Entrevista > Toni Gaspar / Presidente de la Diputación de Valencia (Faura, 6-diciembre-1973)
Para este primer ejemplar de AQUÍ en València nos hemos acercado hasta la Diputación para hablar con su presidente y conocer mejor a la persona, el funcionamiento de la entidad y los principales temas abiertos en la actualidad.
«En los pueblos o haces la gestión o no la haces, no puedes entretenerte con discursos vacíos»
Eres de un pueblo relativamente pequeño. ¿Cómo viviste tu infancia y cómo la comparas con la de los niños actuales?
Es muy difícil compararse con ellos porque tu infancia siempre tiene un encanto especial. El mundo ha cambiado mucho, yo soy alcalde desde 2003 y no se parece en nada la administración desde que empecé a ahora. Ni tampoco el comportamiento de la gente o lo que esperamos de los demás.
Lo que sí sigo viendo es que el ruido de la política al que estamos acostumbrados en los pueblos es menos. Existe más contacto directo y todo es más resolutivo. Allí o haces la gestión o no la haces, no puedes entretenerte con discursos vacíos como estamos acostumbrados en la política de los últimos años. Por eso los ayuntamientos pequeños tienen tan pocas oscilaciones.
Respecto a todo lo demás, pues hemos cambiado mucho. Incluso ya no nos parecemos nada a hace dos años, a raíz la pandemia.
En un pueblo de 3.500 habitantes evidentemente estás siempre en contacto con la gente.
Pero esto pasa en todos los municipios. Por eso el municipalismo es muy bueno ya que tiene algo que no existe en el resto de la política, que se abre la puerta y aparece el interlocutor. En las otras instituciones siempre existen tapices, se hace un discurso con el medio de comunicación pero sin acceso directo al ciudadano. Eso posibilita decir las zumbadas a las que estamos acostumbrados.
En el pueblo es más complicado por dos razones: primero porque te conocen y segundo porque no admiten excusas. Te dicen: “¿Me lo solucionas o me haces perder el tiempo? Y quien pierde el tiempo, pierde las elecciones.
«Entiendo que esto es para servir y no para servirse, algo que no todo el mundo entiende»
Parece evidente que lo público es algo que llevabas en el ADN pues empezaste muy joven como concejal de Cultura y luego alcalde. Incluso en tus estudios en Ciencias Económicas y Empresariales te especializaste en Economía Pública y después en Liderazgo para la Gestión Pública en Navarra.
Mi madre se queja mucho de que haya salido político, porque padece las injusticias que muchas veces se cometen con nosotros y ve con dramatismo como en los últimos años ya ni se respeta la honorabilidad de la gente. Porque lo mínimo es la honorabilidad, y luego ya vemos si se hace bien o mal. Como buena madre, esto no lo ha encajado nunca. Aunque podría ser peor, imagino que sufriría aún más si yo hubiera sido torero.
En mi familia no ha habido mucha tradición política. Más bien al contrario dado que un familiar mío fue alcalde de Faura y luego represaliado. Por eso había como una especie de código de silencio al respecto de no hablar de política. La hermana de mi abuela y otros miembros de mi familia sufrieron mucho por todo esto.
Yo siempre he tenido vocación por hacer cosas para los demás. Entiendo que esto es servir y no servirse, algo que no todo el mundo entiende. Empecé desde el asociacionismo y luego a la política.
«Los toros tienen mucho poso detrás, no nos podemos quedar solo con el animalismo de Walt Disney que tenemos ahora»
Por cierto, siempre te han gustado mucho los toros…
Sí, mi municipio es muy taurino. Forma parte de nuestra cultura. Soy consciente de que hay mucha gente a quienes no le gusta, y yo soy el presidente de todos. Pero una cosa es que no te gusten, que se está en legítimo derecho, y otra querer prohibir. Yo cuando oigo la palabra ‘prohibir’ ya empiezo a ponerme nervioso. Porque solo se tiene que prohibir lo que la ley no autorice hacer.
Soy consciente de que es un espectáculo contestado… pero bueno. Todos los católicos estamos excomulgados desde Sixto V por una bula, y los toros no se acabaron. Los Borbones también quisieron acabar con los toros, y tampoco se acabaron.
Realmente el toro es un espectáculo muy vanguardista que juega con algo que es la muerte. Tiene mucho poso detrás, y quedarse solo con el animalismo de Walt Disney que tenemos ahora no puede ser.
«El objetivo de toda persona siempre debe ser el ser feliz, y las instituciones tienen que ayudar a eso y no a cabrear a la gente»
Llevas cinco legislaturas como alcalde, en todas ellas con más de un 60% de los votos. No sé si habrá muchos pueblos en España así.
