Entrevista > Miguel Jiménez de Cisneros / Biólogo (Alicante, 14-diciembre-1957)
El Ayuntamiento de Crevillent ha recibido una gran cantidad de material histórico cedido temporalmente por los descendientes de Daniel Jiménez de Cisneros, el primer científico que puso a la sierra crevillentina en el mapa de las investigaciones a principios del siglo XX.
Hablamos con su nieto Miguel. A pesar de que no llegó a conocer a su abuelo, él también se decantó por el camino de las ciencias naturales. Nos atiende con gran amabilidad por teléfono desde su residencia en Valladolid.
Naciste 16 años después del fallecimiento de tu abuelo, pero también has sido profesor de naturales en Secundaria. ¿Qué te llevó a esta profesión?
Te vas a reír, pero yo de pequeño quería ser director de zoo. De hecho he escrito un par de libros sobre zoológicos de España. Al final acabé estudiando Biología en la Universidad de Valencia, y para un biólogo la enseñanza es casi la única salida profesional posible. De todas formas yo te aseguro que he sido muy feliz dando clases hasta mi jubilación.
Mi padre fue abogado, pero en realidad él quería haber estudiado Historia Natural (lo que actualmente equivale a Biología o Geología) en Madrid. Sin embargo tenía a sus padres delicados de salud y por no alejarse demasiado de Alicante, prefirió estudiar Derecho en la Universidad de Murcia. De hecho se sacó toda la carrera en dos años para pasar el menor tiempo posible lejos de casa.
«Mi abuelo encontró en la Sierra de Crevillent un auténtico pozo sin fondo para investigar»
Supongo que entonces tu padre influyó en tu decisión.
Sí. Recuerdo que él se pasaba las tardes estudiando y etiquetando la colección de 13.000 fósiles que tenía mi abuelo. Tenía un cariño enorme por la obra de su padre, y eso nos lo transmitió a sus tres hijos.
¿Dónde se ubica actualmente la colección de Daniel Jiménez de Cisneros?
La colección de mi abuelo tiene dos partes. Por un lado consta de estos 13.000 fósiles que durante muchos años estuvieron en mi casa, hasta que hace unos años me los pidieron desde la Región de Murcia para abrir un nuevo museo paleontológico en Torre Pacheco.
A mí no me molestaba en absoluto tenerlos en mi propia vivienda, pues son objetos a los que guardo muchísimo cariño, pero entendí que es mejor que estuvieran donde todas las personas pudieran tener acceso a ellos. Por cierto, aprovecho para hacer un pequeño recordatorio-homenaje tanto a mi esposa como a mi madre por toda la paciencia y comprensión que tuvieron con esta enorme colección que tanto espacio les ocupaba en sus casas (risas).
«El Ayuntamiento me ha indicado que planea dedicar una calle de nueva urbanización a mi abuelo»
¿Y la segunda parte?
Su legado en papel. Me refiero a sus publicaciones tanto escritas por él como las que recibió dedicadas de otras personas, su correspondencia científica y sus cuadernos de campo, etc. Todo esto es una pequeña joya ya que era un hombre muy minucioso, y en sus excursiones por Alicante o Murcia describía con máximo detalle todo aquello que iba viendo.
Incluso en lo que no tenía tiempo o recursos, dejaba pistas para futuras investigaciones. Por ejemplo escribía: “Al noroeste a cinco kilómetros vi tal cueva que me incita a pensar aquello” para que a partir de aquí otros pudieran completar eso que él descubrió inicialmente. De hecho aparte de todos sus descubrimientos en geología o paleontología, también descubrió algunas pinturas rupestres.
¿En qué consiste el material que habéis donado temporalmente al Ayuntamiento de Crevillent?
Pertenece a la parte del papel, dado que mi abuelo fue quien inició los estudios geológicos y paleontológicos de la sierra de Crevillent. Durante estos últimos años he hecho muchos viajes desde Valladolid a Alicante y he ido entregándolo este material en varias remesas. Tanto el alcalde como el concejal de Cultura siempre han mostrado mucho interés.
Yo espero que se pueda abrir un centro de interpretación, un espacio museográfico o algo así para que este material esté disponible tanto para los investigadores como para cualquier curioso o turista.
Ya en 2019 se organizó una exposición que aún se puede ver en la Casa de la Cultura.
