Los baúles de la memoria olvidan hoy, ante publicitados rodajes en la provincia, que si se rueda aquí, aparte de por orografía y clima, es porque existe una historia cinematográfica autóctona previa que ha proporcionado, incluso, algunos nombres al parnaso fílmico nacional. Parte de este equipo, el que cupo en la Casa Bardín, sede del Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert, se reunía el 27 de junio de 2017 para homenajear al abogado y cineasta alicantino José Ramón Clemente (1912-2012).
Clemente, en cierta manera, puede considerársele como ‘padre’ del cine alicantino, y hasta parte del actual madrileño. En lo primero, rodaba en 1932, protagonizando Gastón Castelló (1903-1986) -’padre artístico’ de los monumentos a disfrutar durante las Fogueres de Sant Joan-, ‘El hombre que pescó su sueño’, aún hoy la película alicantina argumental más antigua conservada, con Castelló persiguiendo un volandero sueño surrealista por El Cabo. En el guion, el escultor y dibujante Daniel Bañuls (1905-1947).
De asociación en asociación
José Ramón Clemente impulsó sucesivas asociaciones que iban a nutrir el mundo cinematográfico de nombres. Él prefirió quedarse como cortometrajista (“cineísta”, decía) para servir en cierto modo de maestro para postulantes, directores, actores, técnicos, que después pasaron al largometraje o la televisión. La primera asociación nace, junto al médico y científico crevillentí Francisco Más Magro (1879-1958), antes de la Guerra Civil. UFOC (Unión Films Orgam -Magro al revés-) funcionará como una pequeña fábrica de peliculitas del Oeste, por ahora perdidas.
Clemente, hijo de Federico Clemente, quien trajo el Puerto Pesquero a la urbe, apostó por Izquierda Republicana. Fue encarcelado (1939-1943), llego a conocer a Miguel Hernández y a José Antonio Primo de Rivera y, finalmente, vivió una suerte de exilio a Madrid donde se dedicó a la abogacía, sin abandonar la creación. Muerto Franco, en 1977 fundó junto al ‘cineísta’ Antonio Camarasa Monge la Asociación Independiente de Cine Amateur (AICA), en cuyas filas militaron futuros largometrajistas como Pedro Almodóvar o Alejandro Amenábar.
A Clemente se le puede considerar ‘padre’ del cine alicantino
Francotiradores de la cámara
En la provincia, mientras, el cine quedó a manos de francotiradores que, generalmente cortometrajistas, siguieron convirtiendo estas tierras en inmenso plató. Destacaron especialmente dos cámaras y también realizadores del ‘NO-DO’ (‘Noticiario Cinematográfico Español’, el oficial del Régimen franquista, de 1942 a 1981, ya en plena democracia): Pascual Muñoz (1936-1971), cuyo documental ‘Torrevieja, Blanca de Sal y Morena de Soles’ (1968) traspasó fronteras, y Luis Colombo (Luis Fernández Durá).
Este último dirigió dos largos: ‘Comando terrorista’ (1990) y ‘Crotón el Grande’ (‘The Great Croton’, 2011), donde ultima una cinta que comenzó a dirigir Jacinto Molina (Paul Naschy, 1934-2009). Colombo, por cierto, sí pudo participar en los siguientes proyectos de José Ramón Clemente, ya retornado a su ciudad natal, aunque compaginando vivienda también en Madrid. Como el crear y dirigir el Aula de Cine del Instituto de Estudios Alicantinos (1953-1984), luego IAC Juan Gil-Albert.
La asociación alicantina nace oficiosamente en 1980
Nace Acada
La Asociación de Cine Amateur de Alicante (Acada) la impulsa Clemente junto a su fundador oficial, Vicente Sala Recio (sin relación familiar con quien fuera presidente de la extinta Caja de Ahorros del Mediterráneo), futuro coordinador de actividades culturales de la entidad y repetidamente presidente electo de Acada. Nace ésta oficiosamente en 1980, y oficialmente el 26 de mayo de 1982, y comienza a apagarse una década después, tras la itinerancia de la exposición ‘10 años de cine alicantino’ (que en realidad abarca desde los tiempos de la UFOC).
La muestra, recogida luego en parte por otra del exhibidor Paco Huesca (minicines Astoria’s) y preparada en 1990, para el V Centenario Ciudad de Alicante, incluía un libro historia-catálogo del cine alicantino, mesas redondas y un apartado dedicado a la música en producciones autóctonas, a cargo del compositor de bandas sonoras Luis Ivars (del grupo Mediterráneo, 1978-1986). Para entonces, Acada (surgida en el seno de la Cátedra de Cinematografía de la CAM) había perdido -polémicamente- el Amateur de su nombre, abarcando nuevas aportaciones de todo el amplio espectro creativo.
En AICA, asociación de cine amateur, militaron futuros largometrajistas como Pedro Almodóvar o Alejandro Amenábar
Veteranos y promesas
Por textos y paneles se deslizan largometrajistas como Colombo, Domingo Rodes (documentalista para la Diputación y autor de largos como ‘Tabarka’, 1996) o Juan Luis Iborra (creador en 1988 del Festival de Cine de l’Alfàs del Pi) y cortometrajistas como Javier Cabrera (hoy activo documentalista y formador videográfico) o Verónica Cerdán (ahora especialista en transmedia o uso de diferentes plataformas para contar algo). Más autores que deciden seguir experimentando en el corto, como el también documentalista Pedro Sánchez o Enrique Nieto Nadal.
Se suceden los premios: Elche, l’Alfàs, Madrid, Londres, Karlovy Vary… Gran receptor de galardones será Enrique Nieto, ‘fichaje’ de Acada creador de cintas de animación o con caseros pero efectivos trucajes. No tardará en rodar videoclips, como ‘Mujer’, para el grupo Mediterráneo. Allí, dentro de la nueva política de Acada de apostar por todas las creatividades, como la intérprete y programadora cultural Lucía Beviá, se estrenaba como actriz una bailarina de crianza alicantina que no confiaba en llegar a mucho en el mundo audiovisual: se llamaba -se llama- Belén Rueda.