Entrevista > José Soriano / Bailarín y coreógrafo (Alicante, 29-enero-1972)
El pasado mayo se celebró el festival ‘Mutxamel en danza’ y su gran protagonista fue José Francisco Soriano Bautista. El histórico bailarín recibió un sentido homenaje por parte del municipio y de antiguos compañeros del gremio que acudieron desde diferentes rincones del país para acompañarle.
Si bien es alicantino de nacimiento y se crió en Busot, desde hace años José Soriano reside en Mutxamel. Aquí regenta una conocida academia de danza que cuenta ya con unos 150 alumnos entre niños y adultos. Aprovechamos este merecido homenaje institucional para repasar su ilustre trayectoria conquistando los escenarios de medio mundo.
¿Cómo empezaste con esto de la danza?
Empecé muy pequeño con ocho añitos en mi colegio Fundación Antonio Bonny de El Campello. Luego conseguí una beca para estudiar en el Conservatorio de Danza de Alicante y bailaba también en el ballet de José Espadero. Era una rutina tremenda: Colegio, conservatorio y ensayo cada día. Como terminaba muy tarde y en aquella época no había autobús nocturno a Busot, el propio Espadero convenció a mis padres para adoptarme y dormir en su casa.
«De niño quise dejar el baile porque algunos compañeros de clase se burlaban de mí»
¿Tu entorno familiar aceptó bien que el niño quisiera bailar o te pasó como en ‘Billy Elliot’?
La verdad es que muy bien. Mi madre siempre ha sido muy cantarina y amante del folclore así que ella estaba encantadísima (risas).
Con los que sí tuve problemas fue con mis compañeros del colegio porque se burlaban de mí. De hecho te confieso que estuve a punto de dejar el baile por este tema, pero mi madre fue quien me convenció o incluso obligó para que siguiera. Recuerdo que me llevaba a la fuerza hasta el Conservatorio aunque yo estuviera llorando. Se lo agradeceré siempre porque si no fuera por ella y mi padre hoy estaría dedicado a cualquier otro oficio. Luego ya con el tiempo muchos de aquellos compañeros se disculparon personalmente conmigo.
¿Cómo fue tu debut?
Cuando tenía unos 17 años el coreógrafo Rafael Aguilar le llamó a Espadero porque necesitaba un bailarín jovencito de escuela bolera pues su compañía iba a interpretar la ópera ‘Carmen’ en una gira internacional. Total que Espadero me llevó a Madrid y pasé la prueba. Estuve haciendo ‘Carmen’ durante meses primero a modo zarzuela en España y luego nos fuimos a Japón.
Luego al regresar me empezaron a salir contratos. Trabajé en diferentes papeles con muchos artistas y compañías como María Rosa, Antonio ‘el Bailarín’, Marienma, el Teatro Sotomayor, la Federación de Teatros Nacionales de España, Alberto Lorca, el Camborio… En general hacía danza española en sus cuatro especialidades: Bolera, folclore, danza estilizada y flamenco.
«La danza es la gran olvidada en la inversión cultural de España»
¿Cuál dirías que es la actuación que recuerdas con más cariño?
Pues sinceramente aquel papel de ‘Carmen’ lo recuerdo con mucho afecto. Había un momento en el espectáculo en el que de repente se paraba toda la obra… y aparecíamos una bailarina y yo como si fuera un flash rememorando cuando Carmen y don José eran jóvenes. Era una pieza de escuela bolera que interpretábamos delante de todos los bailarines, los cuales se quedaban quietos. Eso me marcó muchísimo.
Por supuesto también algunos papeles muy importantes que me dio Antonio ‘el Bailarín’ como en ‘El Sortilegio de los Collares’ que fue coreografiado para el Ballet Nacional de España. Igualmente con Pedro Azorín me dieron grandes papeles en jota y folclore.
