Lejos de lo que se pueda pensar, el ronroneo tiene un origen hemodinámico, y no aerodinámico, según el veterinario estadounidense W. R. Mc Cuistion. El experto explica que el ruido se origina en el tórax, dentro de la pared de la vena cava, a su paso por el hígado y el diafragma.
Cuando el flujo de la sangre se comprime al pasar por el hiato diafragmático, un estrechamiento que comunica el esófago con el estómago, provoca unas oscilaciones turbulentas en la sangre al entrar en el tórax. Eso, tal y como señala Cuistion, es lo que da lugar a unas vibraciones perfectamente audibles que se transmiten y amplifican a través de los bronquios llenos de aire y la tráquea hacia los senos de la cabeza.