La playa de València (la Malvarrosa) se encuentra ya a pleno rendimiento. Aunque colegios y universidades todavía no han terminado el curso, y ni tan siquiera las vacaciones laborales han dado los primeros pasos, es una evidencia que la gente en València ya quiere sol y mar.
Concluida la intempestiva climatología de uno de los marzo más lluviosos que se recuerdan en la ciudad, la estampa de la playa ha cambiado drásticamente. Raro es que cualquier tarde de la semana la gente no acuda en masa a pie de playa dejando el centro lentamente deshabitado. Qué decir de los fines de semana, donde el centro de València arroja ya una imagen semiestival.
El ecuador del mes de mayo ha marcado el punto de inflexión. A partir de ese instante, aún en primavera, desde el Puerto hasta la Patacona la estampa de las playas es ya de pleno verano.
Casi cuatro kilómetros
Alrededor de cuatro kilómetros separan el inicio del paseo marítimo de València con las aguas de la Patacona. Administrativamente hablando, la Patacona pertenece a Alboraya, término limítrofe a València. No obstante, el imaginario colectivo valenciano considera esta playa como la prolongación natural de la Malvarrosa.
El Puerto de València goza, desde la celebración de la Copa América en la ciudad, de una serie de locales de ocio que se ven coronados por el Marina Beach Club. Este local se presenta a sí mismo como “el alma de la Marina de Valencia”.
La inmensa estructura del Marina Beach Club le permite combinar una amplia oferta que va desde un restaurante hasta una sala de música y conciertos, detalle que le posibilita cerrar bien entrada la madrugada.
El Marina Beach Club prolonga sus sesiones hasta bien entrada la madrugada
Desde el Paseo Neptuno
A partir de ese punto arranca la Malvarrosa. Una serie de locales celebran ya el pistoletazo de la temporada estival. A los clásicos pubs del Paseo Neptuno (Vivir Sin Dormir, Destino 56…) se suman ahora los chiringuitos.
Estos ‘garitos a pie de arena’ se asoman a la altura de la discoteca Akuarela, una vez se rebasa La fábrica de Hielo de la avenida Eugenia Viñes. El Beach Bol es el primero sobre la arena. Se trata de una barra a la que principalmente acuden los deportistas que juegan al vóley-playa.
La apuesta municipal aspira a que los usuarios lleguen en transporte público hasta la playa
Restaurantes con chiringuito
La Más Bonita supone el ejemplo de local que empezó como restaurante en el paseo marítimo para finalmente añadir un chiringuito. Restaurante y chiringuito se unen mediante una pasarela que evita abrasarse al cliente. Este tipo de oferta de ocio ha encontrado buen acomodo en la Patacona, a diferencia de la Malvarrosa.
Apenas unos metros hacia el norte llega el BBeach. Mantiene los colores pastel de La Más Bonita, pero apuesta más por los tonos rosados. Este local, además, se beneficia de una gran techumbre que le permite cobijar gran cantidad de comensales.
Patasur se encuentra a sólo unos metros. Más pequeño en dimensiones, su oferta se dirige sobre todo al cliente de paso que sólo busca un refrigerio para el camino.
El imaginario colectivo valenciano considera la Patacona como una extensión de ‘la Malva’
Al estilo de los antiguos merenderos
El merendero La Playa de Moda aúna en su nombre comercial toda la información que el usuario necesita saber. Por un lado, pretender ser el local de referencia en esta parte del litoral valenciano. Por otro lado, su especificidad: recuperar la estética de los merenderos de antaño.
El Chiringo es el penúltimo local del largo paseo marítimo antes del tránsito asalvajado que lleva hasta Port Saplaya. Sus tonos corporativos recuerdan un poco a Patasur. Su oferta no descansa en una mera barra de paso, pues goza de una buena techumbre con gran cantidad de mesas y sillas.
Y al final… El Ocho
En el extremo opuesto aparece El Ocho. Se trata del último chiringuito al norte de la Patacona. Aunque ha sido de los últimos locales que han aparecido en la misma arena de playa los últimos años, El Ocho suele mantenerse abierto hasta el mes de octubre.
Esta primavera abrió sus puertas el pasado 19 de mayo. Para llegar el cliente debe recorrer el paseo de la Patacona en su totalidad y coger la última pasarela.
Si el cliente opta por acudir en vehículo privado hasta estos locales deberá resignarse a los lugares de estacionamiento de pago (zona azul) de la primera línea de playa. Es así tanto en la Malvarrosa como en la Patacona. En ocasiones, en las calles más alejadas de la costa se puede sortear el inconveniente de la zona de pago sin tener que caminar en exceso.
El esfuerzo municipal continúa, no obstante, en la línea de que el usuario acuda en transporte público (bicicletas, tranvía y EMT). También existen las diferentes opciones de alquiler de motocicletas y patinetes.