El hallazgo de los restos del Endurance, el barco del legendario explorador polar angloirlandés Ernest Shackleton que se hundió en 1915, supone un hito «histórico» en un continente como la Antártida, una de las regiones más inhóspitas del mundo y que apenas cuenta con dos siglos de historia.
Así lo manifestó Juan Manuel Lirio, geólogo del Instituto Antártico Argentino, que en declaraciones a Efe valoró el «buen estado» en que fue encontrado el buque, probablemente por la ausencia de teredos, un tipo de gusano marino que se alimenta de la madera de los barcos y que, en principio, no estaría presente en esa zona del mar Antártico.
«Lo encontraron bastante completo, es un monumento histórico. Los británicos estuvieron bastante interesados en encontrarlo, porque de alguna manera es un barco emblemático», aseveró Lirio en una conversación telefónica.
Este descubrimiento fue confirmado este miércoles por la Endurance22, una expedición de investigación que partió el pasado febrero desde Sudáfrica para encontrar el mítico barco naufragado.
Los restos del Endurance se encontraban a una profundidad de 3.008 metros en el mar de Weddell (en el océano Antártico), un área «bastante restringida» por las extremas condiciones meteorológicas, según Lirio.
«El mar de Weddell tiene muchos témpanos de hielo y es una zona muy difícil de navegar. El problema principal de hallar el Endurance fueron las condiciones marítimas de Weddell, por el frío y la cantidad de hielo», señaló el geólogo argentino.
En cualquier caso, el pecio está protegido como Lugar Histórico y Monumento bajo el Tratado Antártico, por lo que los investigadores se aseguraron de que mientras el naufragio era sondeado y filmado no fuera «tocado o perturbado de ninguna manera».