Amanece en Bruselas aunque, como ocurre la mayoría de días, parece que no termina de iluminarse el cielo. La fina lluvia envuelve la ciudad y cae sobre sus adoquines con un repiqueteo constante.
Roser se enfunda su chubasquero azul oscuro y se sube a su bicicleta: «no hay más remedio, aquí tienes que acostumbrarte a este tiempo o no harías nada» dice riéndose, aunque confiesa que echa mucho de menos el sol de Almassora, su ciudad natal.
Estaba previsto que hoy fuera a visitar la obra, pero antes tiene que pasar por el despacho a recoger el casco y las botas, así que pedalea para llegar al lugar donde trabaja desde hace cinco años como arquitecta.
La emisora española de Bruselas
Mientras Roser atraviesa las calles de Forest en dirección a Etterbeek, la voz de María recorre las ondas hertzianas y suena a través de la 101.9 FM para contar a los oyentes las noticias de la mañana: «me levanto muy temprano pero vale la pena», relata mientras sostiene un café humeante en la mano.
La alicantina es periodista y aterrizó en la ciudad el pasado septiembre gracias a la beca PICE de la Cámara de Comercio. Ahora es una de las voces de los boletines y del programa «Bruselas con Ñ», el magazín en español de los sábados de Radio Alma.
Recuerda que cuando vio la oferta no se lo pensó dos veces: «tenía muchas ganas de vivir una experiencia fuera”, por eso, cuando encontró la vacante se ilusionó: “era justo lo que yo quería, no me podía creer que existiera una radio en español en Bruselas».
Los valencianos buscan aprendizajes y experiencias en la capital de Europa
El atractivo de las instituciones
Preparando el desayuno, la escuchan Guillem y Delfina, que han escrito juntos el capítulo de su aventura bruselense. En 2018 consiguieron una beca, así que cambiaron Guadassuar por Bruselas.
Tenían muchas ganas de vivir una experiencia en el extranjero y ver mundo pero cuando su periodo de prácticas terminó, volvieron a Valencia. Delfina había estudiado magisterio y su camino estaba bastante marcado, pero prefirió arriesgar y tomar una ruta alternativa que la llevó de vuelta a Bruselas con un puesto como educadora en el Colegio Europeo, tras pasar las pruebas de la Comisión.
Guillem se quedó cursando un máster en Valencia y encontró trabajo pero, curiosamente, fue la pandemia la que le trajo de nuevo a Bélgica. Había estudiado Derecho y Economía y trabajaba en una empresa ligada al sector de la restauración.
Oportunidades en tiempos de pandemia
A causa de las restricciones, los bares en la Comunitat se vieron obligados a bajar la persiana y, al igual que muchos de sus compañeros, perdió su empleo. Aprovechó una de sus visitas a la capital, para aplicar a varias ofertas.
Al cabo de un mes, consiguió un puesto en la DG Connect de la Comisión Europea: «tuve muchísima suerte», dice con humildad, «en ese momento estaban buscando gente y tenía la ventaja de estar ya en la ciudad».
«Bruselas es una gran ciudad que ofrece también una vida de barrio» Roser (arquitecta)
Salir de la zona de confort
La necesidad de descubrir y experimentar, de enfrentarse a nuevos retos, experiencias y aprendizajes es la que más se repite entre los cuatro jóvenes cuando echan la vista atrás y recuerdan el día que tomaron la decisión de salir de la Comunitat.
La primera parada de Roser fue Rotterdam, pero “el holandés era muy difícil, así que decidí cambiarlo por el francés de Bruselas”, admite. Llegó con la idea de pasar aquí un tiempo corto para ganar experiencia, pero después de siete años no piensa en volver: “Bruselas te da todo lo que necesitas en su justa medida. Es una gran ciudad que te ofrece también una vida de barrio”.
Los protagonistas extrañan el sol, la lengua, el mar y la familia
Una capital acogedora
En esto último también coincide María: “creo que esta ciudad te hace sentir como en casa, tiene un ambiente especial”, apunta, “vine vacía, me acogió y me arropó”. La alicantina afirma que Bruselas le ha hecho conocerse a sí misma, perder miedos, romper barreras y descubrir personas, intereses y nuevos lugares.
Unos lugares por los que adora perderse Delfina. Lleva varios años en Bruselas y vive asombrada por la belleza arquitectónica de la capital: “caminando por aquí, me siento como en una película”. Guillem asiente y añade medio en broma, medio en serio, que la cerveza también suma, pues es su gran pasión. Para compartirla con el mundo, ha abierto una cuenta de Instagram que bajo el nombre Tasta Beers congrega a más de 3.400 seguidores.
Cuando piensan en lo que han dejado atrás, echan de menos el sol de la Comunitat, la lengua, las aguas del mediterráneo, la comida y, sobre todo, a los suyos. Por eso, cada vez que van, aprovechan para disfrutar de esos tesoros aunque, por ahora, su billete de ida siempre tiene una fecha de vuelta.