Según un informe de 2018 del Centro para la Diversidad Biológica y que recoge el libro Guinness de los Récords de 2022, la ciudad de San Petersburgo, en Rusia, es 8,1 veces más luminosa por la noche que el promedio urbano de todo el mundo.
Como hemos comentado al inicio, el resplandor nocturno de las ciudades modernas, provocado por las farolas, los focos industriales y otras formas de iluminación artificial, está provocando una merma en la salud tanto en las personas como de los animales; muchos de ellos pierden su sentido de la orientación por la noche.
La contaminación lumínica está tan generalizada en todo el planeta que existen muchos grupos medioambientales que solicitan que se establezcan zonas donde la ley prohíba de facto la luz artificial.
En el lado contrario a San Petersburgo, el rincón del mundo más grande de cielo oscuro es el Parque Nacional de Wood Buffalo, situado en Alberta (Canadá). Esta reserva de cielos oscuros abarca una zona de hasta 44.807 kilómetros cuadrados.