En realidad, Benidorm nunca fue un pueblo de pescadores. Fue, eso sí, una villa marinera que dio al Mediterráneo a sus mejores arráeces e importantes oficiales de la marina mercante -y algún que otro militar naval de renombre-. Hombres que viajaron, que vieron mundo y que atesoraron, a lo largo de varias generaciones de las mismas familias, unos conocimientos que, de manera inconsciente, fueron inoculando en el imaginario colectivo del municipio.
A mediados del siglo XX, tras décadas languideciendo, todo aquello se acabó; pero aquellos marinos sabían que, más allá de una España todavía en blanco y negro, el mundo estaba cambiando. Que los aviones estaban a punto de ser accesibles a las clases populares y que los trabajadores de los países avanzados comenzaban a mostrar un importante interés por gastarse el dinero en unas vacaciones lejos de casa y, a ser posible, bajo el sol mediterráneo.
Y así, entre unos y otros, iniciaron la conversión de Benidorm hasta convertirlo en el principal destino turístico europeo. Un proceso en el que se fueron perdiendo algunas tradiciones e incorporando otras de manos de los nuevos habitantes que, poco a poco, iban llegando de otros puntos de España y del Viejo Continente.
La Barqueta montó su primer Belén en el año 1980 en el altar mayor de la Parroquia de Sant Jaume y Santa Anna
Navidad internacional
Por supuesto, la Navidad no fue una excepción a ese proceso de adaptación. Periodo vacacional invernal por excelencia, los últimos días de diciembre se convirtieron para Benidorm en una oportunidad de oro para atraer turistas en aras de la importantísima desestacionalización y, para ello, la ciudad incorporó no pocos atractivos y propuestas a unas celebraciones que, hasta entonces, eran puramente religiosas y familiares.
La capital turística creó una Navidad internacional. Hoy en día, en sus calles, se pueden encontrar propuestas para todos los gustos y culturas, pero eso no significa que sus vecinos se hayan olvidado por completo de sus costumbres y tradiciones más arraigadas. Para ello, la labora de la Asociación Cultural La Barqueta es fundamental.
Un Belén con historia
En 2021, como cada año, el puente de La Purísima volverá a vivir la inauguración del tradicional Belén de La Barqueta, un evento festivo y social que no sólo marca el inicio de las fiestas navideñas en Benidorm, sino que ejerce de punto de unión entre aquella Navidad tradicional y familiar de antaño y la más internacionalizada y turística del siglo XXI.
Este colectivo sin ánimo de lucro elabora anualmente en su sede social un tradicional Belén en el que, como es costumbre, se recrean centenares de personajes -incluso con figuras animadas- y pasajes bíblicos relacionados con el nacimiento de Jesús.
Antes de la irrupción de la pandemia, el Nacimiento de La Barqueta era visitado por 500 personas al día
Gran evento social
La Barqueta, responsable de otras importantes recreaciones históricas como el Hallazgo de la Mare de Déu, consigue convertir, cada Navidad, la inauguración de su Belén en un importante evento social.
Además, su Nacimiento se convierte, durante su periodo de exposición, en uno de los principales atractivos para habitantes y turistas, llegando a reunir, en tiempos previos a la pandemia, a más de 500 personas diariamente.
Larga historia belenista
La Asociación Cultural La Barqueta nació en 1980 y ya entonces instaló su primer Belén en la Parroquia de Sant Jaume y Santa Anna. El Nacimiento ocupó el altar mayor del templo, pero aquel recinto se quedó pequeño con el paso del tiempo y actualmente la recreación se instala en la sede de la asociación.
La Barqueta también es la encargada de confeccionar el Belén viviente que se organiza en la plaza del Ayuntamiento con motivo de la llegada de los Reyes Magos a Benidorm, cuya cabalgata es una de las más impresionantes que se pueden presenciar en la provincia.
La asociación cultural también se encarga del Belén viviente que recibe a los Reyes Magos el 6 de enero
Plaza de la Navidad
Un desfile que desde hace ya muchos años culmina con la recepción de Sus Majestades en la plaza del Ayuntamiento que, durante el mes de diciembre y esos primeros días de enero, se convierte en la plaza de la Navidad, una propuesta más bien turística que sin embargo ha conseguido aunar en ella modernidad y tradición.
Así, dirigida principalmente a los más pequeños, durante los días navideños en ella se suceden distintas actuaciones y eventos, se celebra la Nochevieja, se recibe a los Reyes Magos o alberga una pista de hielo que transporta a los visitantes, aunque sea sólo por unos minutos, a latitudes muy lejanas a las de este rincón del Mediterráneo donde, por norma, la Navidad siempre está acompañada por el sol y las suaves temperaturas del invierno de la Costa Blanca.