Una afición compartida. Es, aparte de la amistad, lo que une a Jorge Campello Pérez, desde la directiva de la Unión de Asociaciones Silvestristas Ornitológicas (UASO), y a Vicente Blasco Agulló, presidente de la Asociación Ornitológica Virgen del Carmen de Santa Pola, además de vicepresidente de la UASO. La afición es la de la crianza de pájaros y adiestrarlos para el canto.
Ambos han obtenido ya galardones por ello. Y ambos, desde sus cargos en las diferentes asociaciones, se dedican también a canalizar las aficiones de otras muchas personas que comparten un pasatiempo que no deja de poseer además sus resabios ecológicos. Aunque ya veremos que no todo es alegría en lo que técnicamente se llama silvestrismo ornitológico (relativo a las aves).
La cría de pequeños cantores
El silvestrismo, según la definición canónica, no es más que “la afición a la captura y cuidados en cautividad de ciertos pájaros de campo, pertenecientes a la familia de los fringílidos, con el objeto de su adiestramiento al canto”. Para cercar más de qué va el asunto, señalemos como fringílidos ‘clásicos’ canarios, jilgueros y pinzones. Desde la UASO acotan a jilgueros, garrafones, pardillos y verderones.
Aunque los estatutos de los concursos estén abiertos a que se trate de aves silvestres o mixtas, veremos que lo de la captura ya no se puede ejercer desde dos años antes de la pandemia, que por cierto afectó bastante en este caso, ya que de entrada impidió la celebración de los concursos cuya temporada abarca de enero hasta mayo.
Los concursos se celebran desde enero hasta mayo
Un ramillete de asociaciones
En la actualidad, la UASO, ubicada en Santa Pola, está formada por las asociaciones ornitológicas silvestristas Virgen del Carmen de Santa Pola, Valle de Elda, de Petrer, Vega Baja de Almoradí, Baix Vinalopó de Elche, El Oriol de Orihuela, Virgen de la Asunción de Elche, Canaricultora La Llucmajorense y Los Ángeles Cantores de Alicante, más los clubes políticos silvestristas Palmesano y Alcudienc. Once en total.
Para apuntarse de modo digamos que profesional, cabe informar de que la cuota anual es de unos cincuenta euros, como en el caso de la asociación santapolera, de los que unos treinta van para gastos federativos. “Somos asociaciones sin ánimo de lucro”, explica Vicente Blasco. “Así que lo que paga el socio va para gastos, organización, trofeos, nada más. Aquí no se trata de ganar nada”.
Desde 2018 está prohibida la captura de cualquier ave
Directrices europeas
“Esto es una afición”, tercian ambos, “que nuestros abuelos ya practicaban”, matizan. Hará unos cuarenta o cincuenta años que aparecieron los concursos, pero en la actualidad hay novedades. Como señala Campello, “desde 2018 no nos dejan capturar, así que nos hemos dedicado a la cría en cautividad”. Lo hacen siempre, como todas las actividades a las que se aplican, en contacto con los respectivos apartados de Medio Ambiente.
“En la Unión Europea no se prohíbe la caza de ninguno de los animales con los que trabajamos si no está en peligro de extinción”, señala Blasco, “y luego ya dejan a cada país ejecutar la ley según las necesidades. Pero creo que con la captura afectábamos nada más que a un cero coma cero cero cero… no recuerdo, pero era muy muy poco, casi inexistente, porque se trata de especies de las que existe una gran abundancia de ejemplares”.
En la actualidad, en Santa Pola hay un centenar de socios
Realidad española
En España la ley en cuestión es la de animales de compañía, considerada por muchos expertos (dentro y fuera del país y pese a que reparen todos en que es necesario legislar ese tema, para no seguir considerando objetos a las mascotas), como muy restrictiva, y que está previsto que se complete a finales de este año con la de Protección y Bienestar Animal. En este caso, se limita el número de animales de compañía en casa a cinco.
También prohíbe los actuales parámetros para comerciar animales en tiendas de mascotas y la exposición de estos al público. Además, limita la venta de animales a criadores profesionales autorizados, y regula que la cesión de aquellos entre particulares tendrá que ser “gratuita y quedar reflejada por contrato”.
Situación actual
“Son decisiones más políticas que verdaderamente ecológicas”, sigue Vicente Blasco, “porque en la ornitología, por ejemplo, nosotros siempre nos hemos regido por lo que toda la vida se ha dicho sentido común y coherencia”. En la actualidad, a título federativo, como UASO, se contabilizan unos quinientos socios, de los que unos cien se encuentran suscritos a la asociación santapolera. “Y no hacemos nada malo, sabemos que si un pájaro canta en su jaula es porque está feliz”, reflexiona Blasco.
“En realidad eran unos doscientos”, matiza Blasco, “pero con la ley de 2018 se fueron la mitad. Ten en cuenta que a unos les gusta más la captura y otros más la crianza, así que los que preferían lo primero se borraron, mientras que los que iban por lo segundo, o por ambas cosas, permanecieron”.
Ahora se encuentran ya enfrascados en la próxima temporada, los nuevos concursos (inscribirse cuesta cuatro euros, por supuesto que ya federado), más tranquila, más canora.