera lateral profunda con la que nací, no me podía sostener bien sobre la moto ya que era muy inestable.
«No escuchar nada me creaba una gran incertidumbre que me impedía cubrir mis huecos en carrera»
Pero no se rindió y saltó de las dos a las cuatro ruedas.
Efectivamente. Me caía muchas veces, así que decidimos pasar a los karts. En ese momento, yo no sabía ni lo que era eso. Cuando mi padre me llevó por primera vez, me encantó y, lo más importante, me encontré mucho más cómoda porque era mucho más estable.
Fue una etapa muy dura, porque el hecho de no oír nada me creaba una gran incertidumbre que me impedía cubrir mis huecos en carrera ya que no escuchaba por dónde venían mis rivales.
Los grandes pilotos son aquellos que, además de tener ‘manos’ para conducir, han sabido aprender de mecánica para entender mejor sus coches. ¿Supuso aquello también un reto para usted?
Por supuesto. En este deporte es fundamental entender bien el motor, pero yo no escuchaba nada como para poder decirle, en este caso a mi padre, si el kart trabajaba bien o no. Fue una etapa en la que siempre digo que yo pilotaba en silencio.
«Llegué a pedirle a mi madre que me cortara el pelo como a un niño porque nunca hacía amigos»
¿Cuántas veces le han dicho que era mejor dejarlo y dedicarse a otra cosa?
Hubo un momento en que estaba muy desmoralizada porque siempre quedaba última. Mi padre sabía que yo era buena piloto y que mi problema era mi sordera. Él se dedicó a animarme y a decirme las cosas buenas que hacía.
Hoy en día, aunque sigue siendo muy joven, ¿de qué está más orgullosa? ¿De su palmarés deportivo o de haberse convertido en un ejemplo para las personas con discapacidad y para las mujeres en general?
De las dos cosas. Yo he pasado una trayectoria difícil porque, por mi discapacidad, siempre he peleado en desventaja respecto a los demás. Así mismo, como has dicho, soy mujer y estoy en un deporte completamente masculinizado.
Siendo pequeña, llegué a pedirle a mi madre que me cortara el pelo como a un niño porque nunca hacía amigos. Ellos hacían sus grupos y no me podía relacionar con nadie.
«Recuerdo a un padre que no soportaba que una niña quedara por delante de su hijo»
No me resulta el mejor ejemplo de los valores del deporte. ¿Era distinto en la pista?
No, para nada. Siempre me tiraban fuera de la pista en plena carrera. Recuerdo a un padre que no soportaba que una niña quedara por delante de su hijo. Es sólo un ejemplo, pero yo sigo peleando por mi sueño. A pesar de todo lo que ha sucedido, yo sigo al pie del cañón y estoy compitiendo como mujer en el CET.
Empezó, como casi todos los pilotos, en el karting y ahora pilota en el CET. Si sólo dependiera de usted, ¿en qué especialidad le gustaría desarrollarse?
Me gustan mucho los fórmula. Es un tipo de coche en los que se nota mucho más la velocidad. Se corre muy bajo y las sensaciones se multiplican. También me encantan los turismos, pero me has preguntado por mi deseo y ese está en la otra categoría.
«El objetivo de ‘Pilotar sin barreras’ es que la gente aprenda que hay que luchar por los sueños»
¿Es, por lo tanto, su objetivo?
Sí. Quiero llegar a pelear por correr en los formula. A día de hoy todavía no puedo hacerlo porque me falta el apoyo económico necesario. Pero me lo tomo como todo en mi carrera: estoy empezando por lo que puedo abarcar y quiero evolucionar poco a poco y conseguir patrocinadores que confíen en mi proyecto.
Y, además, tiene tiempo para dedicárselo a su proyecto ‘Pilotar sin barreras’.
Es un proyecto que consiste en hacer charlas en las que cuento toda mi trayectoria deportiva, pero también mis experiencias personales en relación con el bullying y todo lo que he tenido que superar con la sordera.
El objetivo es que la gente aprenda que hay que luchar por los sueños. Que nadie es menos que nadie por tener una discapacidad. El mensaje es que somos todos iguales y que los límites sólo existen si nos los ponemos nosotros mismos.