La cuna del peñón de Ifach se revela como uno de los pueblos más fascinantes de la Costa Blanca. Más allá de sus atracciones obligadas, te contamos qué hacer en Calp.
Cuenta la leyenda que una colonia de sirenas moraba en las aguas de Calp y, a cambio de paz y tranquilidad, ayudaban a los pescadores de la zona a cazar peces. Sin embargo, la aparición de un maligno genio obligó a las sirenas a refugiarse, ya que las amenazó con convertirlas en piedra si se acercaban a algún pez. Aterrorizadas, las sirenas pidieron ayuda al dios Neptuno, quien envió a un genio amigo suyo para proteger a sus aliadas. Tras el primer enfrentamiento, el genio maligno huyó del genio bueno, quien lo convirtió en una enorme roca conocida hoy como el Peñón de Ifach.
La Costa Blanca está llena de historias y leyendas, y una de las más fascinante gira en torno a uno de sus grandes iconos: un peñón de Ifach al que se asoma un pueblo de Calp lleno de historia, colores y experiencias a disfrutar más allá de sus clásicos y playas como el Arenal-Bol o la Playa de la Fossa. Te contamos qué hacer en este lugar de edificios vanguardistas, una naturaleza icónica y playas que evocan el azul Mediterráneo que vinimos a buscar.
Ascender al Peñón de Ifach
Considerado como una de las últimas estribaciones de las cordilleras Béticas y con una altura de 332 metros, el Peñón de Ifach es el gran icono del pueblo de Calp. Un vértice geodésico unido al continente por un istmo que revela un ecosistema único, además de la mejor excusa para iniciar un ascenso de poco más de dos horas hasta alcanzar la cima. Una ruta para la que es necesario solicitar una cita previa dado el aforo limitado y cuya subida engloba desde gaviotas rebeldes hasta la mejor recompensa: un mirador del peñón desde el que se puede avistar la isla de Formentera y el cabo de Santa Pola en días despejados.
Nadar en los Baños de la Reina
Los Baños de la Reina conforman un tesoro arqueológico dividido en antiguas piscinas romanas concebidas como piscifactorías y, años después, como piscina privada de una reina árabe (o eso cuenta la leyenda). Un pedazo de historia ideal para sumergirse en sus aguas y descubrir sus tres tramos: el Vicus romano (o villa romana), el Conjunto Termal de la Muntanyeta, y los viveros romanos del Banys de la Reina, flanqueados por muros naturales.
Perderse por su casco antiguo
Calp es mucho más que un peñón y playas de ensueño: un pueblo lleno de historia cuyos secretos podemos descubrir a través de las deliciosas callejuelas de su casco antiguo. Desde su famosa iglesia parroquial hasta el Torreón de la Peça, un antiguo baluarte de defensa, la zona antigua de Calp desvela calles llenas de plantas y flores, iconos como la Plaça dels Mariners, o el arte urbano de la calle Rector Penalva, ideal para tomar esa deseada fotografía de Instagram.
Admirar el patrimonio arquitectónico de Ricardo Bofill
En los años 70, Ricardo Bofill recaló en la Marina Alta para desplegar un sinfín de formas y colores hasta hace no tanto envueltas en un cierto anonimato. Redes sociales como Instagram rescataron del olvido la famosa Muralla Roja, una réplica de la kasbah árabe cuya gama cromática ha supuesto una inspiración para artistas y fotógrafos a pesar de las masificaciones que llevaron a controlar el acceso a este edificio residencial. Otros ejemplos de la obra de Bofill son el edificio Xanadú, de tonos verde oliva enclavado en el acantilado, o el Anfiteatro, formado por diferentes solariums. Proezas arquitectónicas que podemos limitarnos a contemplar desde el exterior en contraste con los azules del Mediterráneo.
Soñar en las Salinas de Calp
Las lagunas saladas de Calp salpican el corazón del casco urbano del pueblo como un espejismo. Una mancha verde nacida hace cientos de años como motor de la industria salinera y convertida hoy en uno de los humedales más curiosos de la Marina Alta. A diferencia de las salinas de Santa Pola o las de Torrevieja, las de Calp ya no se utilizan para extraer sal, sino simplemente como espacio ecológico donde avistar diferentes aves como sus famosos flamencos.
Descubrir sus calas con encanto
Las playas del Arenal Bol o La Fossa son icónicas en Calp, pero también existen pequeñas calitas que están dispuestas a robarte el corazón. La cala El Racó es un verdadero tesoro de la Costa Blanca, singular por su ubicación, en los pies del Peñón de Ifach, se ha convertido en un rincón ideal para los amantes del buceo y el snorkel. Más al sur, la cala Les Urques, es el entorno perfecto para disfrutar de un maravilloso día de playa y sol con tu mascota.