Muy hartos de la inacción municipal y, sobre todo, de la falta de respuesta oficial por parte del alcalde de Altea, Jaume Llinares -queja que comparten con muchísimos otros colectivos-, los vecinos de la zona del Cap Blanc decidieron acudir al pleno del pasado mes de noviembre para tratar que su voz se oyese en relación al problemático semáforo que, aunque se planteara como provisional, parece haberse eternizado en la entrada al municipio desde l’Albir.
Antes de tomar la decisión de acudir a la sesión plenaria para exponer sus quejas a la corporación, los residentes de la zona ya habían presentado por registro un escrito acompañado de 600 firmas solicitando una solución para la mencionada herramienta reguladora del tráfico que, desde hace meses, crea enormes molestias en ese vial.
El semáforo, en teoría provisional, se instaló para dar más espacio a los peatones tras el confinamiento
Origen en la covid
En concreto, se trata de dos semáforos situados frente al Club Náutico de Altea y en la Carretera de l’Albir, separados por apenas 500 metros. Desde que se instalaron, el vial ha quedado reducido a un solo carril para los vehículos a motor, mientras que el resto de la calzada ha quedado reservada a peatones, bicicletas y vehículos de movilidad personal.
La decisión de su puesta en funcionamiento se tomó, siempre según aseguraron en su momento los responsables municipales, como respuesta provisional a la coyuntura creada el pasado año por la pandemia coronavírica y, especialmente, para garantizar que las personas pudieran pasear por una zona muy frecuentada respetando la distancia mínima de seguridad.
Atascos kilométricos
Desde entonces, la regulación semafórica de la zona ha permanecido inalterada y, por lo tanto, también lo han hecho las condiciones de circulación, pese a que la paulatina recuperación de la movilidad en Altea, como en el resto del país, ha devuelto el número de vehículos que circulan diariamente por ese vial a la normalidad.
Todo ello provoca, a causa de la evidente necesidad de permitir tiempos de paso muy largos para que todos los vehículos puedan transitar por esos 500 metros de carretera de manera segura y sin bloquear el único carril en servicio, atascos kilométricos que, en las temporadas altas turísticas, en las que Altea ha tenido unas cifras de ocupación muy buenas, se han multiplicado exponencialmente.
Los vecinos no pudieron tomar la palabra en el pleno de noviembre ante la negativa del Alcalde
Peligro para las personas
Pero, más allá del fastidio que supone para los conductores tener que hacer frente a largos periodos de espera para poder transitar por la vía que une, junto al mar, Altea con l’Albir; los vecinos han querido, a través de sus escritos y de su presencia en el pleno de noviembre, manifestar su preocupación por la peligrosidad que la actual situación genera para los usuarios más expuestos: peatones, ciclistas y aquellos que se desplazan usando vehículos de movilidad personal.
Desde la plataforma vecinal que quiso ser escuchada por la corporación se asegura que, si bien su escrito viene avalado por ese más de medio millar de firmas de vecinos de la zona y de otras áreas de Altea que también se ven afectadas por la situación, el malestar se extiende a muchas más personas.
Los vecinos aseguran que la actual situación genera molestias y situaciones de peligro para los usuarios de la vía
Oídos sordos
Sin embargo, como ya ocurriera hace un par de meses con el colectivo de restauradores afectados por los cierres aparejados a las obras del Frente Litoral, los vecinos no pudieron tomar la palabra en dicho pleno ante la negativa del alcalde de la Villa Blanca, Jaume Llinares, a darles voz.
Por ello, finalmente fue el principal partido de la oposición el que, a través de su portavoz, Rocío Gómez, y haciendo uso de su turno de preguntas, quiso forzar una toma de posición por parte del gobierno local al respecto.
Dando largas
Haciéndose eco de las quejas de los vecinos de la zona de Cap Blanc, los ‘populares’ trasladaron al equipo de gobierno la creciente preocupación por la seguridad en el vial y las molestias que, debido a los atascos, generan los ruidos y las emisiones de los vehículos parados.
La portavoz del Partido Popular en Altea, Rocío Gómez, aseguró que “no se puede ir dando largas como viene haciendo el concejal de Infraestructuras pleno tras pleno, sin dar respuestas concretas ni hablar claro”.
Gómez se mostró muy dura con el edil del área asegurando en su intervención que “no se puede, a estas alturas, alegar que no se han puesto en contacto con él. Se supone que un concejal está para servir al pueblo y no para que el pueblo le sirva a él. Por lo tanto, si Diego Zaragozí sabe que hay un problema debería haber contactado con los vecinos y las personas que han presentado las instancias por registro y no esperar a que la situación se tense sin dar solución”.