Todavía hay alguno. En el pueblo te conoce todo el mundo, y yo siempre he puesto toda mi intención en decir la verdad. El tiempo pasa muy rápido, al principio quería estar ocho años y ya está. Y al final he acabado de presidente de la Diputación. Esto se sabe como empieza, pero nunca como acaba.
A la Diputación llegaste primero como vicepresidente y luego de presidente. ¿Cuál es el futuro? ¿Tu idea es seguir?
Mi futuro es ser feliz. Un político es una persona y tiene que tener clara su dirección en la vida. Creo que el objetivo de toda persona siempre debe ser el ser feliz, y las instituciones tienen que ayudar a eso y no a cabrear a la gente.
Lo demás, pues en los tiempos que corren ya puedes programar que ni los informáticos aciertan. Todo fluye muy rápido y aquello que era válido hace dos años ya no lo es ahora. ¿Qué puede pasar mañana? No lo sabemos.
Esto se llama incertidumbre y tenemos que gestionarla. Hay quien se desespera con ella y quien se decide a bailar con la incertidumbre. Esa es mi respuesta, aquello que debo es hacer bien mi trabajo. Y ya está. Si te preocupas demasiado de lo que vas a hacer mañana, pues quizás ya no hagas tan bien el trabajo.
«El municipalismo es lo que puede salvar la política, que ahora mismo está con el flotador porque nos hemos dedicado a denigrarla»
Desde que llegaste has tenido que salvar todo lo de Divalterra y luego la pandemia. ¿Te ha dado tiempo a hacer lo que tú tenías pensado o te quedan muchas cosas en el tintero?
Como mi objetivo era mejorar la casa, pues al final todo ha servido para ello. Incluso en pandemia hemos aprovechado para mejorar las cosas.
Lo de Divalterra, el plan de recursos humanos, cambiar la manera de distribuir el recibir subvenciones, etc. Aquí se da todo a los ayuntamientos a principios de año y son ellos quienes deciden con su autonomía municipal, no viene ningún alcalde a pedirme dinero y besarme la mano.
También reducimos el protocolo de manera brutal, ahora yo suelo ir a los actos solo. Había que quitar esa sensación de que la Diputación era un virreinato. Por eso ya ni las puertas se cierran, siempre están abiertas. Y todo eso ha dado tiempo perfectamente a hacerlo en pandemia, e incluso con la Gloria y la Filomena.
Lo de Divalterra era complicadísimo, pero había que ponerse. Ha sido muy difícil, un encaje de bolillos entre todos los sindicatos y trabajadores. Pero eso no podía continuar así.
¿Y qué destacarías de lo que te queda pendiente?
Me queda pendiente eliminar burocracia, algo que ya hemos empezado a hacer pero quiero eliminar mucha más. Desgraciadamente aquí no llegamos hasta donde queremos, porque las leyes no las hacemos nosotros.
Las leyes en los últimos años asumen que si estás gobernando una institución eres un corrupto por naturaleza. A ver, yo quiero reivindicar que la inmensa mayoría de la gente es honrada. Los pocos que salen en los periódicos son otra historia. Así que déjanos hacer cosas y servir a personas. Y quien sea corrupto vas a por él. Pero por lo visto es más fácil decidir que todos son corruptos y que todo sea legislación y legislación para impedir hacer cosas.
En realidad los ayuntamientos son la institución más antigua, antes de las divisiones fronterizas los ancestros ya se desplazaban en grupo.
A veces me preguntan si algo es de la Generalitat, Diputación o Patrimonio; y yo siempre digo lo mismo, “eso es de los valencianos”. La escritura la tienen los valencianos. Hay que hacerlo de la manera más económica posible, porque el dinero es de la gente, y de la mejor forma. Las instituciones vienen y se van, hasta las monarquías, y no pasa nada; pero lo que hay debemos respetarlo y utilizarlo para mejorar la vida de la gente.
Las diputaciones en este momento son grandes desconocidas porque antes era todo el Estado y ahora hay autonomías, delegaciones del Gobierno y un montón de cosas que están haciendo su papel. ¿A quién? ¿A los ciudadanos? Sí, a través de sus alcaldes. Entonces veamos lo que sus alcaldes opinan que es o no es conveniente. Ahora, si nos decimos organizar de otra manera pues no pasa absolutamente nada, siempre y cuando lo hagamos bien y pensemos que los recursos no son de las instituciones sino de la gente.
«Sería mucho más útil buscar a quien hace las cosas mal en vez de tratarlos a todos como corruptos»
Al final es difícil explicar a la ciudadanía que administración hace cada cosa.
Hay que explicarles que el dinero es suyo, pero cada uno se encarga de una cosa. Esto es un intríngulis en el que la gente se pierde. Más razón para hacerlo mejor.
Muchas veces se echa la culpa al alcalde, cuando es algo que no depende de él.