Fue una exposición magnífica. Aprovecho para felicitar a los técnicos Daniel Belmonte y Ana Satorre por su trabajo. De hecho la exposición fue prorrogada dado que acudieron muchísimas excursiones a verla e incluso, como dices, acabaron decidiendo trasladar una parte al sótano con carácter permanente. Para mí esto es una gran satisfacción.
En junio de 2021 se celebró un acto en el Ayuntamiento donde hice entrega en depósito de más materiales para que sigan investigándolos. Si el gobierno municipal algún día considera interesante dedicar un pequeño espacio a mi abuelo, yo estaré encantado de colaborar.
«He percibido un cariño enorme de los crevillentinos por Daniel Jiménez de Cisneros»
¿Cuándo esperas que se haga este centro o museo?
Yo entiendo que los políticos deben pensarse mucho las cosas, dado que estamos hablando de dinero público. Por lo que me han explicado, para un museo haría falta una persona todos los días y para un espacio museográfico unos dos días a la semana. En cualquier caso, se precisa de una inversión importante. Por mi parte no tengo ninguna prisa, saben que pueden contar conmigo cuando me requieran.
De todas formas yo encuentro muy positivo que todos los partidos políticos de Crevillent, de un extremo al otro, hayan mostrado una gran simpatía por la iniciativa.
Además, me consta que se han encargado una serie de mojones con inscripciones para colocarlos en los lugares de la Sierra de Crevillent donde él tomó sus fotos hace cien años. Será como un centro de interpretación de la sierra, pero no en un local cerrado sino al aire libre.
«Es importante que todos los partidos políticos locales muestren simpatía por la iniciativa del centro»
Como hombre de ciencias que tú también eres, ¿por qué crees que a tu abuelo le fascinaba tanto la Sierra de Crevillent?
Mi abuelo se crió en Caravaca de la Cruz y ya siendo niño se dedicaba a escaparse al campo para coger piedras. Muchos vecinos pensaban que era para jugar a batallas de piedras contra otros niños, pero todo lo contrario. Así empezó a desarrollar su fascinación por los fósiles. Además, tuvo un profesor en el colegio que también fue coleccionista y que le inspiró mucho.
Cuando a principios de siglo comienza a trabajar en Alicante, dicen que descubre Crevillent porque había tren directo. Y en su sierra encuentra muchísimos extractos donde se halla ‘escrito’ el pasado como rocas, fósiles, porciones de tierra, etc. Es un sitio muy rico en pistas para poder desenmarañar la historia geológica.
Pero me sorprende que hiciera tantísimas excursiones a este lugar.
A los investigadores les suele ocurrir esto de que cuanto más investigan un tema, más interrogantes se les generan y más puertas nuevas se les abren. Daniel Jiménez de Cisneros se dio cuenta de que la Sierra de Crevillent era un auténtico pozo sin fondo.
Además él tenía una casa en Algueña, al otro lado de la sierra, donde solía veranear. Supuestamente acudía aquí para descansar, pero en realidad se pasaba estos días ahondando en sus investigaciones.
«La colección particular de mi abuelo consta de unos 16.000 fósiles»
¿No crees que debería tener una calle en Crevillent como ya existe en Alicante?
Sí. En 2019 junto con la exposición se pusieron en marcha muchas iniciativas, entre ellas la de la calle. Más de cien personas como geólogos, paleontólogos, directores de museos o catedráticos de universidad mostraron su apoyo. Realmente es una figura importante a nivel local.
Desde el equipo de gobierno me han indicado que lo están valorando. En principio su idea sería dedicarle alguna nueva calle que se urbanice si la ciudad se expande hacia la sierra. A mí me parece bien, porque quitarle el nombre a una calle que ya existe lo encuentro un poco feo.
¿En tus visitas te encontraste con algún crevillentino que aún se acordara de tu abuelo?
Es complicado porque mi abuelo falleció en 1941 y se jubiló unos diez años antes. Sí he llegado a conocer a algún alumno suyo del Instituto Público de Alicante (el actual IES Jorge Juan) que le acompañó en estas excursiones por la sierra, aunque no eran crevillentinos.
Desde luego en los crevillentinos que ha acudido a los actos que hemos organizado en Crevillent siempre he notado un enorme cariño hacia mi abuelo. Al saber que yo era su nieto me reciben con gran afecto. También me he topado con vecinos que conocían a familiares míos.
La verdad es que después de haber tenido toda su obra tantos años guardada en mi casa me llena de profunda satisfacción que tanta gente os estéis interesando ahora por su trabajo.