El tamaño de los juguetes debe ser inversamente proporcional a la edad de los niños. Cuantos menos años tengan más grandes deben ser los objetos que manipulan para evitar que se puedan atragantar. Tienen que ser juguetes adecuados a cada edad y es importante mantener las piezas pequeñas de la casa fuera del alcance de los menores de tres años.
Pero no solo los juguetes suponen un peligro para los niños; también hay que prestar atención a la comida. Antes de los 36 meses un bebé no debe tomar frutos secos (pipas, cacahuetes o maíz tostado, por ejemplo), por el riesgo que suponen. De hecho, estos alimentos son la primera causa de atragantamiento. También son peligrosos las tapas de los rotuladores o los caramelos duros.
Atragantarse no siempre es peligroso. Cuando un niño traga algo que no debe pero el objeto sigue el camino de la vía digestiva, no hay problema. Lo normal es que llegue al estómago y sea expulsado por el recto unas horas después. Pero hay veces que el objeto que está en la boca del niño es aspirado y pasa a las vías respiratorias. Puede tener graves consecuencias si llega al bronquio y obstruye, parcial o totalmente el paso del aire a los pulmones, causando una crisis de sofocación.
Formas de actuar ante un atragantamiento
Los atragantamientos ocurren de forma inesperada y rápida y producen mucha angustia en los progenitores. Por eso es importante actuar rápido. Cuando esto ocurre es normal que el pequeño se lleve las manos a la garganta mostrando sensación de ahogo.
Muchas veces lo que bloquea la tráquea lo hace parcialmente y es expulsado al toser. Siempre hay que estar vigilante cuando un niño se ha atragantado; es importante mirar si respira bien y si lo hace, prestar atención por si tiene tos después. En caso afirmativo es recomendable acudir al pediatra.
Cuando el objeto que causa el atragantamiento es muy grande puede quedar bloqueado en la tráquea y dejar al niño sin aire, con riesgo de que se produzca una parada cardiorrespiratoria. Si esto ocurre hay que intervenir inmediatamente, realizando la maniobra de Heimlich, que varía en función de la edad del niño, e intentar mantener a calma:
- Menores de 1 año: Lo primero que se debe hacer es pedir ayuda especializada. Mientras ésta llega, se puede resolver un atragantamiento de dos maneras diferentes:
- Poniendo al niño boca abajo sobre los brazos de uno de los padres, con la cabeza en la mano del adulto a una altura más baja que el tronco y las piernas a cada lado del brazo. En esta posición hay que abrirle la boca y con la otra mano golpear con fuerza su espalda unas 4 o 5 veces.
- Cuando la primera opción no funciona hay que voltear a niño y ponerlo sobre la espalda con la cabeza más baja que el tronco y girada hacia un lado. En esta postura, con los dedos sobre el esternón, hay que realizar 4 o 5 compresiones enérgicas en el tórax.
Cualquiera de estas dos maniobras se deben repetir hasta que el cuerpo extraño sea expulsado, permita que pase el aire o hasta que llegue la ayuda médica.
- Mayores de 1 año: En este caso debe realizarse la denominada maniobra de Heimlich. El adulto se pone detrás del niño y rodea su abdomen con el brazo, cerrando la mano y situándola entre el ombligo y el esternón. Posteriormente junta las dos manos y aprieta hacia dentro y hacia arriba en un movimiento brusco. Este acto se debe repetir 4 o 5 veces hasta conseguir que el cuerpo extraño se mueva o llegue ayuda especializada.
Si el niño pierde el conocimiento se debe actuar como si se estuviera ante una parada cardiorrespiratoria.
Lo que no debe hacerse
Cuando un niño se atraganta la reacción instintiva es intentar quitar con la mano o el dedo el cuerpo extraño que se ha metido en la boca. Pero es algo que hay que evitar, porque se puede conseguir el efecto contrario al buscado y en vez de sacar el objeto introducirlo más profundamente. Es mejor utilizar la gravedad y poner al pequeño boca abajo, sujetándolo por el pecho, para que el cuerpo extraño caiga solo. Tampoco debe darse agua o pan al niño, porque si la obstrucción está en la vía aérea no se va a solucionar.