Quien haya visto imágenes de nuestro planeta tomadas desde el espacio sabrá que está compuesto fundamentalmente de agua. El dominio acuático es evidente hasta el punto que nos preguntamos: ¿Cuál es el origen del agua?
Las observaciones realizadas al cometa Hartley 2 indican que posee deuterio, un tipo singular de hidrógeno presente en la mayoría de los comentas.
Ello no sería nada significativo si no fuera porque, al igual que nuestros mares, el agua de este cuerpo está compuesta de dicho elemento en un 50%, lo que sugiere que nuestras fuentes oceánicas pudieron haber provenido de impactos de cometas.
Cuando la Tierra apenas se formaba la realidad era muy distinta de la que conocemos. El planeta era seco y rocoso, de modo que ni por asomo había la posibilidad de que existiera agua por doquier.
Los científicos creen muy probable que la mayor parte del agua terrestre provenga del espacio.
Como los impactos de meteoritos fueron tan frecuentes en aquellas etapas y en sus superficies se ha encontrado también deuterio como en nuestros océanos, el origen del agua terrestre se ha asociado con estos cuerpos.
La mayor parte de los cometas medidos por los científicos proviene de la nube Oort; sin embargo, el Hartley 2 es oriundo de las afueras del Sistema Solar, estos cuerpos ―llamados Campana de Kuiper― tienen una órbita mucho más corta.
Lo interesante es que Hartley 2 posee la proporción de deuterio más próxima a la oceánica que se ha encontrado.
Sería interesante averiguar si es una regularidad dentro de dichos cuerpos, en cuyo caso podrían ser una significativa fuente acuífera de las edades tempranas del planeta.
Al parecer la pregunta real que se les plantea a los científicos no es cuál es el origen del agua terrestre, sino qué tipo de cuerpo proveniente del espacio exterior nos trajo esa cantidad de agua que nos permitió el maravilloso desarrollo de la vida en todas sus formas.