Entrevista > Gabriel Mora / Profesor de español (Torrent, Valencia, 12-febrero-1995)
La Escuela Oficial de Idiomas (EOI) de San Vicente del Raspeig también se solidariza con los ucranianos venidos a nuestro país escapando de la guerra. Desde mayo se están ofreciendo clases gratuitas de español para refugiados. Una iniciativa solidaria en la que también colabora la Concejalía de Deportes cediendo las aulas de la Ciudad Deportiva y el Centro de Formación de Personas Adultas ‘Sant Vicent Ferrer’ donando el mobiliario.
El profesor encargado de esta iniciativa es Gabriel Mora González, un joven graduado en Filología Hispánica recién llegado a nuestro municipio. Anteriormente trabajó en Valencia y Torrevieja, dando clases tanto de castellano como de valenciano, y ésta es su primera experiencia con alumnos refugiados.
¿Cómo fue tu llegada a San Vicente del Raspeig?
Tras las vacaciones de Semana Santa me salieron varias oportunidades para dar clases por la provincia de Valencia, cerca de mi casa. Sin embargo al final me decanté por enseñar a refugiados ucranianos. Me parecía una iniciativa muy solidaria hacia esta gente que necesita de nuestra ayuda, y además una experiencia interesante desde el punto de vista personal.
Pude elegir entre Alicante o San Vicente, pero me llamó la atención que la EOI de una localidad pequeña tuviera la motivación como para hacer algo así.
«Los que vienen sabiendo algo de inglés tienen más facilidades para el español»
¿Qué nivel tienen de español tienen los ucranianos recién llegados? Imagino que bajo, ¿no?
En realidad es muy diverso. Por ello hemos hecho tres niveles separados. El primero para los que parten de cero, que habitualmente son personas mayores que suelen tener además un ritmo de aprendizaje más lento porque no están tan acostumbradas a estudiar como los jóvenes.
Luego el segundo grupo está formado por aquellos que tienen alguna noción, aunque sea pequeña, de español o incluso de inglés. Porque son dos idiomas que se parecen más de lo que solemos pensar y comparten un mismo alfabeto. Esto facilita mucho las cosas, pues el ucraniano tiene otra grafía distinta. Es un hándicap que los alumnos de este nivel ya tienen superado, así que no tengo que empezar por ahí.
Y por último hemos conformado un tercer nivel con una sola alumna, pues ella ya tenía a una hermana residiendo en San Vicente y vino con un español más avanzado.
¿A cuántos alumnos ucranianos estás dando clase? ¿De qué edades son?
Al principio eran menos, pero luego fueron llegando más y ahora tengo alrededor de 25. La mayoría son mujeres de mediana edad. También hay varios hombres y mujeres mayores, y dos adolescentes.
¿Cómo están psicológicamente tras haber abandonado su país por una invasión militar? ¿Tienen motivación para aprender español?
Obviamente están pasando un mal momento. Por eso mi objetivo como profesor, aparte de que aprendan español, es intentar animarles. Al principio de cada clase siempre les pregunto qué tal están, y suelo recibir respuestas mixtas. Cuando salen noticias de que Rusia ha bombardeo tal lugar, pues notas que al día siguiente vienen un poco más apáticos. También depende de la situación de cada uno, porque muchos siguen teniendo familiares allí.
Yo les animo a que hablen de lo que quieran e incluso les ofrezco salir de clase si lo necesitan. Siempre intento motivarlos y al final consigo hacerles sonreír. Desde luego sí que te aseguro que todos tienen muchas ganas de aprender español. Algunos incluso me están sorprendiendo por lo rápido que avanzan. De hecho no se ha desapuntado nadie y son muy constantes. Hasta hay quien me hace deberes sin que yo se los mande.
«Cuando sale en las noticias un bombardeo ruso se nota el bajón anímico en la clase»
¿Qué partes del español aprenden mejor y cuáles les cuestan más?
Pues como suele ser habitual en todos los extranjeros la diferencia entre ser y estar les cuesta bastante, ya que en ucraniano no existe. También la flexión verbal, pues en español y en las lenguas románicas en general es bastante complicada. Lo de que haya tantos tiempos y formas verbales diferentes… es un mareo para ellos.
Lo que más rápido aprenden por supuesto es el vocabulario que necesitan para su día a día como los números, los colores o los productos básicos.
¿Van a percibir algún título?
Es un curso voluntario en el que no hay exámenes, pero sí se les dará un certificado de asistencia si acuden al 80% de las clases. Esto puede ayudarles a la hora de buscar un trabajo.
«Queremos que este curso de dos meses se convierta en un curso anual»
¿Qué planes de futuro tienen? ¿Quieren regresar a su país o se plantean quedarse en España?
Depende un poco de cada caso. Los que son más mayores asumen en el fondo que se van a quedar aquí, mientras que los más jóvenes te dicen que desean regresar a Ucrania en cuanto termine la guerra.
El curso actual termina en junio. ¿Seguirá habiendo clases de español para ucranianos si la guerra continúa?
Desde la dirección de la EOI y la Concejalía de Educación se está haciendo fuerza para poner un curso anual que sea más estable. A mí me gustaría mucho poder quedarme en San Vicente y seguir con mis alumnos. Ahora ya los conozco y hemos creado un ambiente de trabajo muy bueno. Así que quiero continuar ayudándoles.
De momento este curso todavía no ha finalizado y todos los refugiados ucranianos que hayan llegado a esta zona pueden apuntarse gratuitamente a través de la EOI. Yo quiero agradecer al Ayuntamiento porque desde el principio nos han donado material escolar y se han puesto a mi disposición para cualquier cosa que pudiera solicitarles. No todos los ayuntamientos se solidarizan así con los refugiados.