Sí, el alcalde siempre tiene la culpa, porque es el primero que tienes a mano. Un alcalde sabe que abre la puerta y le puede venir cualquier problema de cualquier institución. Y no puede pasar, su trabajo es ayudar al ciudadano. Otra cosa es que no tenga las herramientas adecuadas.
Me decepciona que no se tenga esa sensación municipalista en las instancias altas del Gobierno. Por ejemplo ahora llegan los Fondos Europeos y se ha relegado a los ayuntamientos para su ejecución. Cuando normalmente son los que ejecutan el 90 por ciento del dinero europeo y las comunidades autónomas lo acaban devolviendo.
Tampoco parecen tener claro la importancia del alcalde en instancias más altas.
A lo mejor es que desde Madrid se ve todo de otra manera y no entienden todas estas cosas. Creo que esta relación hay que mejorarla. Igual que la nueva ley reguladora de las bases del régimen local que llevaba desde 1975 sin modificarse. Yo creo que habría necesitado más consulta con los técnicos municipales, porque los técnicos del Ministerio desconocen cómo son los ayuntamientos. Aún así hemos hecho aportaciones y cumpliremos la ley, no queda otra.
El municipalismo es lo que puede salvar la política, que ahora mismo está con el flotador porque nos hemos dedicado a denigrarla. Solo nos interesa lo malo de la política, lo cutre, y solo salen a florecer los corruptos. El municipalismo es el gobierno de la gente para la gente, se difuminan mucho las rayas de los colores y lo más importante es que no sirve a papeles sino a personas.
«Al conocer historia te relajas más a la hora de exponer y sobre todo te evitas decir idioteces»
Hasta ahora ha sido al revés, porque los que menos deuda tenían eran los ayuntamientos, un 2% del PIB, y parecía que eran los responsables.
Hay mucho municipalismo de boquilla para quedar bien. Igual que hay mucho ‘ismo’ de boquilla en la política. Además se les descubre rápido. Por eso quizás la gente quiere personas en la política que le digan la verdad.
Yo recuerdo que hacia 2008 se puso de moda que todos los políticos fueran casa por casa para prometer trabajo. Pues yo empezaba los mítines diciendo “que sepáis que no puedo daros trabajo, solo puedo ayudar a facilitar cosas. Esto no funciona así, el Ayuntamiento tiene diez empleados y es lo que hay”. Resultó que aquella fue la vez que gane por más votos.
Creo que hay que decir la verdad y hacer didáctica. Lo que pasa es que los medios muchas veces tampoco nos dan mucha cobertura para la didáctica. Porque esto no cabe en un tuit. Pero cuando a la gente le explicas por qué se pueden hacer las cosas o por qué no, lo entienden. Sin embargo, hemos desistido de eso y les contamos una mentira para que no se enfaden.
Hablando de burocracia, ahora los ayuntamientos tienen que licitar hasta el papel higiénico.
Esa es la presunción de corrupción. Todo el mundo quiere hacer 30.000 cosas por si acaso. ¿Y no será mejor dejar hacer las cosas de forma ágil, y luego tú auditas y a quien pilles lo encierras? Sería mucho más útil buscar a quien hace las cosas mal en vez de tratarlos a todos como si lo fueran. Y además quienes son corruptos siguen siendo corruptos, aún con la ley y la burocracia.
Y la parálisis en los ayuntamientos también es evidente porque no tienen técnicos suficientes como para licitar todo.
No tenemos técnicos suficientes ni para elegir a técnicos. Se están quedando las plantillas vacías y es el caos. Además, cuando empiezas a licitar, luego te recurren y pasan los años hasta que cuando por fin puedes mandarlo ejecutar el que tiene que hacerlo te dice “¿pero cómo voy a ejecutarlo, si el precio está ya desfasado? Así que volvemos a empezar.
Eso es la realidad y la didáctica que hay que explicar porque la gente lo ignora. Yo tengo plenos en el que oigo acusaciones de que si ustedes no han hecho esto o aquello. Pues es que eso es burocracia y no tengo que hacerlo yo. Mi función es poner la impronta política de esta casa, pero yo no soy técnico. Si el pliego de condiciones no está redactado porque está caducado, ¿qué culpa tengo yo? Si el técnico me está diciendo que a no ser que se multiplique por cinco no va a llegar a tiempo, ¿qué hago?
Para que los valencianos puedan saber algunas cosas más del presidente de la Diputación, he leído que te gusta mucho correr porque es un ejercicio mental y físico.
Sí, y ahora llevo la mente un poco más torcida porque desde que tengo fascitis lo paso muy mal (risas). Estoy recuperándome, y la verdad es que necesito correr.
«Respecto a las redes sociales, lo que parece más dramático es que las utilicen los políticos para hacerlas todavía más vertedero»
También te gusta cocinar, aunque no se te dan bien los arroces.