En realidad lo que más me ha marcado es haber trabajado con estos enormes mitos de la danza y que me dedicaran su tiempo a enseñarme.
¿Llevas la cuenta de cuantos países has estado?
Pues ahora mismo me vienen a la cabeza Japón, Alemania, Austria, Egipto… Recuerdo especialmente un festival en Sibiu (Rumanía), uno de los principales de danza en el mundo. Nosotros actuamos en el teatro de la ciudad, pero había incluso actuaciones en la calle a lo largo de todo el día. Además nos atendieron muy bien, desde que llegamos siempre con personal a nuestra disposición para desplazamientos y demás. Nada que ver con España.
En estos países exsoviéticos hay muchísima tradición de danza y ballet. Supongo que en España estamos a años luz, ¿no?
Es así. Ya en cuestión de inversión cultural en España siempre solemos andar con migajas. Y encima es que la mayor parte se invierte en otras actividades, a las que por supuesto respeto muchísimo, pero la danza somos los grandes olvidados.
Si aún con poquísima inversión hemos logrado traer a bailarines que son unos pedazo de profesionales al Aula de Cultura para hacer grandes espectáculos de danza en Mutxamel, imagínate lo que se podría hacer si tuviéramos la mitad que les dan a otros. Al final nosotros acabamos invirtiéndolo todo, incluso aún sin ganar dinero, con tal de que todo salga bien.
«José Luis Moreno nos ha dado muchísimo trabajo al gremio de la danza»
De hecho el festival de Mutxamel parece cada vez más consolidado, ¿no?
Sí, y quiero aprovechar para agradecer a la Concejalía de Cultura y su concejal Rafael García Berenguer porque año tras año ellos sí están apostando por una danza de calidad. Igual que al alcalde Sebastián Cañadas pues de alguna forma también propicia que esto se materialice. Yo espero que sigamos creciendo en los siguientes años.
Volviendo a tu trayectoria, a principios de los años 2000 diste el salto a la televisión de la mano de José Luis Moreno.
Sí. Trabajé en el programa de ‘Noche de fiesta’ y también hice algunas galas de Nochevieja. Luego el propio José Luis Moreno me ofreció llevar los espectáculos de la zona de Iberia en Terra Mítica. Además en aquella época cuando se cerraba el parque de atracciones al público por la noche se grababa allí un programa nocturno con Bertín Osborne en el que también colaboré.
Así que mi vida era un ir y venir de Madrid a Alicante. Ensayábamos aquí, grabábamos aquí… y vuelta a empezar.
Por aquella época se bailaba mucho más en televisión que ahora, ¿no?
Yo creo que todo era por José Luis Moreno. Es una persona que nos ha dado muchísimo trabajo y oportunidades al gremio. De hecho yo ya había hecho zarzuela con él incluso antes de mi época televisiva.
Recuerdo que en ‘Noche de fiesta’ trabajábamos un grupo de danza española junto con otro de ballet moderno. Nos solíamos turnar para hacer el opening cada semana, pero siempre con colaboración mutua. Y además participábamos también en las actuaciones musicales de los muchos artistas que pasaron por el programa.
«Debuté haciendo la ópera ‘Carmen’ y poco después ya estaba actuando en Japón»
¿Por qué llega un momento en el que decides fundar una escuela en Mutxamel?
Yo sabía que tarde o temprano iba a acabar en la docencia. Para empezar tengo las rodillas destrozadas, lo cual es algo común entre mis compañeros de profesión. Hay quien tiene la espalda hecha polvo, los hombros, etc. Esto pasa factura al cuerpo.
Además ten en cuenta que el estar siempre viajando supone no poder ver apenas a tu familia. Y más yo que me fui a Madrid siendo muy joven. Ya me apetecía disfrutar un poco de mis padres y hermanos.
Aún así sigues bailando de tanto en cuanto, ¿no?
