Este mes se cumple el 45 aniversario de la visita de los reyes don Juan Carlos y doña Sofía a Petrer. Fue el día 3 de diciembre de 1976, una fecha para recordar en el calendario local porque es la primera y única vez que unos reyes de España han pisado nuestra localidad.
La visita, en la que también recorrieron varias localidades alicantinas, estaba enmarcada dentro de los actos de inauguración del nuevo edificio del Ayuntamiento, cuya construcción acababa de ser finalizada recientemente. A pesar de su breve estancia entre nosotros, menos de una hora, los entonces jóvenes monarcas dejaron un grato recuerdo que aún perdura en la mente de muchos de los que fueron testigos de aquella inolvidable jornada.
Democracia pendiente de un hilo
Hay que tener en cuenta que las circunstancias de aquella débil e incipiente democracia, que en la segunda mitad de los años 70 empezaba a abrir sus ojos al mundo, no eran, ni de lejos, parecidas a las de hoy.
A modo de rápido resumen podemos decir que España navegaba lentamente hacia la normalización, pero en la sociedad aún flotaba el recuerdo de la dictadura que durante las casi últimas cuatro décadas había gobernado el país. Las tensiones políticas estaban a la orden del día, los asesinatos terroristas se sucedían con triste frecuencia y no pocos sectores exigían la vuelta al poder de los militares.
El Petrer que conocieron los monarcas en 1976, se encontraba por aquel entonces en las antípodas de todo ese ruido ensordecedor que enturbiaba la convivencia entre los españoles. La visita que realizaron a tierras alicantinas fue un baño de multitudes y de cariño que los actuales reyes eméritos pudieron comprobar en todas y cada una de sus escalas.
Ha sido la única vez en la historia que unos reyes de España han estado en Petrer
Tarde desapacible
No fue una jornada agradable, meteorológicamente hablando, aquel 3 de diciembre, día de San Francisco Javier. Sobre las cabezas de los cientos de asistentes congregados en la plaza del Generalísimo. Caía una fina y persistente lluvia que, unida al intenso frío y al viento reinantes, hacían muy desapacible aquella tarde otoñal.
Pero nada de eso parecía importar a los curiosos que, desde primeras horas de la tarde, se agolpaban en la plaza que había sido engalanada con la bandera nacional, la senyera y la insignia real.
Llegada de los reyes
A eso de las 18.30 horas hacía su aparición en la plaza la comitiva real procedente de Alicante. Nada más bajar del automóvil y entre gritos y aclamaciones de la gente, los reyes fueron recibidos por el alcalde, Enrique Navarro Quiles, y su esposa, Irene Amat Payá, la cual entregó un hermoso ramo de flores a la reina Sofía. Mientras, desde el castillo se lanzaban fuegos artificiales y las campanas de la iglesia comenzaban a voltear.
Finalizados los saludos a los miembros de la corporación municipal y del consejo local del Movimiento, los monarcas subieron a la tribuna, que a tal efecto se había instalado en un lateral del ayuntamiento, al son de los acordes del Himno Nacional. El alcalde entonces tomó la palabra.
La gente abarrotaba la plaza del Generalísimo (hoy plaza de Baix) desde primera hora de la tarde
Discurso del primer edil
En su alocución pública, el regidor comenzó agradeciendo la presencia de Sus Majestades, y a continuación hizo una breve semblanza de Petrer desde sus “orígenes eminentemente agrícolas” hasta convertirse en un modelo de “industria moderna y capacitada de cerámica y de fabricación de calzado, que hoy son la base y sustento de la población”.
Enrique Navarro continuó su discurso destacando que “Petrel es un pueblo laborioso, pero exigente, crítico y alegre que, sin romper con el pasado y guardando celosamente sus más puras tradiciones, se adapta a las exigencias y avances futuros”.
“Un pueblo de esta hermosa España, de esta España nuestra, que la siente como a sí mismo, y que por ello lucha, y se afana día a día, hora a hora, en pos de su engrandecimiento y de su honra”. Finalizada la intervención del alcalde, y durante los vivas a los reyes, la multitud estalló en un nuevo grito de entusiasmo.
El Rey agradece la invitación
Tras el apretón de manos con la primera autoridad municipal, don Juan Carlos se dirigió a los asistentes con un pequeño discurso: “Mucho me complace haber presidido la inauguración de vuestra casa consistorial. Que ella sea hogar de todos los ciudadanos y que, desde ella, se lleven a cabo, con espíritu de justicia y de servicio, las más fecundas tareas municipales para el bienestar de toda la población. Petrelenses, muchas gracias por vuestra cariñosa bienvenida”.
Nuevamente volvieron a oírse los vivas a los reyes y, al son de la banda de la Sociedad ‘Unión Musical’, la comitiva penetró en el interior del edificio. Una vez dentro, los monarcas se dirigieron al despacho del alcalde, donde recibieron unos regalos. don Juan Carlos una insignia de oro con el escudo de Petrer y la reina Sofía un álbum de piel, cuyo interior contenía las fotos del mosaico romano descubierto el año anterior y un programa oficial de las fiestas de Moros y Cristianos.
A renglón seguido, los monarcas estamparon su firma en el Libro de Oro del Ayuntamiento y, ante el requerimiento del público, se asomaron al ventanal que da a la plaza para saludar.
Durante su recorrido por las dependencias municipales el rey descubrió una placa conmemorativa del acto de inauguración que dice textualmente: “SS. MM. los Reyes de España don Juan Carlos I y doña Sofía inauguraron esta casa consistorial el día 3 de diciembre de 1976”.
Los monarcas visitaron también otras localidades de la provincia como Alicante, Elda, Alcoy, Denia y Elche
Inauguración del busto de Azorín
Después de contemplar el mosaico romano, que por aquel entonces se encontraba expuesto en el consistorio, los monarcas abandonaron el edificio para dirigirse a los jardines de la plaza situada a espaldas de éste y descubrir un busto de Azorín, que el Ayuntamiento de Monóvar, ciudad natal del insigne escritor, había donado al pueblo de Petrer.
Terminada la ceremonia, y en medio del entusiasmo de todos los ciudadanos que llenaban las calles, el séquito oficial abandonó Petrer con dirección a la vecina Elda, donde les esperaba otra intensa visita.