Los arroces se me dan fatal, me falta tiempo para hacer práctica. Se me da mucho mejor hacer tartas de queso, que por cierto esa receta me enseñó a hacerla mi secretaria. Aparte de cuidarme y protegerme, también me ha enseñado a hacer tarta de queso (risas).
Siempre intento tener el máximo tiempo posible, porque de un político que no tiene tiempo para él y para aquellos a quienes quiere… no confiéis en él. Según mi experiencia alguien que está envenenado de la política y solo vive para la política, no es un buen político.
Si queremos que los políticos tomen buenas decisiones necesitamos que sean personas felices en su vida privada, que puedan experimentar lo que experimenta el resto de la gente. Los que están cien por cien entregados, desconfía de ellos.
También eres aficionado a la literatura y sobre todo de temas de historia. Es curioso como repetimos las mismas cosas una y otra vez sin aprender.
Desde luego. Repetimos hasta límites insospechados. Lo que pasa es que como la historia es una ‘maría’ nadie sabe ni quiere saber de historia. Explica muchísimas cosas del presente. Sabiendo de historia, te metes en cualquier pleno y puedes hacer una reflexión de lo que está pasando. Porque las cosas no cambian de la noche a la mañana. Hay una tendencia brutal a repetirse, para lo bueno y para lo malo.
De lo que ha pasado hace dos meses la gente ya ni se acuerda.
Ya, pero es necesario saber cuando te mueves en una ciudad por qué existen las cosas, los edificios o el entramado. Igual que por qué se tomo esa decisión en una ciudad y en otra no, por qué existen las diputaciones, por qué una diputación tiene una plaza de toros…
A la gente le cuesta saberlo, lo primero que te dicen es “¡Cómo sois capaces de tener una plaza de toros!”. Pues resulta que dicha plaza servía para pagar el hospital general porque no había seguridad social. Si quieres la quemamos, pero hay que ser un poco respetuoso con la historia. Las cosas vienen por algo. Por supuesto todo tiene que evolucionar, pero al conocer historia te relajas más a la hora de exponer y sobre todo te evitas decir idioteces.
La tecnología no es lo tuyo, ¿no? Te lo digo porque no tienes redes sociales.
No, a ver… la tecnología me encanta, pero las redes sociales me parecen un auténtico vertedero.
Pero antes tampoco tenías ni televisión…
Ahora sí que tengo porque en la casa donde estoy la hemos puesto por circunstancias familiares, pero es un electrodoméstico que no me aporta nada. En realidad ahora sí, pues estoy redescubriendo este electrodoméstico con las series de plataformas.
Respecto a las redes sociales, lo que parece todavía más dramático es que las utilicen los políticos para hacerlas todavía más vertedero. A mí que el presidente del Gobierno diga cosas por una empresa privada como es Twitter no me parece bien. Recordemos que es la propia empresa privada quien elige a quien debe llegarle ese mensaje y a quien no. Hay que saber un poco más de cómo funcionan esas cosas.
Cualquiera puede polemizar un argumento por ahí. Por no hablar de que ni yo, ni el resto de los mortales, tengo suficiente con 140 caracteres para decir las cosas porque nunca son de sí o no. Habría que vetar eso de que los tuits generen noticias, no aporta absolutamente nada. Es el mundo que nos ha tocado vivir, pero yo belígero con eso, aunque por supuesto yo no prohíbo a nadie que las use.
«La televisión es un electrodoméstico que no me aporta nada»
Ciertos medios nacionales se han convertido al amarillismo de una manera evidente.
Yo en ese negociado no me meto, os lo dejo a vosotros. Lo mío es la política. Aunque sí es cierto que si la política durante los últimos años está mal… pues seguramente los medios de comunicación no deben estar muy bien. Porque siempre hemos ido de la mano, dado que comunicamos nuestras acciones a través de vosotros.
Y si la política está mal, tampoco es que la sociedad esté muy boyante. Está todo interconectado, pero cada uno debería tomar sus decisiones.
La nueva ley elimina los contratos temporales, pero las instituciones tienen una interinidad enorme. ¿Se podrá solucionar?
El problema es que no se ha habilitado ninguna ley para que los procesos selectivos sean más ágiles, así que nos podemos ver abocados a que ambas leyes entren en colisión. Que por cierto, es lo que pasaba. Es decir, habrá que echar interinos y no habrá tiempo de reponerlos. No se puede atajar un problema sin solucionar el otro.
¿Tú crees que los valencianos conocen bien sus pueblos?
No, yo eso lo veo incluso conmigo mismo. Yo que tengo la oportunidad de visitar los municipios, me doy cuenta de que aún con la edad que tengo hay muchas cosas que desconozco.