¿Has ido a la montaña y has visto tramos rocosos salpicados de clavos, peldaños y rampas? En ello consiste una vía ferrata, un itinerario típico de escalada, con tramos tanto en horizontal como en vertical, adaptado a aquellas personas con menos técnica de escalada, pero que están dispuestas a exponerse a las emociones que generan las alturas por las que discurren.
Esta tipología de ruta es especialmente famosa en los Dolomitas, en los Alpes Italianos, además de países como Francia y Suiza, si bien durante las últimas décadas su incursión en España se ha vuelto cada vez más notoria. Prepara tus mejores zapatillas, crema solar y el equipamiento necesario (casco, arnés, disipador); inspira fuerte y disponte a disfrutar de las vías ferratas más apasionantes de la provincia de Alicante.
La seguridad es lo primero. Para tener una buena experiencia debes elegir una vía ferrata que se adapte a tu nivel técnico y físico, lee las descripciones técnicas, ten en cuenta la longitud de los rápeles para llevar cuerda suficiente y asegúrate de tener todo el equipo necesario. En caso de no contar con los conocimientos técnicos o la implementación que se requiere, debes contratar a una empresa de turismo activo registrada oficialmente.
Ordenamos cada ruta desde la más fácil (K1) hasta la de mayor dificultad (K6) a fin de que puedas progresar poco a poco en tu nueva aventura.
Vía ferrata del Albir
Construida en una antigua cantera, la vía ferrata del Albir es quizás demasiado corta, y por ello ideal para iniciarse incluso con los más peques. Calificada con dificultad K1, la marca más baja de todas, esta vía se realiza en apenas 40 minutos y cuenta con una subida directa de 30 metros equipada con grapas clavadas en la roca. Para regresar, puedes hacerlo caminando o a través de un rapel de 15 metros mientras admiras las maravillosas vistas del Puig Campana.
Vía ferrata del Figueret
Otra recomendable opción para iniciarse en cualquier escapada activa es la vía ferrata del Figueret, calificada con dificultad K2. Partimos desde la localidad de Relleu en dirección a Aigües y nos detendremos en el cartel que indica «Figueret», hasta llegar a la famosa peña. Esta ruta se caracteriza por un primer tramo suave para calentar, seguido de una pared marcada con grapas que conduce a una repisa. Esta combinación vuelve a repetirse, con la posibilidad de descansar en un área propicia sin abandonar el cable. Como desenlace, nada mejor que descender a través de un rápel de 25 metros que supone la guinda a esta recomendable ruta.
Vía ferrata del Xorret de Catí
Visitar el área del Xorret de Catí, en Castalla, invita a dos planes muy diferentes: pasar el día en su merendero, o apostar por una jornada activa ascendiendo por su vía ferrata. A pesar de ser calificada con dificultad K3, se trata de un trayecto corto a través de tramos verticales perfectamente equipados con varias grapas muy juntas (y que se separan poco después para sumar más emoción al ascenso). Puedes enlazar el final de la vía con una ruta de senderismo por la zona del Despeñador, ideal para admirar el conjunto de paisajes tapizados de vegetación de las sierras del Maigmó y el Cid.
Vía ferrata de Villena
Ubicada en la localidad homónima, la ferrata de Villena es perfecta para iniciarse, ya que su grado de dificultad es K2. Antes de seguir la escalada de grapas clavadas en la montaña, es importante saber que la ruta se divide en dos tramos: el de la Sierra de la Villa (más larga y de mayor desnivel) y el Castillo de Salvatierra, ambos abordables en un mismo itinerario que comprende 36 km. La vía comienza en el Mirador de las Cruces, en Villena, y avanza entre barrancos empinados y puentes tibetanos hasta alcanzar la cima de la sierra y la fantástica panorámica del Valle del Vinalopó, salpicada de vid y castillos. La vía ferrata de Villena supone la mejor opción a la hora de adentrarse en las rutas que descubriremos a continuación.
Vía ferrata del Ponoig (Polop)
Esta vía ferrata es ideal para aquellas personas que ya hayan tenido experiencia realizando este tipo de rutas. Ubicada en la localidad de Polop, esta ruta es de dificultad K4 y a pesar de ser corta, desafía al deportista con tramos generalmente verticales hacia una gran recompensa: disfrutar de las mejores vistas desde el monte Ponoig, con las vistas de Callosa d’en Sarrià y Benidorm a lo lejos. Pero la experiencia no acaba aquí, ya que a la hora de volver deberás descender por un rápel de 25 metros para enlazar con un segundo de 35 metros. ¿Aceptas el reto?
Vía ferrata del Cid (Petrer)
¿Tienes tu equipo preparado? ¿Un buen casco, arnés, disipador y calzado apropiado para la montaña? Si ya cuentas con experiencia, puedes aumentar una K más en tu trayectoria y lanzarte a por la vía ferrata del Cid, en la localidad de Petrer. Esta ruta se caracteriza por sus secciones de grapas con otros tramos en los que tendremos que agarrarnos directamente a la roca, acompañados por un cable de seguridad que te servirá de guía durante el ascenso vertical. Atentos al cable de seguridad, en algunos tramos puede ser un poco irregular y se debe realizar con mucha precaución. Calificada como vía ferrata K4, el objetivo de esta aventura consiste en alcanzar la silla del Cid, famoso mirador cuya belleza panorámica revela gran parte del encanto de la Costa Blanca desde la cara norte de la sierra.
Vía ferrata de Redován
La de Redován está considerada como la segunda vía ferrata más grande de España, especialmente al dividirse en dos tramos: uno familiar de dificultad K2, y un segundo más deportivo que oscila entre K4 y K5. Esta segunda etapa cuenta con balcones con vistas, un puente tibetano de 35 metros, grapas y, especialmente, bisagra de paso con suspensión en el aire sobre un vacío de más de 200 m (la única vía ferrata con estas características de toda Europa). Un reto para los sentidos que puedes extender hasta el Alto del Águila y el pico del Chinar, cuyos tramos están custodiados por cuerdas.
Vía ferrata de Callosa de Segura
Inaugurada en 2020, unas de las vías ferratas más recientes de la Costa Blanca es similar a la cercana ferrata de Redován, ya que incluye dos tramos: un primero de dificultad K3, y un segundo K5, más complicado. Ambos tramos se complementan bien, ya que el familiar supone un buen calentamiento a través de un tramo horizontal que enlaza con un segundo más exigente a medida que avanzamos, por lo que recomendamos estar en buena forma.