El oasis de Bahariya, situado al oeste del Nilo, en el desierto líbico egipcio, no ha sido esta vez el escenario del descubrimiento de importantes vestigios de la civilización faraónica, sino de algo mucho más antiguo: los restos de un dinosaurio desconocido. La paleontología siempre procura nuevas sorpresas a los investigadores, y esta vez el hallazgo ha sidoel de un abelisáurido, un terrible depredador que formaba parte de una familia de dinosaurios al que pertenecía el terrorífico y gigantesco Tiranosaurio Rex. Y también era enorme. Según algunos expertos, este abelisáurido, que posiblemente vivió hace 98 millones de años, podría haber medido hasta 11 metros de largo y haber pesado hasta 3 toneladas.
El descubrimiento ha sido realizado por un equipo de investigadores egipcios y estadounidenses, que ha anunciado el hallazgo de una vértebra cervical, que los investigadores han bautizado como MUVP 477 y que muy probablemente perteneció a unabelisáurido. Esta superfamilia de dinosaurios terópodos ceratosaurianos vivió desde el Jurásico inferior hasta el Cretácico superior (hace aproximadamente entre 184 y 66 millones de años), en lo que hoy es Sudamérica, Asia, África, Francia y Australia, según un estudio publicado en la revista científica Royal Society Open Science, realizado por investigadores egipcios y de las universidades de Ohio y Michigan y del Museo Carnegie de Historia Natural, en Pittsburgh.
Pero ¿cómo qué aspecto tenía este animal? «Basándonos en la anatomía comparada que hicimos de nuestro material, que se corresponde a la décima vértebra cervical, sabemos que tenía realmente una cara de bulldog, con los dientes muy afilados, un enorme cráneo y los brazos muy pequeños», explica Hesham Sallam, director del estudio y fundador del Centro de Paleontología de Vertebrados de la Universidad de El Mansoura (Egipto) . «Los dinosaurios carnívoros también se caracterizaron por su cuello corto, cara y cráneo enormes, y una gran cola que les permitía correr rápido y perseguir a sus presas», añade Sallam.
Los investigadores explican que en aquellos lejanos tiempos, el oasis de Bahariya destacaba por ser un lugar donde vivían una gran cantidad de dinosaurios carnívoros, en algún caso excepcionalmente grandes, pero también por la escasez de herbívoros, algo parecido a lo que sucedía en la formación geológica de Kem Kem, en el oeste de Marruecos, y en la formación de Elrhaz, en Níger. Asimismo, este hallazgo guarda una gran similitud con los restos de otros dinosaurios encontrados en Madagascar y en América del Sur, lo que ofrece a los investigadores más evidencias acerca de la formación de los actuales continentes. «Es el tipo de evidencia clara de que la fragmentación entre continentes ocurrió en una secuencia en la que Madagascar se separó primero del [bloque continental] de Gondwana, nuestro continente, y más tarde vino la separación entre América del Sur y África. Porque sus fósiles son muy similares a los nuestros», afirma Sallam.