Sí, pero es diferente porque ahora solo lo hago cuando yo quiero. Si me apetece crear, pues creo. Pero ya sin esa obligación de tener que hacerlo por sobrevivir.
Realmente abrí la escuela buscando una mayor tranquilidad para mi vida. Aunque te confieso que en el fondo nunca la encuentras del todo, porque llevar un negocio también son historias y problemas. Aún así, esto es muy diferente a aquella vida actuando por escenarios de España y el mundo.
¿Cuándo fundaste tu escuela de danza?
Pues hará unos 25 años que abrí la primera escuela en Mutxamel. En aquel momento yo todavía trabajaba en Madrid con José Luis Moreno así que delegaba un poco las funciones a otros profesionales. Luego unos diez años más tarde cerré aquella escuela para fundar la actual.
«Abrí la escuela en Mutxamel buscando tranquilidad y poder pasar más tiempo con mi familia»
¿Tenéis alguna actuación en breve?
Este 25 de junio tenemos la gala de fin de curso que será en el Auditorio. Luego ya en verano realizaremos algunas actuaciones más dentro del Circuito de Artes Escénicas de la Diputación de Alicante.
Además has trabajado para varios conservatorios… ¿sigues haciéndolo?
Sí. He sido profesor en el Conservatorio Profesional de Alicante, el de San Vicente del Raspeig, el de Valencia y en el Superior de Alicante. De vez en cuando me llaman todavía para hacer alguna sustitución.
¿Ha cambiado mucho la forma de enseñar danza desde tu juventud?
Mira yo tuve la suerte de tener a Espadero como maestro, que aparte de enseñarme técnicas también me inculcó muchísimo el amor a la danza. Yo me escapaba de las clases porque no quería estudiar, solo bailar y bailar.
Yo ahora veo que ahora hay mucho profesor… pero muy poco maestro. Ellos te enseñan a bailar sin enseñarte lo más importante, a amar lo que haces. Por supuesto esto no quiere decir que todo el mundo sea así, pero en general es lo que percibo hoy en día.
Supongo que eso influye en la vocación de los aprendices…
Sí. Yo recuerdo que cuando acabé la carrera en el Conservatorio de Danza estaba deseando salir fuera a probar en compañías y bailar en los escenarios. Sin embargo ahora terminan… ¿y qué hacen? Pues suelen tener una obsesión por estudiar y estudiar. Que si hay que sacarse el superior, hacer oposiciones, etc. Les veo más preocupados en obtener una plaza que en disfrutar de verdad de la danza. Les falta ese rodaje que solo te da el pisar escenario.
El 25 de junio la Escuela José Soriano celebra su espectáculo de final de curso en el Auditorio de Mutxamel
¿Cómo se coció el tema de tu homenaje?
Esto fue que por mi 50 cumpleaños mi socio Joaquín Ponce quería hacer algo. Yo siempre le he contado historias, como hoy te las he contado a ti, de con quién he trabajado y mi trayectoria. Así que él fue tomando notas en secreto y se propuso llamarlos para que vinieran a Mutxamel (risas). Evidentemente no pudieron venir todos porque son muchos, pero sí acudieron unos cuantos.
Son personas que fueron muy importantes en mi vida, con algunos incluso llegué a compartir piso, y en los momentos duros siempre nos apoyábamos mucho. Así que fue muy bonito reencontrarnos.
Deben de tener un buen recuerdo tuyo para que hayan querido venir.
Hombre, pues yo creo que sí (risas). Algunos incluso se quedaron una semana por aquí y estuvimos recordando los viejos tiempos. Lo he disfrutado muchísimo. Cada uno me ha marcado a su manera.
Ten en cuenta que cuando vivía en Madrid era un crío y pasé por épocas duras. Tener a estas personas que me ayudaron fue vital. ¿Cómo no me van a marcar? Incluso aunque estemos años sin vernos porque cada uno tenemos nuestra vida, pero sé que siguen estando ahí.